Abrí mis ojos y noté que mi cuerpo estaba cubierto de sudor y de pronto, el sueño se me vino a la mente.
Debía llamar urgente a Aryan.
Al tercer pitido, Aryan atendió.
—Buenos días, Loa— respondió adormilado.
—Disculpa la hora, pero debo decirte algo, ¿podemos encontrarnos en el café?— mi respiración sonaba agitada.
— ¿Te encuentras bien?— preguntó con preocupación.
—Yo sí, pero Keb corre peligro.
—De acuerdo, te veré allí.
Colgué la llamada y me dirigí al lavabo. Lavé mi cara, realicé mis actividades matutinas y luego de cambiarme me dirigí hacia el café.
Aryan y yo nos encontrábamos sentados en las mesas exteriores del café, no quería que nadie oyera lo que tenía para decirle.
Me mantuve en silencio por un tiempo, no sabía por dónde comenzar.
Tomé aire y comencé a hablar.
—Se trata de Keb...Tuve un sueño con él en la noche, es decir, solo se que es el porque dicen su nombre.
Él cerró sus ojos y los abrió rápidamente.
—¿Qué ocurrió en él?— preguntó aun sabiendo lo que iba a decirle.
—Está secuestrado en un sótano. No pude ver sus rostros, pero no dudo de que sean ellos, dijeron que ya no iba a poder realizar el testimonio por lo que estoy segura de que son ellos. Lo último que oí, fue el sonido de un disparo— incliné la cabeza.
—¡Van a matarlo, debemos hacer algo!— su tono se alteró— ¡Dime que sabes dónde esta!, lo viste, ¿verdad?
—Sé que no estamos en posición de hacerlo, pero primero tenemos que calmarnos y pensar las cosas en frío, te traeré algo para beber.
Aryan tomó su cabeza entre sus manos claramente preocupado.
Fui hasta la cafetería y le preparé el Latte, aún no le contaba el resto del sueño.
Volví a él cuándo el café estaba listo.
—Gracias— respondió.
Me quedé en silencio unos segundos.
—No he visto dónde está, solo pude ver una habitación con unas escaleras a los lados por lo que podría ser un sótano, pero hay algo más que ocurrió en el sueño— tomé aire— Él se dirigió hacia la unidad siguiente, la unidad de la vecina con la que hablamos, allí vive un joven también y le entregó su teléfono, le dijo que si no volvía a casa, hablará contigo y te entregara el teléfono, solo dijo que podía entregártelo a ti.
— ¡Debo ir hasta allí!— se levantó, le dio un sorbo a su café y se dio la vuelta para marcharse, dio unos pasos y se detuvo, volvió a dar la vuelta— Loa— llamó.
Yo lo observé.
—Vamos a encontrarlo así que no te preocupes demasiado, ¿si?— consoló.
Yo le regalé una sonrisa y asentí.
POV ARYAN
Subí rápidamente al coche y me dirigí hacía el complejo de apartamentos, caminé hacia la unidad 2803.
Toqué el timbre y esperé a que me atendieran.
Pasaron unos minutos hasta que volví a tocar el timbre, pero al parecer no había nadie en casa.
Di unos pasos hacía la unidad de Keb y me apoyé sobre la entrada.
"¿Dónde estás, Keb?" pregunté en tono alto y me quedé allí por unos momentos, frustrado, pensando en cómo ayudar a Keb, a Mila, a Loa.
En ese momento mi teléfono sonó, un mensaje había llegado.
"Buenos días, agente Frago, mi nombre es Deian Ozamiz, un vecino de Keb. Hay algo que él me pidió que le entregará, por favor encontrémonos mañana"
Respondí de inmediato.
"¿Eres su vecino?"
Esperé durante unos minutos, pero no hubo respuesta por lo que opté por llamarlo.
Él atendió luego de unos cuantos tipidos.
—No puedo hablar durante mucho tiempo solo dígame dónde podemos encontrarnos mañana— dijo la voz al otro lado del teléfono.
—Iré hacia a ti, tú dime dónde.
—Ven al conjunto de apartamento, al estacionamiento, hablaremos allí— y colgó la llamada.
Lo primero que pensé fue en lo que dijo Loa, era cien por ciento seguro que se trataba de su vecino.
Una llamada llegó en esos momentos. Era Loa.
—Loa ¿pasó algo?
—Hay algo que olvidé decirte, ¿estás en el apartamento?
—Sí, pero no había nadie en casa, pero recibí un mensaje de un Deian Ozamiz, pero lucía realmente misterioso, luego lo llamé y él dijo que no podía hablar durante mucho tiempo por lo que solo dijo que nos encontremos mañana.
—Sí, ¡Deian!, he oído ese nombre en el sueño, se trata de su vecino.
—Sí, es lo que creí, pero ¿qué olvidaste decirme?
—Hay un cómplice, Bowa, creo que es otro de sus compañeros.
-----FlashBack-----
— ¿Dónde está Keb?— pregunté rápidamente.
—No lo sé, solo lo vi por la mañana, se ha salteado las clases.
— ¿Sabes dónde vive?
—No somos tan cercanos, pero he oído que vive en un complejo de apartamentos aunque no estoy seguro de donde sea.
—De acuerdo, vuelve a clases.
-----FinFlashBack-----
Sonreí irónicamente.
—Claro, tiene todo el sentido, así descubrió que íbamos tras Keb.
En ese instante otra llamada llegó a mi teléfono. Era Canek.
—Loa, debo atender otra llamada, luego hablamos— y colgué.
Tomé la llamada de Canek.
—Aryan, ¿dónde estás?, encontrémonos— se oía preocupado.
—¿Algo ha pasado?— pregunté en el mismo tono.
—Hay algo que debes ver, ven a la estación— y colgó.
Salí de allí y me dirigí a la estación.
Canek estaba esperando en la entrada.
—¿Qué debes mostrarme?
—Ven conmigo— se limitó a responder.
Nos dirigimos a la sala de interrogación.
Una computadora se encontraba encendida junto con un teléfono al lado, el teléfono de Mila.
Un vídeo comenzó a reproducirse en el computador.
La imagen se veía en negro, pero las voces se oían claramente, acompañados de una respiración nerviosa.
—Te he dicho claramente que no te metieras conmigo— dijo una voz masculina.
Unos sollozos de una joven se oyeron en respuesta.
—Iba a dejarte libre, pero has cometido un grave error.
—¿Dé que hablas?— se oyó la voz de la joven en continuos sollozos.
—1,5,0,7— le respondió en un canturreo— La policía llegó a la casa de Biel preguntando por él aquel día, ¿por qué crees que ocurrió eso? Simple, abriste la boca.
—¡Yo no he dicho nada!— se defendió.
Ese momento se oyó un sonido como si algo hubiera caído al suelo.
—¿Qué crees que haces, Neo?— preguntó una voz acusadora— Eres hombre muerto— y la grabación terminó.
Tomé mi cabeza entre mis manos.
—¡Entonces, este no es el teléfono de Mila, es el de Neo!... Envíame el vídeo a mi teléfono y deshazte de él— pedí.
Canek asintió.
—Nadie puede ver este vídeo, te lo pido por favor.
—No te preocupes, ¿hay algo que pueda hacer para ayudar?
—Te lo agradezco, pero he prometido a mi padre que dejaría fuera a la estación y ya has hecho demasiado.
—Déjame ayudarte, no podrás hacerlo tú solo— insistió.