Capítulo 6 - ¿REALMENTE QUIERO?
El camino a casa se hace muy corto, las chicas no hacen más que preguntarme por todo lo que he vivido y sentido en cada una de las etapas, e incluso me hicieron repetir todas las palabras que me dijeron, literalmente.
Llegamos ya entrada la noche en Santander y las chicas me dejan en casa.
- Tienes que contárselo a tus padres – me dice Andrea.
- Lo sé, pero no sé cómo – digo sinceramente – no sé si les hará mucha gracia – digo apoyando mi cabeza en el respaldo de delante.
- Tienes que hacerlo – me insiste ahora Ana.
- No creo que se lo crean – hablo imaginando la escena en mi cabeza – nunca he dicho que quiera ser cantante – termino de decir mirándolas.
- Tendrás que hacerlo y si no te creen puedes enseñarles los papeles – me dice Andrea – Ahora a casa y a descansar, han sido demasiadas emociones por un día – dice sonriendo.
- Y que lo digas – dice Ana riéndose – Y eso que yo no me he presentado – ríe y nosotras la imitamos.
- Os quiero mucho chicas, gracias por esto – las digo.
- No es nada – dicen al unísono.
Me despido de ellas dándolas un beso en la mejilla a cada una y salgo del coche para abrir la puerta del portal. Subo las escaleras y comienzo a ponerme nerviosa. No sé cómo se van a tomar todo esto mis padres, no lo sé.
Al entrar en casa y dejar mis cosas en mi habitación me dirijo al salón donde se encuentran mis padres viendo la tele.
- Hola – saludo a ambos y le doy un beso en la mejilla a mi madre.
- ¿Qué tal el viaje? – me pregunta mi madre.
- Muy bien – respondo – No hemos tenido ningún problema – aseguro para que se quede más tranquila.
- ¿Y qué habéis estado haciendo? – me pregunta mi padre.
Ahí es cuando me pongo nerviosa y no sé por dónde empezar a explicarles todos los acontecimientos que he vivido durante estos dos días. Me estrujo las manos, nerviosa y los miro dispuesta a hablar.
- Pues veréis… - comienzo algo nerviosa – las chicas me llevaron a San Sebastián por sorpresa – los miro y veo en sus miradas que me invitan a seguir hablando – Me llevaron a hacer un casting – voy al grano.
- ¿Qué? ¿Aún casting? – pregunta mi madre sorprendida.
- ¿De qué? – pregunta esta vez mi padre.
- Al casting de Operación Triunfo – les cuento – Me llevaron hasta allí de sorpresa y me convencieron para que me presentara y así lo hice – sigo hablando.
- Pero… Cariño, sabemos que cantas en el coro y esas cosas pero… ¿tanto como para presentarte? – me pregunta mi madre.
- Bueno… Nunca me ha gustado cantar en público – me sincero.
- ¿Y qué pasó? – pregunta curioso mi padre.
- En la cola estuvimos preparando las canciones que iba a cantar y después esperé hasta que la cola avanzó y me toco cantar delante de Noemí – voy explicando poco a poco – canté unas tres canciones y tras la última Noemí se levantó y me puso la pegatina – sonrío recordando el momento.
- ¿Qué? – dice mi madre sorprendida – No puedo creérmelo – dice anonadada.
- Así estaba yo pero las chicas me dijeron que ya lo sabían, estaban convencidas de que pasaría a la segunda fase y habían reservado habitación en un hotel porque la segunda fase se hacía a lo largo del día de hoy – sigo contando – así que hoy fui al teatro principal donde se celebraba la segunda fase y… - me callo porque no sé muy bien como decirlo.
- ¿Y? – me insiste mi padre - ¿has pasado? – pregunta impaciente.
- Sí, he pasado a la siguiente fase – respondo sincera y sin rodeos.
- Vaya – es lo único que consigue decir mi madre.
- La fase tres es en Barcelona a finales de agosto – informo – yo… sé que esto no estaba planeado, ni que tampoco era algo que yo soñaba que conseguiría, ser cantante y entenderé que no querías esto para mí pero… - intento hacerles entender mi punto de vista – creo que es una oportunidad única que solo se presenta una vez en la vida. No creo que vaya a la gala 0 y sea uno de los 18 concursantes aspirantes pero me apetece intentarlo, ver hasta donde soy capaz de llegar – termino de decir.
- Hija… - me dice mi madre preocupada – ya sabes cómo va todo esto, es un mundo en el que tu vida privada ya no existe, pueden ocurrir muchas cosas malas… - me hace ver su preocupación.
- ¿Y las buenas? – pregunto y ella se queda en silencio – se supone que la buenas tienen que prevalecer, que ergirse ante las malas. Sé que si consigo pasar y entrar en la academia, nuestras vidas cambiaran por completo, ya no solo la mía – digo cogiendo sus manos entre las mías – Quiero al menos intentarlo – digo sincera.
- ¿Estás segura? – me pregunta mi padre.
- Totalmente – respondo segura y ambos se miran cómplices.
- Está bien – sentencia mi padre – si esto es lo que quieres, te apoyaremos sin dudarlo – me sonríe al terminar la frase.
- Muchas gracias – sonrío ante su respuesta y los abrazo.
Suspiro con tranquilidad, sabiendo que mis padres aceptan mi decisión. Una decisión que ya estaba tomada, quería seguir, quería saber a dónde me llevaba este camino.
Después de la conversación con mis padres voy hasta mi habitación para cambiarme la ropa cuando mi móvil suena.
- Hola Marta – contesto.
- Hola – me responde – Creo que me tienes que contar algo ¿no? – me dice riéndose.
- Ya te lo han contado por lo que veo – respondo riéndome también – No se pueden callar nada – entorno los ojos porque son de lo que no hay.
- Más las vale – me dice seriamente – Quería saberlo todo, siento no haber podido ir – me dice disculpándose – lo preparamos todo pero sigo estando enferma – me explica.
- No te preocupes, sé que tú también estabas en el ajo – le digo - ¿Te importa que hablemos mañana? – le pregunto – Estoy bastante cansada y me gustaría dormir, han sido demasiadas emociones juntas. Te prometo que mañana te cuento todo con detalle – le prometo.
- Claro, duerme y descansa bien futura concursante – me dice.
- Ojala – suspiro – Buenas noches – le digo.
- Buenas noches cielo – me responde para después colgar.