Ian
Respiro profundo tratando de convencerme que lo antes dicho por James sea falso.
Veo a mi gatita salir del armario y cierro los ojos apretando la quijada.
Date por muerto, James.
Luke: con la golpiza que le diste apenas respira.
Lo bloqueo y de una zancada me acerco a Hannah, meto mis manos en su cabello. Es cierto, no es mi imaginación Su cabello es corto.
- ¿Por qué dejaste que te lo cortarán? - digo entre dientes y lo enredo en mis dedos para jalarlo.
- Eso duele, Ian.
La miro directo ¿Cómo me ha llamado?
- ¿Disculpa? Fuera de casa soy Ian, dentro en nuestra privacidad soy tu amo.
- Lo siento, amo.
Asiente y me sigue desafiando con sus orbes esmeraldas, capta mi mensaje no verbal y baja su vista. Bajo mis manos por su cuello alzando su cabeza para darle un beso.
Era lento y suave pero algo dentro de mi pedía más, así que lo convertí en uno apasionado y posesivo. No le daba oportunidad de participar en el beso, no debe hacerlo.
Se separa agitada y con los labios hinchados, fruncí mi ceño pero teníamos espectadores.
Me separo de Hannah y abro los brazos a Sebas.
- Perdon por la interrupción, no pude detenerlo corre muy rápido - lo dijo sin aliento, reí por ello y cargue a la mini zanahoria.
- No te preocupes, ya puedes retirarte.
- Permiso.
Cierro la puerta y salí al balcón a respirar aire fresco, vivir en el bosque tiene sus ventajas. Lejos de la contaminación, personas y vecinos entrometidos, creo que la casa más cerca a nosotros está a un kilómetro o mas.
Ya veo porque Ethan le gusta mucho el bosque.
- ¿Papi?
- ¿Si?
- ¿Por qué hay muchos árboles? - ni me ve para preguntarlo, observa su alrededor curioso.
- Lugares como este, donde casi no hay carreteras, personas, casas, se les dice bosque.
- ¿Para qué sirven los árboles?
Suspiro y me adentro en cuanto el calor se hizo presente. Tome asiento en el sillón individual con la mini zanahoria en mi regazo.
- Los árboles producen oxígeno, el aire que respiramos para vivir.
- Ohh.
Lo imito haciéndolo reír, busco a mi gatita con la mirada y no la encuentro.
- Busca a mamá y saluda a tus hermanos.
Se baja captando mi orden, recargo mis codos en las piernas y froto mis manos.
- ¡Mami!
Entró por el baño y salió por el armario, busco debajo de la cama haciéndome reír y después salió de la habitación corriendo. Me levante y fui tras él caminando, bajamos las escaleras y Sebas corre a la sala gritando.
- ¡Aquí estoy! - escuche perfectamente el grito provenir de la cocina.
Fui hasta ya donde Senas ya estaba sobando y hablando con la panza de Hannah. Comía una zanahoria a mordidas y Margarita las picaba.
Alcé ambas cejas cuestionándole que hacía aquí pero me ignoro y río junto con la mini zanahoria.
- Falta poco, ¿Estás muy ansioso?
- Si, si, si - salta inquieto, Hannah le da su zanahoria y este agarrándola se va por un pasillo que conduce a la puerta trasera.
Sonrío y le hago una seña a mi gatita, sin quitar su sonrisa se roba otra zanahoria y camina hacía mí. Salimos de la cocina para ir a la sala.
Me iba a quejar, ya tenía mi boca entreabierta pero la cerré y solo sonreí. Me acerqué y le di un beso pequeño, mordí su zanahoria y me dirige a las escaleras dejándola confusa.
Ya me encargué de cobrarle todo cuando estén las minis zanahorias fuera, se los riegos que hay si sigo dejándola sin fuerzas o hacerla sentirse mal. No quiero que llegue a dar a luz antes de tiempo.
Llego a nuestro cuarto y voy directo al armario, me cambio elegantemente y rocío perfume en mi cuello. Iré a ver cómo anda todo con el hotel y los restaurantes. Saldré a despejar la mente en sí, porque nomas tengo pensamientos inapropiados hacía mi gatita.
***
- No Sebas, suéltame.
No hace caso y me sigue jalando la oreja, estamos en el despacho a las dos de la mañana. La mini zanahoria tomando formula en estado somnoliento y acostado en mi brazo, por otro lado yo tecleando en la computadora respondiendo correos.
Sacudo mi cabeza atrapando con mis labios sus deditos, los aplasto haciéndolo reír y envio el correo. Apago la computadora para luego empezar mecer a esta mini zanahoria.
- Duerme, duérmete ya - le digo aplastando los deditos con mis labios. Sus ojos se van cerrando y hago ruiditos para arrullarlo más.
Mientras dejo que agarre bien el sueño y poder subirlo a su cuarto sin que vuelva a despertarse lo observo detalladamente.
Sus cachetitos rozados y algo rellenitos, su nariz pequeña y repleta de pecas. Las pestañas largas rizadas, su pelo color zanahoria que me encanta y un largo cuerpo cubierto con un mameluco de oso.
Tan tierno que se mira dormido y tranquilo, no sé de dónde saca tantas energías si casi no duerme.
Suspiro y me levanto de la silla, salgo del despacho yendo directo a la segunda planta lo dejo en su cuarto arropado por el aire frío de la refrigeración, coloco su biberón en la mesita de noche y me encamino a la otra habitación bostezando.
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posesivo y controlador, trastorno de identidad disociativo, dolor golpes sufrimiento
Editado: 16.03.2020