Presencia Maligna

Capítulo único

Capítulo único

 

¿Han sentido alguna vez como se eriza cada vello del cuerpo al sentir la presencia del maligno?

¿Has sentido el tic-tac del reloj marcar en tu oído los segundos que falta para tu muerte?

Tic tac, tic tac…

¡Voy por ti!

 

¿No lo has sentido? Toma asiento que te voy contar como es y procura no asustarte mucho, se dice que el siente el miedo a kilómetros de distancia y puede que ahora vaya por ti…

 

Cuenta la leyenda que un día nacería una hermosa niña de rostro angelical y alma pura, la cual cargaría con lo que algunos llamarían bendición, pero para otros sería una maldición sobre sus hombros. Esa niña era Paula, una joven tan hermosa como una puesta de sol sobre las montañas, pero tan oscura como la noche.

 

El día uno de su nacimiento a su vida llegó el maligno, el espíritu guardián de las puertas del inframundo, el custodio de todas esas almas perdidas capaces de corromper el alma más pura. Muchos años había esperado por la llegada de su recipiente para volver a la tierra, gobernarla a su antojo, poderío de maldición y perdición para toda la humanidad.

 

Pará Paula no era extraño ver pasar al maligno por su lado, acompañarla a sus entrevistas de trabajo o simplemente cuando se bañaba – Pronto serás mía, tic tac, tic tac… – decía el maligno en su odio, todas las mañanas o cada vez que ella intentaba enamorarse.

 

Cada que el maligno se presentaba ella lo sentía, cada vello de su cuerpo entraba en tensión y apuntaba en dirección a donde el estaba, como un imán. Pero en la mañana del día de Halloween del año 2019, en su primer día de trabajo ella sintió su presencia de manera diferente.

 

Era real.

 

No era un fantasma.

 

El Respiraba en su nuca.

 

~ Hoy un alma se pierde y otra vuelve a la vida, tic tac, tic tac… – Esas fueron las palabras dichas por el maligno.

 

Ella lo sintió como una advertencia, pero decidió no escuchar o prestar atención; ya iba tarde para su primer día de trabajo, ese que con tanto esfuerzo y anhelo había conseguido. Esa mañana su ahora jefe no había amanecido de buenos ánimos, cuando la vio llegar solo la observó y le dijo:

 

~ Hoy trabajas veinticuatro horas, espero no te de miedo la noche de Halloween – sus palabras resonaron en su cabeza, el lo decía con burla y doble sentido. Ella solo lo observó y negó con un movimiento de cabeza.

 

En el fondo ella estaba aterrada de quedarse sola en un lugar con el maligno, en la noche de los muertos, en la noche donde mueren algunas almas, pero otros cobran vida nuevamente… el día transcurrió y cada vez que una hora terminaba y empezaba otra, Paula sentía su respiración en su nuca acompañada de esa voz maligna – Ya voy por ti…  - esas palabras resonaban, haciendo eco en su cabeza.

 

~ No te olvides de los recorridos – dice su jefe muy cerca de ella, logrando acelerar su corazón al no haber sentido su presencia – Hoy salimos más temprano, quedas sola a partir de ahora…  ¡feliz noche de Halloween! – le dice, su rostro se ensombrece y se dibuja una sonrisa diabólica.

 

Paula queda sola en las instalaciones del banco, no olvida sus recorridos, toma la linterna y se la pone en la cintura. Con su radio en mano avanza por los pasillos de aquel lugar que ahora pareciera estar tan oscuro y tenebroso, a su parecer algo ha cambiado, algo maligno lo habita y ella lo siente.

 

Camina por el pasillo de los baños, distraída alumbrando con la linterna - ¡Cuidado! – escucha con el paso de un viento helado por todo su cuerpo, ella gira en sus pies asustada y alumbra en busca de quien le ha hablado.

 

~ ¿Hola, hay alguien ahí? – dice, como respuesta solo escucha el eco de su voz por aquellos pasillos que ahora parecen eternos.

 

Es imaginación tuya, Paula. Se repite una y otra vez continuando con su recorrido.

 

Al llegar al segundo piso, por el tercer pasillo ve una sombra pasar y ella decide seguir aquel intruso, pensando que es un ladrón camina a paso apresurado tratando de alcanzarla; pero en el camino se encurtan con una caja negra en el piso. Ella alumbra la tapa de la caja con la linterna y en ella hay unas letras gravadas, se agacha a leer y dice Paula en una perfecta caligrafía.

 

~ ¡Hola! ¿Si es una broma? No es gracioso – exclama asustada y con el ceño fruncido. Respira profundo y abre la caja encontrándose con la sorpresa más desagradable y asquerosa que haya visto jamás. Un animal, en medio de una estrella de cinco puntas dibujada con la propia sangre del animal.

 

Ella se pone en pie de un salto, mira a todo lado alumbrando con su linterna - ¡Corre! – escucha nuevamente esa voz, acompañada de una corriente de viento helada… Por instinto ella sale corriendo, tropezando en el camino y cayendo al suelo, soltando la linterna que resbala por las escaleras abajo.

 

Se pone en pie e intenta coger la linterna, sus vellos se erizan, en su cuello siento un aire frío ella gira su rostro – Tic tac, tic tac… - dice el maligno en un susurro, acompañado de una risa maliciosa. Sus pies se mueven por sí solos y ella baja las escaleras corriendo hasta llegar al lugar donde están sus pertenencias.

 

Se sienta sobre la silla, pone sus manos sobre sus oídos, cerrando los ojos meciendo su cuerpo – ¡Esto es mentira! ¡No está pasando!, ¡No de nuevo! ¡No otra vez! – repite en voz alta una y otra y otra vez; tal y como su psiquiatra le había enseñado.

 

“Recuerda Paula, todo está en tu imaginación, tu decides si esa voz se va o se queda, tu controlas tu mente y el maligno es solo producto de ella”, esas palabras de repiten una y otra vez en su cabeza.




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