Presa de ti ©

Capítulo 8

Ethan

 

Abro los ojos y la silueta de Hannah me tapa la luz de la ventana, parpadeo para enfocar y una vez lo hago, una sonrisa ladina es formada con mis labios. 

Mi zanahoria posicionada de lado y frente a mí, desnuda de la cintura para arriba y dejando que nuestro bebé le empuñe un dedo mientras mama uno de sus pechos. 

- Estas son las mejores vistas con las que he despertado en mi vida  - digo algo ronco gracias a que me acabo de levantar, Hannah respinga y se tapa con la sabana. 

Gruño por eso pero lo dejo pasar. Quedo boca arriba viendo el techo esperando despertarme completamente. 

Siento como a lado de mi Hannah se mueve hasta quedar sentada con Sebastian en brazos y comienza a sacarle el aire. Sigue desnuda, llevo mi mano a su espalda y paso un dedo por toda su columna. 

Su piel sigue estando un poco suave, he notado algunos bultos pequeños por toda su espada, deben ser las cicatrices de los golpes. 

Mi mano cae trayéndome de vuelta, mi zanahoria se ha levantado para salir del cuarto. Frunzo el ceño y la sigo, veo como camina descalza hacia la habitación de a lado. Entra y se mueve hasta la cuna para dejar a un Sebastian dormido en ella. 

- ¿Por qué has salido así? - pregunto en susurro pero dejando notar mi molestia. 

- ¿Eh? - se gira cruzándose de brazos por encima de sus pechos. 

Sale del cuarto y golpeo varias veces el suelo con mi pie, prendo el radio que conecta con el otro que está en el cuarto y salgo despacio. Dejo la puerta enteabierta y ahora sí, echo una furia voy hasta nuestro cuarto. 

La miro salir del armario ya totalmente vestida, va por el radio que se encontraba en la mesita de noche y trata de irse. Respiro hondo y tomo con algo de fuerza su brazo, mira el agarre y después a mi. No hay miedo en sus ojos. 

- ¿Qué paso? - dice tranquila, alzo ambas cejas - Ethan...me lastimas - se remueve y aprieto más su brazo. 

Cierro la puerta del cuarto y la posicionó contra esta, me acerco hasta que nuestros cuerpos se rozan y tomo su mentón para que me mire directo. 

- ¿Olvidaste lo que te dije sobre cómo seguirían las cosas después de que Sebastian naciera?

- N-no, pero...ayer apenas nació - su voz se quiebra, me siento tan hijo de puta por no sentir remordimiento. 

- No me importa, todo vuelve a su curso - digo apretando más causando que se queje y quede con la trompa parada - Las reglas son las mismas y Sebastian entra en ellas. 

Eso la hace ¿enfurecer?, de un movimiento brusco se zafa de mi agarre y trata de empujarme. Tomo su muñecas y las dejo a cada lado de su cabeza, nuestros cuerpos quedan pegados. 

- Es un bebé...él necesita de mí - ya está llorando, gruño y aprieto sus muñecas. 

- Ahh

- ¡Y yo tu esposo! - grito en su cara -  Yo también necesito de ti - me acerco a sus labios pero gira la cabeza - Bésame o ahorita mismo te follo tan duro que no me importará tener que acercar a Sebastian cada tres horas a tu cuerpo adolorido. 

Suelto sus muñecas y doy un paso atrás agitado, lo único que quiero ahora es molerla golpes para llenarme de placer por sus gritos, llantos y gemidos de dolor. 

- ¿Qué esperas? - pregunte apretando los puños, subió su cara que no recuerdo haberla visto bajar y sorbe su nariz, sus ojos se encuentran brillosos. 

Da el paso que yo retrocedí, pone sus manos en mi nuca y me acerca a sus labios. No le sigo el beso y muerde mi labio despacio. 

- Ethan...por favor...- suplica entre cada beso pequeño que me da. 

Esta como quieres por Sebastian, no por ti. 

Me separo y tomo su cintura para acercarla más a mí. Se queda viendo mis ojos directo. 

- Cierra - ordeno y lo hace, sus párpados se han cerrado - Podrás desobedecerme del todo si se trata de Sebastian, nomas por él - la estrujo más y miro su mueca - Pero si me entero que has roto una regla para tu beneficio olvídate de que te deje acercarte nuevamente a Sebastian. 

Abre sus ojos de golpe y comienza a negar, llevo mi mano libre a su cuello y alzo su cabeza. Otra vez estamos a centrimnetros. 

- Te ha quedado claro o ¿vuelvo a repetirlo? - espero su respuesta, no le conviene que vuelva a repetírselo. 

- No, ya entendí - dice bajito y lento, aprieto su cuello para acabar con la distancia entre nuestros rostros y lamerle las lágrimas que han salido sin permiso. 

Un llanto se empieza a oír por la habitación y mis ojos caen en el radio tirado a lado de la puerta, siento las manos de Hannah en mi mano que sigue en su cuello. 

- Yo vo...

- No, tú te quedas aquí - la suelto y hago a un lado para caminar hacia el radio y agacharme por el - Ya lo tuviste mucho tiempo. 

- Pero...

-¡No me cuestiones!, ¡No rechistas a nada! - he vuelto a perder la paciencia, Hannah cierra su boca y agacha la cabeza - Por el día de hoy no hagas nada si yo no te lo ordeno. 

Salgo de la habitación azotando la puerta, miro a Talia subir las escaleras pero el radio no deja de sonar así que voy a la habitación de mi hijo. 

Dejo el radio a lado del otro apagándolos y tomo a mi bebé en brazos. Lo pego a mi pecho y me empiezo a mecer para calamarlo. Todo el enojo e irá se ha ido, esta mini zanahoria a podido controlarme. 

Su llanto se va apagando y lo separo de mí para verlo. Tiene unos hermosos ojos grises, es normal según el pediatra. Conforme pasen los meses tomarán el color normal que debe tener. 

- ¿Por qué llorabas mi príncipe? - le pregunto agudizando mi voz un poco, este solo parpadea sin dejar de verme - Perdón si te desperté, mamá no se comporta. 

Beso su cabecita por encima de su gorrito y tomo asiento en la silla mecedora que he comprado por petición de Hannah, me muevo lento arrullándolo. 




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