Había llegado al límite tanto física como emocionalmente.
Pero no iba a permitir que lo que le habían hecho quedará en el olvido.
Con su rostro oscurecido tomó un marcador negro de su mochila y se dirigió hacía el lugar donde había comenzado su pesadilla, el galpón ubicado detrás de la preparatoria y sobre uno de los pupitres dibujó cuatro dígitos.
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Escrito en el tamaño adecuado para ser visto y jamás ser olvidado.
Acto seguido se dirigió hacia la terraza del edificio principal, se encaminó hasta el final de ella y se posó sobre la superficie de la misma. Una delgada línea imaginaria la separaba del cielo y la tierra.
Con su rostro cubierto de lágrimas, contempló el lugar que sea había vuelto el mismo infierno.
Cerró sus ojos y lo último que sintió fue el viento golpeando con fuerza en su rostro antes de que su corazón dejara de latir.
...
— ¿Por qué ellos creían que ibas a hablar y sobre todo porque luego de casi un año lo meterían en prisión?, no tiene sentido.
—La policía había llegado a la casa de uno de ellos y pensaron que yo tenía algo que ver y no iban a dejarme así de fácil, solo yo sé lo que hicieron.
—Entonces, ¿fue por crueldad lo que te hicieron?
— ¿Crueldad?— sonrió con ironía— Es una palabra que ni siquiera se les asemeja, están más allá de todas las palabras horrorosas que puedas conocer y lo peor es que van a seguir cometiendo crímenes libremente.
Apoyé una mano sobre su hombro.
—Prometo atraparlos y encerrarlos, mis palabras no son solo palabras al aire, lo prometo.
Ella bajó la mirada.
— ¿Está bien si aún no confió en usted?, he perdido la confianza en la policía y en las personas en general— sonó más como una disculpa.
—Yo tampoco confiaría en nadie más luego de lo ocurrido, pero yo no te dejaré y prometo que pagarán por lo que le hicieron a Rea, para entonces puedes confiar en mí— asegure.
Subí al auto y me dirigí al café.
Tomé el teléfono de Keb y fui en busca de Loa.
En cuanto la vi le hice un gesto para que se acercara.
Me senté en el exterior del café y esperé a que Minji viniera.
Ella se sentó frente a mí.
—Mira esto— saqué mi teléfono y le mostré el vídeo encontrado en el teléfono de Neo— Fue grabado con el teléfono de Neo, a él le pertenecía el teléfono, no a Mila y otra cosa, ¿recuerdas los números 1507?
Loa asintió.
—Es una fecha, ocurrió el año pasado en la preparatoria N.F. Una compañera de Mila cometió suicidio gracias a que ellos abusaron de ella. Tras no soportarlo y con la policía que le dio la espalda, tomó esa decisión... Creí que se trataba de unos jóvenes que cometieron un crimen, pero han ido demasiado lejos.
—Primero salvemos a Keb.
Una llamada llegó, era Canek..
—Aryan, escúchame, continúe analizando los datos del teléfono de Keb y he rastreado una dirección, es una locación a nombre del señor Baene, yo me dirigiré hasta allí, te enviaré la dirección y te veré allí.
—Bien, realmente te lo agradezco, Canek.
Me levanté de inmediato.
—Hay una posible locación a nombre del señor Baene en donde podría estar Keb.
—Déjame ir contigo— pidió.
—Loa, es peligroso, yo voy a llamarte — no di lugar a que respondiera y me dirigí hacia el auto.
Subí al auto y en ese momento Canek envió el mensaje con la dirección y me dirigí hasta allí. Tomé un atajo y fui a la mayor velocidad posible.
Llamé a Canek diez minutos después.
—Aryan, ¿has llegado?
—Aún no, no llegues con las sirenas encendidas, si se encuentran allí podrían tratar de escapar.
—Copiado, nos vemos allí.
Llegué veinte minutos después y Canek llegó junto conmigo.
Ante nosotros había un galpón, un galpón a nombre del señor Baene.
—Esperaba algo más lujoso— comentó Canek.
—Es aún más sospechoso, vamos a rodearlo, ten cuidado.
Él asintió.
Con precaución rodeamos el galpón y nos adentramos en él.
Un sonido de bala se oyó desde el fondo del galpón.
Nos apresuramos hacia el sonido y Canek sacó su arma reglamentaria.
Nos topamos con una puerta, nos ubicamos a los lados y Canek hizo una señal para nos detuviéramos.
—Yo iré, puede ser peligroso— dijo Canek— Tú estás desarmado.
Me crucé a su lado.
— ¿Estás demente?— susurré— Iré contigo y no vas a poder evitarlo.
— ¡Aryan!— regañó— Estoy hablando en serio.
