Presa de ti ©

Capítulo 31

El dolor en mi cabeza es espantoso, noto que estoy tirado debajo de mi escritorio, me siento terrible, tomo un extremo de la madera y me impulso con dificultad. 

¿Cuándo me caí? 

James: Ethan...

Luke: nos han drogado. 

¿Qué? - mirar hacia la ventana me hizo cerrar los ojos y subir mi brazo cubriendo mi cara.

A pasos torpes salgo del despacho, hay un sepulcral silencio. Subo las escaleras queriendo vomitar, llego al cuarto que comparto con Hannah abriendo la puerta despacio.

No sé la hora, pero el silencio me dice que siguen dormidos o están en el tercer piso.  

Con un ojo abierto por esta migraña noto que la cama está perfectamente tendida.

- ¿Zanahoria? - medio grito, voy hasta mesita de noche y miro la hora en mi celular. 

2:46pm 

- Chicos, ¿Qué habían dicho antes?

James: te han drogado, animal. 

Parpadeo confundido, pase todo el día en mi despacho y el alcohol me durmió, pero recuerdo que era 12 de noviembre, ahora es 14.

¿Me perdí dos días completos?

Aún me duele la cabeza, mucho. Me doy una ducha fría que logra relajarme y salgo secándome y directo al armario. Un pantalón negro, tenis, camisa manga larga del mismo color y una chaqueta de cuero. 

Con una toalla pequeña seco mi cabello y voy de nuevo por mi celular que había conectado al cargador. Marco al número de Hannah, escucho la vibración cerca y camino buscándolo, entro al cuarto de mis trillizos y sobre la cama de Alex está su teléfono. 

Lo agarro y cuelgo en el mío, ¿Dónde estás?

Me muevo inquieto a la puerta queda al cuarto de Margarita, toco una, dos, tres veces y nada. Giro la perilla y me introduzco, ningún ruido.

- ¿Margarita? ¿Estás aquí?

James: no hay nadie. 

- Ya lo note - digo bajito, salgo por su habitación y subo de dos en dos las escaleras para la sala de cine.

Ninguna alma, cierro de un portazo y bajo enojado. 

- ¡Hannah! ¡Sebas! ¡Alex! ¡Leila! ¡Luke! - grite histérico por toda la casa.

Esta bloqueada, ¿Cómo mierda salieron?

Luke: tranquilo, a lo mejor solo fueron de compras.

Niego, están los dos carros en la cochera. 

James: busca en el sótano.

A la zanahoria no le gusta allá abajo, sería algo ilógico que estuvieran ahí. 

Pero de todos modos me fijo, en las cuatro habitaciones. Una vez ahí abajo me descargo, grito furioso, golpeo con mis puños la pared. Destrozo el cuarto rojo por completo, este sitio fue el culpable de que ella se fuera.

- ¡Ahh! ¡Mierda!

James: cal...

¡No me digas que me calme, imbécil! ¡Se ha escapado, con mis hijos! 

Rompo todo a mi paso, no puedo quebrar unas fustas y me desespero, las aviento y corro fuera de aquí, llegando arriba me tiro al piso, deslizando mi cuerpo por la pared.

Saco mi teléfono esperando que prenda y marco el número de Harry.

Pip...pip...

>>Hola, Ethan.

<<¿Dónde está?

>>¿De qué hablas? 

<<Hannah y los niños se han ido, no están en ninguna parte de la casa ¡Dime dónde están!

>> No, no sé, nadie me ha llamado...¿Estás llorando?

<<Púdrete, si me entero de que los tienes date por muerto.

No espero respuesta, cuelgo y le hablo a Emma.

>>Bueno ¿Quién habla?

<<¿Por qué siempre contestan sin ver la pantalla?

>>Hola a ti también hermano, no, deja eso Simon.

Se hace una discusión con su hijo, Emma siempre fue gritona y dramática, le pregunto por Hannah y le cuento un poco de lo que ha pasado, no se ha comunicado con ella, pero le dirá a Will - que ahora está en el trabajo - cuando llegue a casa que me marque.

<<Gracias, Em.

>>No te preocupes Et, verás que la encontramos. 

<<Eso espero, yo...no puedo Emma, sin ella no.

>>Relájate, ¿Cuántos días dijiste que estuviste inconsciente?

<< Dos, me drogo y se largaron después. 

>>Bien, contacta a Sam.

Asiento, pronuncio un bajo "adiós" y corto la llamada, dejo caer el teléfono tapando con mis manos la cara, el nudo en mi garganta es fuerte. Respiro hondo y entre espamos pequeños me pongo en contacto con Sam indicándole que venga a la casa.

En la noche estaré ahí.

De acuerdo.

Envio el mensaje, me levanto del suelo con la ayuda de la pared y voy a la cocina a lavar mis nudillos, saco lento el aire, trago en seco y me repito entre mi mente y susurros "no llores, no lo hagas, la encontrarás, estarán contigo de nuevo".

Restriego con fuerza la sangre, queriendo sentir dolor. Maldito Ian ha logrado apagar esa parte de mi cerebro, por más brusco que lo haga apenas siento algo. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.