Presas

Sucesos extraños

Caminé hacia el final del pasillo, giré el picaporte de la puerta, pero no abrió, intenté otra vez, pero supongo que estaba cerrada con llave, así que desistí y volví para descubrir nuevas habitaciones, esta casa es enorme, creo que cada día que paso aquí descubro algo nuevo. Subí a la segunda planta para ir al ático, hace mucho tiempo que quería entrar ahí, pero hasta hace poco fue que decidí no pasarme el día entero encerrada en mi habitación. La pequeña puerta tenía un cerrojo, tomé la llave que estaba colgada en un clavo en la pared, pero la puerta estaba muy alta, traté de meter la llave en el cerrojo poniéndome de puntas, solo faltaba un poco, pero no había forma de llegar, entonces llegó Michael
157 ¿Necesitas ayuda? – preguntó, confieso que me sorprendió su actitud – 
158 Por favor – respondí, Michael tomó la llave, él mide unos pocos centímetros más que yo, así que pudo alcanzar la cerradura poniéndose de puntas, haló la puerta y colocamos las escaleras que estaban junto a la pared para subir – Muchas gracias – dije con una sonrisa fingida –
159 No hay de qué ¿Te importa si subo contigo? – Cada vez me sorprendía más, en este momento hemos cruzado más palabras que de todo el tiempo que llevo aquí – 
160 En lo absoluto – Yo subí primero, me fasciné al ver todo lo que había ahí, parecía un museo – ¿De dónde han sacado todas estas cosas antiguas? – pregunté mientras pasaba mis dedos por las cuerdas de un arpa – 
161 Son herencia familiar, supongo – Había un maniquí con un vestido de novia muy elegante y bonito – 
162 ¿Y este vestido? – pregunté mientras tocaba su suave tela – 
163 Es el vestido de bodas de mi madre, desde entonces lo guarda aquí, ella soñaba con ver a su hija casándose con ese vestido, pero solo tuvo varones, así que es un sueño que no se podrá hacer realidad – respondió – 
164 Es una lástima, es muy bonito – Dije – Me alegra que estemos entendiéndonos, hasta hace unos días te comportabas de una manera muy extraña conmigo
165 Lo siento, tengo que bajar – Dijo Michael mirando su reloj – 
166 Entonces yo también bajaré – iba hacia la salida, pero Michael me detuvo – 
167 No, no es necesario, puedes quedarte aquí y contemplar más objetos, si encuentras alguno que te guste puedes quedártelo – Parecía muy amable al decirme esto – 
168 Muchas gracias
Le dediqué una sonrisa a Michael, luego le di la espalda para ver algunas figuritas de madera que había sobre una mesa, escuché cuando Michael bajaba las escaleras y luego escuché otro sonido, miré a mis espaldas y la puerta se estaba cerrando, corrí y me arrodillé junto a ella, pude sentir el sonido del cerrojo - ¡Michael, abre! – golpeé la puerta con mucha fuerza - ¡Michael, no es gracioso, ábrela ya! – Estaba muy desesperada – ¡Para mí si lo es! – respondió Michael con ironía - ¡Lo siento Megan, pero te vas a quedar ahí hasta que yo decida abrirte, escuché que le tienes fobia a las arañas, lamento decirte que el ático está lleno de ellas! – Sentí tanta rabia conmigo misma, fui una idiota al confiar en él - ¿¡Por qué me estás haciendo esto!? ¿¡qué te hice para que me trates de esta forma!? – La desesperación se estaba apoderando de mí - ¡Estás sobrepasando los límites Michael, cuando salga de aquí te voy a matar! – Escuché unas carcajadas – No estás en condiciones de hacer amenazas – respondió Michael, entonces escuché sus pasos alejándose - ¡No te vallas, abre esta puerta! – Pasé mucho tiempo gritando, pero al parecer nadie escuchaba, estaba muy molesta, no podía soportar más a este niño malcriado, lo único que podía hacer era esperar a que él decidiera terminar su juego.