—Yo también hablo muy en serio.
—De acuerdo, pediré refuerzos, ¡no te muevas!— pidió.
El tiempo era clave, no podía esperar.
Silenciosamente abrí la puerta y me adentré. La habitación se encontraba totalmente a oscuras. Una escalera se encontraba justo en la entrada. Me apoyé sobre el muro y esperé un momento. Se oían unas voces a lo lejos.
Caminé lentamente para alcanzar el primer escalón, pero antes de alcanzarlo, una mano me tiró hacia atrás y me sacó de la habitación.
—¿Qué crees que haces?— dijo Canek molesto— ¡Están armados y tú no!, ¿no has aprendido nada en la academia?— suspiró— Los refuerzos vienen en camino.
Sin embargo, dio unos golpecitos sobre mi hombro.
—Te has vuelto realmente valiente.
Él soltó una sonrisa.
No paso mucho tiempo hasta que los refuerzos llegaron.
—Tú quedas fuera de esto— ordenó Canek.
Formé una sonrisa.
—¿Y crees que voy a obedecerte porque? —pregunte divertido— Keb, la persona que probablemente se encuentra dentro, está en peligro y prometí salvarlo.
—¡Yo lo haré!— hizo un gesto para que los refuerzos ingresen.
Ellos entraron abruptamente en la habitación y no iba a quedarme allí esperando.
Fui detrás de ellos.
— ¡Policía, pongan las manos arriba!— ellos apuntaron con sus armas.
Se acercaron hacia tres de ellos y los esposaron.
Al final de la habitación se encontraba Keb atado de manos y con un pañuelo en la boca. A un lado se encontraba inconsciente un joven rodeado de un charco de sangre.
Me acerque rápidamente a Keb y lo desate.
—Gracias a Dios, te encuentras bien— lo abracé.
Él me correspondió el abrazo pero lucia desganado, sin fuerzas.
—Gracias por no haberme abandonado— respondió con las pocas fuerzas que tenía.
Los detectives se acercaron hacia el joven inconsciente.
— ¿Quién es?— pregunté a Keb.
—Es Neo, acaba de ser baleado.
—Tiene pulso, llamen a la ambulancia— pidió Canek— ¿Te encuentras bien?— preguntó a Keb.
—Sí, estoy bien.
—Bien, llévalo a la estación, iré enseguida para allí, yo tomaré el caso— pidió.
—Pero mi padre va a despedirte— le recordé.
—Espera aquí— dijo él.
Canek salió de la habitación.
—¿Cómo sabes que esto iba a ocurrir?— pregunté a Keb.
—Has visto los mensajes, ¿verdad?— yo asentí— Han estado amenazándome desde aquel día, solo era cuestión de tiempo hasta que quisieran sacarme del medio, pero aun así debía hacer algo por Mila, lo que no pude hacer antes aunque no sabía lo de Bowa.
—También nos encargaremos de él, no te preocupes.
Canek regresó.
—La prensa viene en camino, el ministro Baene no podrá hacer nada al respecto.
—Gracias.
Él me dio unas palmaditas en el hombro.
—Todo es gracias a ti— dijo Canek— Es tu héroe, niño— dijo a Keb.
Keb sonrió.
Salí un momento fuera de la escena y llamé a Loa.
—¡Dime que son buenas noticias!— pidió en un ruego.
Me silencié.
—¡Aryan!, ¡dime que paso!— se encontraba ansiosa.
—Keb, él... Se encuentra bien, lo salvaste, Loa.
Oí un suspiro, estaba aliviada.
—Y lo mejor, ayudaste a atrapar a Asel, Lian y Biel... Creo que el disparo que oíste en sueños era para Neo, él acaba de ser baleado y va a ser trasladado al hospital.
—Creí que iba a enloquecer— dijo casi en un sollozo.
—Iré a verte más tarde, ya puedes estar tranquila.
—Aryan, yo... Agradezco que hayas confiado en mí, realmente estoy agradecida.
—Y yo agradezco que hayas venido a mí. Mi vida cambió gracias a ti, al fin tiene sentido.
—Al menos salieron cosas buenas de mí "locura"— bromeó.
Yo sonreí.
—Te veo luego, Loa.
Volví hacia la habitación y al rato unas camionetas con la prensa comenzaron a llegar.
—De esta forma no habrá nada que puedan hacer y ya tenemos pruebas más que suficientes— dijo Canek.
Suspire aliviado.
—Gracias.
—¡Deja de agradecerme que no es mérito mío!— bromeó— Llévalo, te veré allí.
Asentí.
Las luces, las cámaras, el ruido y los reporteros comenzaron a inundar el lugar.
La prensa se arrinconó alrededor de Keb.
