El viaje se me hace ameno y muy corto, aunque siempre me pasa lo mismo cuando voy con las chicas. Al principio mientras desayunábamos estábamos un poco calladas pero era normal, eran las ocho de la mañana y teníamos bastante sueño. Después Andrea puso música en la radio y nos pasamos el viaje cantando y haciendo el tonto. Llegamos a Bilbao sobre las 9:00h pero veo que se pasa de largo la salida.
Andrea te has pasado la salida – le digo mirando por la ventanilla preocupada viendo como dejamos atrás la salida.
Oh… lo sé, no te preocupes – me dice para tranquilizarme y yo la miro confusa.
Vamos a ir primero a San Sebastián – me dice ahora Ana – se nos olvidó decírtelo antes, a la vuelta, ya por la tarde, entraremos por Bilbao – me explica.
Vale – digo confusa porque no me habían contado antes estos planes.
El camino sigue igual aunque ahora las noto un poco raras, como si escondieran algo o que saben algo que yo no, pero al final decido no darle importancia y seguir cantando las canciones que salen del reproductor de música. Llegamos a San Sebastián a las 9:30h y buscamos un lugar donde aparcar el coche. Al final encontramos un parking y allí lo dejamos pagando a medias como siempre hacemos. Me bajo del coche y cojo todas nuestras cosas para dáselas a cada una. Tiramos a la basura los restos del desayuno y comenzamos a caminar sin rumbo, al menos para mí.
¿A dónde vamos? – pregunto abrigándome ya que hace algo de frío con la sudadera que había cogido esta mañana a última hora.
Vamos por el paseo hasta el centro ¿os parece? – nos sugiere Andrea y Ana y yo asentimos de acuerdo a su idea.
Vamos caminando hablando de todo y a la vez de nada hasta que nos toparnos con un tumulto de gente. No tengo ni idea de que es lo que pasa pero seguimos caminando en esa dirección. Al acercarnos me doy cuenta de que la mayoría de la gente va con guitarras y están cantando. Andrea se acerca a un grupo de chavales al final de lo que supongo que es la fila. No sé de lo que hablan pero cuando vuelve con nosotras me sonríe y me coge de la mano, arrastrándome al final de la fila.
¿Qué haces? – le pregunto confusa, sin entender nada de lo que está haciendo.
Ponernos aquí – me responde tranquilamente sonriéndome.
Sí ya veo ¿Pero por qué? – vuelvo a preguntar para entender lo que está pasando.
Porque sí – responde esta vez Ana riéndose.
Que graciosa – respondo dándole un pequeño empujón en su hombro ganándome una mirada asesina por su parte - ¿Para qué es la fila? – hago otra pregunta mirando a Andrea para que me responda, ya que me fío más de ella para que me cuenta la verdad que de Ana.
Es para hacer un casting – me mira sonriendo.
Abro ligeramente la boca sorprendida ante las palabras de mi amiga y es cuando caigo en todo, en las miradas cómplices que se deban, en esas sonrisitas, ese misterio, la insistencia en que viniese hoy, los cambios de planes… Y es que hoy es 18 de junio y aquí hoy se va a llevar a cabo el CASTING, si el casting.
No, no, no – consigo decir tras salir del trance y me dispongo a irme de allí, espantada con la idea.
Oh no, no vas a ir a ninguna parte – me dice Ana cogiéndome de la mano para retenerme y evitar que me escape.
No pienso hacer el casting – les digo molesta por esta encerrona porque saben la vergüenza que me da.
Sí lo vas a hacer – me responde Andrea – María – me dice acercándose a mí y mirándome a los ojos – Es una oportunidad única que no puedes desperdiciar – me dice agarrándome las manos para transmitirme seguridad y apoyo.
No pienso hacer el casting para Operación Triunfo – digo aterrada solo con la idea de tener que cantar delante de gente que no conozco.
No sé de qué tienes miedo – me dice esta vez Ana – tienes una voz increíble, tú no te lo crees pero es así, tienes mucho talento – intenta convencerme pero yo niego con la cabeza porque no es cierto, al menos a mi parecer.
Sé que tienes miedo, que te da vergüenza cantar delante de tanta gente pero… ¿si supieras el gran talento que tienes? – me dice sonriendo – eres increíble – me sigue halagando para convencerme.
Hazlo por nosotras – me pide Ana y ambas ponen caras angelicales para que no pueda negarles nada.
Ni si quiera me he preparado nada, ni qué canciones cantar ni nada – digo agobiándome de repente solo con la idea de todo lo que tengo que pensar y en el poco tiempo que tengo.
Por eso no te preocupes, tenemos tiempo para prepararlo ahora – me dice Ana – además… ¿qué pierdes por intentarlo? – me pregunta y yo no sé que responder porque tiene razón, suelen tenerlo cuando se trata de mis inseguridades.
No pierdes nada por intentarlo – responde por mí Andrea – lo harás bien y si no te cogen pues no pasa nada, lo has intentado y lo que ganas es la experiencia. Y si pasas puede ser el comienzo de una gran aventura. A lo mejor así te animas a cantar más veces en público – me dice ahora riéndose y rodeando mis hombros con su brazo para apretarme a ella en un pequeño abrazo.