Me senté junto a una pequeña ventana que daba hacia la parte trasera del jardín, la noche comenzó a caer y había mucho frío, tomé una manta empolvada y la tiré encima de mí, abrazaba mis piernas con el fin de calentarme. Vi una sombra con el rabillo del ojo pasar rápidamente a mi izquierda, pero no había nada, pensé que mi cabeza estaba jugándomela así que volví a acomodarme. Comencé a toser por el polvo de la manta, entonces la tiré lejos de mí, tenía mucha hambre y solo esperaba a que Michael decidiera acabar con esto. Un fuerte estruendo me dio un susto, el maniquí con el vestido de novia se había caído al suelo, lo cual era imposible, no había viento, la única ventana que había estaba cerrada, confieso que estaba muy asustada. Me levanté del suelo y volví a colocar el maniquí en su lugar, mientras acomodaba el vestido vi como una fuerza invisible tiró al suelo todas las figuritas de madera, di unos pasos atrás y entonces sentí que alguien tenía su mano sobre mi hombro, mi corazón comenzó a latir muy fuerte y la respiración se me aceleraba con cada segundo que pasaba, una parte de mí no quería girarse, pero lo hice rápidamente, no había nada. Sentí la voz de Melisa llamándome, rápidamente me arrodillé junto a la puerta y comencé a golpearla 
169 ¡Melisa, estoy aquí arriba! – Grité – 
170 ¿Megan, estás en el ático? Espera un momento, voy a intentar abrirlo – Dijo –¡Tengo la llave, pero no puedo llegar, voy a buscar a alguien! – Gritó una vez más –
171 ¡Busca a alguien que no sea Michael, él fue el que me encerró aquí!
172 ¡Está bien, vuelvo enseguida! – sentí un gran alivio, al rato pude sentir que alguien abría la puerta, abajo estaba Melisa, Jack y José – 
173 ¿Estás bien? – preguntó Jack – 
174 Si – respondí – 
175 ¿Dónde están las escaleras? – preguntó José – 
176 No lo sé, Michael debió habérselas llevado – Dije – 
177 Baja, nosotros te ayudaremos – Dijo José – 
Primero me senté sacando mis piernas, luego apoyé mis manos en el suelo y puse todo el peso de mi cuerpo en ellas, pero José y Jack me sujetaron desde abajo haciéndome la bajada más fácil, llegué ilesa al suelo y le agradecí a ambos – Vamos al comedor, debes tener hambre – José puso su brazo en mi hombro y comenzamos a caminar hacia la cocina - ¿tú no vienes? – le pregunté a Jack – Voy enseguida, necesito arreglar algo antes – respondió, Melisa venía con nosotros. Cuando llegamos al comedor Lina estaba poniendo los platos, ella es una chica joven, su cabello es castaño y lo llevaba recogido como siempre, sus ojos son azules y es muy bonita, era una chica delgada y de estatura baja, sus pasos ni siquiera se escuchaban con las zapatillas de tela que llevaba puestas. Julia estaba alimentando a Ana en la trona, le hacía gracias y las carcajadas de mi hermana le sacaba una sonrisa, luego la tomó en sus brazos – La voy a llevar a su cuarto, ahora bajo – Julia se está comportando verdaderamente como una madre para nosotras, es muy buena con Melisa y conmigo y le encanta cuidar de Ana. Comencé a servir la comida en mi plato, tenía mucha hambre, Julia se incorporó con nosotros
178 Ya se quedó dormida – dijo mientas se sentaba en su silla – 
179 Te has encariñado mucho con Ana – dije llevándome un bocado a la boca – 
180 Sí, es que hace dos años yo… - Julia intentó decirme algo – 
181 Mejor no hablemos de eso, no arruines la cena – José la interrumpió un poco molesto – 
182 Tienes razón, mejor no hablar de eso – Julia comenzó a cortar su filete – Por cierto ¿Dónde estabas? Te busqué por toda la casa, pero no te encontré
