- ¡Ya llegamos mami!
Escuche el grito de Leila, seque mis manos y salí de la cocina. En cuanto me vio rodeo mi cuerpo con sus bracitos y apoyo su cabeza en mí estomago.
- ¿Te divertiste, mi amor?
- ¡Si! - esta alegre, se separa y va con sus hermanos que ríen juntos.
La sonrisa y las risas no se han ido en varios meses, es tan hermoso oírlos, no más silencio y caras largas.
- ¿Qué traes en esas bolsas? - le pregunte a Hanzel que pasó por mi lado con bolsas de tela color verde oscuro.
- Pues tus hijos no saben guardar secretos - va diciendo mientras arriba de la mesada saca lo que hay dentro de la bolsa, ingredientes.
- ¿Qué te dijeron? - pregunto divertida, espero que no le hayan...
- Feliz Cumpleaños - pronuncia, la canción tradicional es cantada.
Sonrío a más no poder y siento mi cara caliente, Margarita aparece a mi lado con un pastel de chocolate y velas prendidas encima.
29 años, que rápido pasa el tiempo.
- ¡Mordida, mordida!
Una vez la canción acabo y sople las velas querían que metiera mi cara al pastel, negué y Margarita me lo paso. Lo partí, un flash me cego un momento y vi de reojo que Hanzel había tomado una foto.
- A ver júntense para tomarles una a todos - propone sonriente y haciendo señas.
Dejo el cuchillo a un lado, cargo a Leila que jala de mi suéter y Sebas se pone a mi lado izquierdo abrazándome. Congelo una sonrisa y la foto es tomada, hacemos una selfie para que salga Hanzel y son la mueca que hizo solté una risa, hicimos caras divertidas y muchas fotos de recuerdo para el álbum.
- Listo, ahora...¡¿Quién quiere prepar pizza?! - gritó alegre Hanzel, alborotando a mis niños pequeños que se exaltaron felices.
Voltee con Sebas y mantenía una mueca viendo a Hanzel, mi sonrisa cayó.
- ¿Quieres pastel, cariño? - puse una mano en su espalda, al parecer salió de un trance y me vio directo.
Ese azul intenso que me recuerda cada día y hora a mi monstruo.
- No me gusta el chocolate, pero gracias. Feliz cumpleaños madre - sonríe, da un beso en mi mejilla y se retira con las manos en los bolsillos del pantalón.
"Odio el chocolate".
Ian.
Perdí el gusto de cortar el pastel, lo tape y guarde en el refrigerador. ¿Qué tanto habrá herederado mi bebé de su padre?
Que yo sepa no se pueden heredar los trastornos mentales, esos son problemas tuyos de la cabeza no genéticamente. Pero existe la posibilidad de que si y tengo miedo...escape de un monstruo trayendo conmigo a su sucesor.
Trago saliva, mis nervios y el miedo se activan.
- Cuidado con los dedos, mételos así para que no te cortes - parpadeo, me giro a la voz que me ayudó a salir de la nube gris y noto que Alex está cortando salami con la ayuda de Hanzel.
Me acerco ayudar con las pizzas y sonrío débil a Luke lleno de harina en la cara.
No tengo tiempo de nadar pensando en lo malo que me ha pasado o estarán por pasar el día que mi monstruo de con nosotros. Disfrutar del momento es mejor y reír sin parar.
***
Seco los últimos platos y Margarita los guarda, fue un grandioso día, jamás me había sentido tan feliz y llena de vida en mi cumpleaños, haciendo la pizza me recordó el pasado.
Mis padres, una vez yo hice pizza con mamá. Mi chef favorita que le salía cualquier comida deliciosa, hasta para chuparse los dedos aunque padre siempre me regañaba por eso.
"Una princesa no debe hacer eso, se mira mal".
Suelto un suspiro, los extraño mucho. 11 años sin ellos y todavía me afecta su ausencia. Mis hijos no tienen abuelos, tres de ellos están fallecidos y espero que el papá de Ethan a un siga vivo, ese señor es un amor de persona.
Y respecto a mis tíos, ellos son a los únicos que les dicen abuelos y no me molesta. Ya que estén más grandes les explicaré.
- No comiste pastel, te recordó a Ian ¿Verdad? - suelta de repente Maragrita.
Dejo la toalla colgando de un gancho para que se seque y me giro con ella.
- En parte, casi no comía chocolate creo que por eso perdí el gusto a el.
- ¿Lo extrañas? - frunzo mi ceño, ¿Qué pregunta es esa?
- No.
- Tardaste, no sabes en verdad si lo extrañas o no.
- Golpeó a mi hija y no fue eso lo que me incito a por fin irme sino que la fuerza que usó en ella no es la indicada.
- La castigo de una manera muy violenta - recuerda, sacudo mi cabeza no queriendo revivir esos momentos.
- Por eso me fui.
- Ahí está - me apunto, le cuestioné con la mirada - Como madre ya no miras por ti nomas, tus hijos son tu prioridad. Que ellos estén bien tú lo estás.
- No lo extraño, Mag.
- ¿Por eso andas dando vueltas en la cama por las noches, verdad? - pregunta sarcástica, la miro seria.
- Eso es porque tengo miedo, el poder que tiene Ethan y el daño que le estamos causando en su cabeza por esto, me aterroriza.
- ¿Por qué? No debes temer más, estamos lejos. Identidades nuevas, dudo que pueda dar con nosotros.
- Algo, un error, aunque sea el más pequeño puede ser perjudicial.
Quiero me entienda, esto no durara siempre. La felicidad es momentánea con él buscándonos hecho un desastre de la cabeza, si llega a encontrarnos y es un completo monstruo, que es lo más seguro, será mi culpa.
Pero como dijo Margarita, ya no veo por mí solamente. Mis hijos son mi prioridad y talón de aquiles, por ellos huí de un monstruo que se está convirtiendo en bestia.
La charla con mi amiga termina cuando dice que si lo sigo extrañando, que puede que me haya convertido en masoquista.
Subo al cuarto que comparto con Sebas, camas separadas pero quiso estar conmigo o dormiría en el piso, ese fue su chantaje. No me quedo de otra que acceder que se quedara en el mismo cuarto que yo.
- ¿Qué tienes, mamá? - me quito los zapatos, y los acomodo en su lugar, costumbre que implantó James en mí.
- Nada, tengo sueño.
- ¿Te gustó tu cumpleaños? - toma así meto en la cama, inexpresivo. Lo dejo,pasar por alto.
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posesivo y controlador, trastorno de identidad disociativo, dolor golpes sufrimiento
Editado: 16.03.2020