Dan se encontraba sentado en la sala de estar mientras se preparaba para la primera comida del día, hasta que momentáneamente se queda estático mirando un punto fijo. Estira su mano tomando un volante imaginario y la otra la lleva a un lado, el lado de la caja de cambios. Gira la cabeza levemente hacia su izquierda y comienza a balbucear.
— ¿Hacia dónde te diriges?— forma una sonrisa— Sube, me dirijo hacia el mismo lado.
Vuelve a girar la cabeza hacia la posición inicial y la mano que tomaba la caja de cambios se movió hacia atrás.
—¿Cuál es tu nombre?— hace una pausa y continua— ¿Qué haces sola por estos lados? ¿No sabes lo peligroso que suele ser el que una dama vague sola? Más aún cuando se encuentra a la espera de subir al vehículo de un desconocido que quien sabe si no puede resultar ser un asesino despiadado?— suelta una carcajada.
Dan se levanta de su silla y da unos pasos hasta llegar al mobiliario de los cubiertos, lo abre con lentitud y toma una de las cuchillas más voluminosas. Se gira hacia la sala de estar y con pasos lentos camina hacia allí con la cuchilla recta. De pronto se detiene y eleva la cuchilla a la altura de sus hombros y lo baja con brusquedad. Dan se sobresalta, la cuchilla se desliza de entre sus dedos y su respiración comienza a acelerarse.
Volvía a sentir la misma sensación de confusión y terror que sintió en el parque.
POV DAN
"Una extensa carretera que parecía no tener fin, era acompañada por un cálido día de primavera. El celeste cielo se podía contemplar en su totalidad y un ligero viento terminaba de completar el agradable clima.
Me encontraba dentro de un viejo vehículo mientras manejaba con un cigarrillo encendido entre mis labios. El humo del mismo se había esparcido en el vehículo, pero el viento proveniente de la ventanilla baja a mi lado, renovaba el aire constantemente.
Una canción sonaba en la radio, la cual tarearaba en mi mente y movía la cabeza a la par de ella.
Unos kilómetros había avanzado hasta distinguir una silueta femenina caminando a un lado de la carretera, mientras hacía autostop y me detuve junto a ella cuando estuve lo suficientemente cerca.
—¿Hacia dónde te diriges?— indagó amablemente.
— Al pueblo más cercano— responde la mujer con la ilusión de haber encontrado un posible transporte que le acorte la cansadora travesía.
Formó una sonrisa.
— Sube, me dirijo hacia el mismo lado.
Con una amplia sonrisa, la mujer abre la puerta del copiloto e ingresa junto con sus pertenencias y regreso la mirada hacia la carretera.
— ¿Cuál es tu nombre?—indagó a la mujer.
—Lo siento, olvide presentarme. Mi nombre es Shayla.
— ¿Qué haces solas por estos lados? ¿No sabes lo peligroso que suele ser el que una dama ande sola? Más aún cuando sube al auto de un desconocido que quien sabe si no puede resultar ser un asesino despiadado?— comento acompañado de una carcajada.
La expresión de la mujer se ensombrece y la observó con diversión.
De pronto todo se torna oscuro y ya no estaba arriba del vehículo, me encontraba en una habitación.
Unos sollozos femeninos se oyen a la distancia y un hedor se adueña de la habitación, el hedor de la sangre.
Sentí un objeto entre mis manos y agacho la mirada hacia la misma, una cuchilla se encontraba sostenida entre mis dedos.
Levanto la mirada y se centra en un punto frente a mí. Observo a una silueta femenina extendida en el suelo, se trataba de la dueña de los sollozos.
Camino hacia ella con pasos lentos y la situación parece divertirme porque siento una sonrisa formada en mi rostro que no puedo controlar.
La distancia se acorta y comienzo a elevar la cuchilla a la altura de mis hombros. Me detengo frente a la silueta y descubro que se trata de la misma mujer que estaba pidiendo un aventón en la carretera.
Me posicionó a su altura y le sonrío antes de que la cuchilla aterrice sobre ella."
El sonido de la cuchilla resonó en cada rincón del apartamento. Dan observa el objeto que acaba de arrojar y traga saliva.
Cae hacia el suelo y toma su cabeza entre sus manos.
— ¿Qué me está ocurriendo?— sus ojos se cristalizan y los cierra momentáneamente a la espera de que todo fuese producto de su imaginación.
Su respiración se vuelve pesada y abre los ojos al cabo de un momento.
Nada había cambiado, el objeto se encontraba en el mismo lugar en donde había caído.
— ¿Qué debo hacer?—la angustia se apoderó de Dan, dejándolo completamente absorto.
Y un recuerdo vino a su mente, el recuerdo de lo que había sucedido la última vez que se había hecho la misma pregunta.
— Un niño ha sido asesinado— respondió en voz alta apenado.
Y pensó en Jay, en que habría sucedido si se lo hubiera contado aquel día cuando tuvo la oportunidad, y pensó que, al contrario de él, Jay creía que todo tenía una conclusión lógica, que nada sucedía inexplicablemente, que en realidad, todo tenía una lógica que podría hasta verse a simple vista y si este era el caso, Dan no estaría pudiendo ver con claridad.
Él tomó su teléfono y entre los contactos buscó el nombre de Jay y redactó en un mensaje.
"Debo hablar contigo. No sé qué está ocurriendo, pero estoy seguro de que tú lo sabrás... Ayúdame, Jay."