183 Michael me encerró en el ático – respondí – 
184 ¿Qué? – Julia parecía sorprendida – Pero ¿qué sucede con Michael?
185 No lo sé, pero desde que llegué ha tratado de hacerme la vida un infierno – dije y entonces Jack entró arrastrando a Michael por el cuello de su enguatada, cuando lo vi aguanté mi furia, estaba sosteniendo mi tenedor más fuerte de lo habitual, entonces Jack lo empujó hacia mí, seguí con la vista al frente y ni siquiera lo miré – 
186 Pide perdón – el tono de voz de Jack sonaba muy enojado – 
187 Nunca te pediré perdón – Michael se inclinó un poco hacia mí, giré mi cabeza y lo miré a los ojos con rabia – nunca – agregó – 
188 Michael, si no lo haces… - Di un golpe en la mesa y me levanté de mi silla, lo que hizo que Jack dejara sus palabras a media – 
189 No me importa tu perdón – Dije – No lo quiero, no sería sincero, lo único que te pido es que me dejes en paz, te pido, por favor, que no arruines mi vida más de lo que está – tomé mi plato y subí a la habitación – 
Terminé de comer y solo por no toparme otra vez con Michael dejé el plato encima del escritorio, fui al baño que queda al frente de mi habitación y tomé una ducha, luego volví y me acosté en la cama, me quedé dormida fácilmente.
Estaba en la habitación blanca otra vez, mis manos estaban ensangrentadas y vi a mis espaldas al mismo chico de cabello rizado, me acerqué a él y lo giré, di un fuerte grito al ver que el chico no tenía rostro, solo dos cuencas donde deberían ir sus ojos, su piel era gris y resaltaban venas negras en ella, sus uñas eran negras y afiladas - ¿Quién eres? – pregunté, pero no obtuve respuesta - ¿Dónde estoy? – Insistí en vano, aquel monstruo puso sus manos en mis brazos y yo trataba de zafarme, podía casi sentir la fuerza de su agarre.
Escuché unos gritos y me desperté al instante, era ese sueño otra vez, los gritos continuaron y me levanté de la cama rápidamente, abrí la puerta y pude escuchar que venían del cuarto de Melisa y Ana que queda al lado del mío, entré y vi a Melisa gritando y sacudiéndose en su cama, tenía mucho miedo, así que me acerqué a ella y traté de sujetar sus brazos, los cuales se sacudían
190 ¡Melisa, basta, soy yo! – grité, pero ella estaba muy asustada, Ana estaba llorando en su cama y todo era un caos – ¡Melisa! – volví a gritar, entonces ella reaccionó y me abrazó - ¿Qué te sucede? 
191 Vi a alguien, había alguien parado al pie de mi cama – Melisa estaba muy desesperada –
192 Aquí no hay nadie – Alegué – 
193 Desapareció, tienes que creerme Megan – Melisa comenzó a llorar – 
194 Te creo, tranquila – respondí mientras pasaba mi mano por su espalda – Ven a mi habitación para dormir juntas – Ana seguía llorando, la cargué en mis brazos y la calmé hasta que se quedó dormida otra vez – 
Llevé a Ana y a Melisa a mi habitación, me acosté en el medio de las dos y las tres nos quedamos dormidas y abrazadas, para librarnos del miedo. 
Me desperté antes, estaba sintiendo un leve dolor en mis brazos, así que me quité la enguatada y me miré al espejo, me quedé pasmada cuando vi varios moretones en mis brazos, eran las marcas de unos dedos, no podía entender, no hay razón para que estos moretones surgieran, definitivamente en esta casa están sucediendo cosas extrañas y si sigue así, tendré que largarme de aquí con mis hermanas.



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En el texto hay: vampiros, misterio, paranormal

Editado: 12.03.2021

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