"Nos encontramos en el sótano en el cual mantenían secuestrado al estudiante Keb Apraiz, el joven que fue víctima de cuatro de sus compañeros de instituto que entre ellos se encuentra el hijo del ministro de seguridad, Miles Baene, llamado Asel Baene"
Tomé a Keb e intenté salir de allí.
Los reporteros colocaron sus micrófonos en dirección a Keb.
— ¿Puedes contarnos lo que pasó?— preguntaron al unísono.
—Lo siento, necesita tiempo, hablará cuando haya descansado un poco— respondí en su lugar.
—Está bien— dijo Keb por lo bajo.
Acomodó su postura y dirigió su mirada hacia los reporteros.
—Solo voy a decirles que cada persona tiene un lugar en el mundo y el lugar de esas personas es la prisión y espero que paguen por cada uno de los crímenes que cometieron y dejen de taparlos con dinero y extorsión hacia la policía que por cierto, eso es corrupción y también es un crimen, eso es todo— me tomó la mano para que saliéramos de allí.
Con dificultad logramos pasar entre los reporteros y llegar hasta el auto donde nos quedamos por un momento allí observando.
Los paramédicos ingresaron al lugar dejando una camilla en la entrada para luego tomar a Neo y ponerlo en ella. Fue llevado al hospital rápidamente.
Minutos después salió Asel Baene, esposado y acompañado de policías mientras la prensa centraba sus cámaras en su rostro y finalmente era llamado por su verdadero nombre, criminal.
—Bien, vámonos— dije.
Keb asintió.
Arranque el auto y salimos de allí.
—¿Te molesta si pasamos por un lugar antes de ir a la estación?, hay alguien que fue clave para encontrarte.
Él asintió nuevamente.
Me dirigí hacia el café.
—Quédate un momento aquí.
Entre al café y me acerqué al mostrador.
—¿No quieres vivir aquí?— bromeó Kaein.
—Que gracioso— respondí irónico— ¿Dónde está Loa?
—Enseguida la llamo, pero, ¿vendrás algún día a ver a tu hermano?, si no vienes por café, vienes por Loa.— reclamó.
—¿Por qué?, ¿celoso?— bromeé.
—Si, claro, por cierto, ¿debo llamarla cuñada?
—Solo llámala si no quieres que te golpee.
Se dio media vuelta y se dirigió hacia la parte trasera.
Loa apareció y sonrió.
—Lo lograste— dijo acercándose hacia a mí.
Sonreí.
—Ven conmigo un momento.
Ella asintió.
La guie hacia el auto.
—Espera un segundo.
Me adentré en el auto.
—¿Puedes salir un momento?— pregunté a Keb.
Keb observó a Loa y ella lo observó a él.
—Tú lo lograste— dije a Loa.
Los ojos de Minji se cristalizaron.
—¿Quieres saber quien es tu verdadero héroe?, ella— dije a Keb— Gracias a ella pudimos salvarte, no estarías aquí si no fuera por Loa.
Keb inclinó su mirada.
—Lo siento, no sé qué decir.
—Es suficiente con verte bien— respondió Loa con un rostro de alivio.
—Gracias— respondió Keb.
—Puedes volver al auto, enseguida nos vamos— dije a Keb.
—Yo...—sus palabras se trabaron— Gracias...
—Loa, mi nombre es Loa.
—Gracias, Loa— dijo Keb y se adentró en el auto.
—Debo llevarlo a la estación y seguramente me hagan declarar por lo que tengo un largo día, nos iremos y luego te llamaré.
Loa se acercó hacia a mí y me abrazo.
Yo correspondí su abrazo.
—Lo hicimos juntos.
Nos separamos y nos despedimos.
Me dirigí hacia la estación policial donde esperamos por Loa.
Él nos tomó la declaración y solo era cuestión de tiempo hasta que los encerraran.
Así fue, Asel Baene fue encerrado junto con Lian Caum y Biel Solina mientras que Neo Orbon cumplía arresto domiciliario en el hospital, ya que se demostró gracias a su vídeo que su participación fue obligatoria y sufría amenazas.
—Quédate aquí, saludaré a un viejo amigo— avisé a Keb.
Me acerqué a Haba.
—Que bueno verte— dije irónico.
Él me observó molesto.
—¿Qué quieres?— preguntó con fastidio.
—¿Sabes quién es él?— señalé a Keb.
Negó con la cabeza.
—Keb, el estudiante que fue secuestrado, y que pudo ser salvado gracias a la ayuda de Canek. Realmente espero que recapacites al respecto o quítate esa placa que solo la tienes de adorno.
Viggo Bowa recibió cinco años de cárcel por la complicidad y el resto de ellos, se pudrirán allí dentro.