Después de quedarme unos minutos como un idiota en la puerta entro en el edificio. Voy algo confuso por los pasillos hasta que, tras unos minutos, entro en mi habitación. Joan está sobre su cama mirando el móvil.
Joan apaga las luces y me llevo los brazos tras mi nuca. Pienso en María y en todo lo que hemos vivido. Todas las cosas que nos han pasado, la forma en la que nos conocimos, sus miradas, sus sonrisas, su forma de hablarme, de tratarme y el momento en el que su actitud cambió conmigo. Fue el último día, algo debió de pasar pero no encuentro el motivo. Ese día estuvimos bien y después…
La cabeza me da vueltas una y otra vez, buscando el motivo por el que está así conmigo. Luego repaso lo que ha pasado esta noche desde que nos sentamos en el borde de la piscina.
La escusa que me dio no me la creí, sé que hay algo más ya que por mucho que quieras estar con tu familia y tus amigos, no impide que no puedas en todo ese tiempo contestar un mensaje. Al menos para decir que estás bien.
Después no me dijo nada pero sé que se puso tensa cuando me acerqué a ella, cuando posé por instinto mis manos en su cintura, pegándola más a mí. La paz y la tranquilidad que sentimos el uno junto al otro hasta que mi móvil sonó. Y luego la pregunta que me dijo: ¿Es tu novia?
Me descolocó completamente, no tenía ni idea de que supiera que estaba saliendo con alguien. No es que se lo estuviera ocultando pero las cosas con Elena últimamente no están bien y nos acabamos de conocer hace nada, aunque es verdad que con ella me siento yo mismo más que nunca, capaz de contarla cualquier cosa.
Su mirada también me resultó extraña, sobre todo, su forma de huir de mí, de querer salir corriendo y no tener que enfrentarse a mí o a mis preguntas.
¿Es posible qué sea…? ¡No puede ser! Aunque todas las pruebas indican a ello. Mañana tengo que preguntárselo, tengo que saberlo y si se confirman mis sospechas, no sé cómo me voy a tomar toda esta situación.
Me levanto cuando la alarma suena y perezosamente voy hasta el baño para darme una ducha mientras Joan sigue remoloneando en la cama. Cuando salgo de la ducha, él entra y yo aprovecho para vestirme. Al cabo de media hora ambos estamos listos y salimos de la habitación para bajar a desayunar, hoy es un día de ensayos en el plató y tengo muchas ganas.
Al entrar en el comedor nos sentamos en una mesa y comemos como dos glotones, la verdad es que teníamos mucha hambre. Sin poder evitarlo mi mirada viaja por toda la estancia buscándola, cuando encuentro a María me doy cuenta de que me está mirando. Al verse descubierta aparta la mirada rápidamente, cohibida y avergonzada. No entiendo sus reacciones.
Terminamos tranquilamente de desayunar y vamos a la salida del hotel donde nos espera un autobus. Busco a María con la mirada y la encuentro. Camino hasta ella pero cuando llego ya no está. Creo que me ha visto acercarme y se ha alejado para no tener que enfrentarse a mí. Vuelvo a intentarlo cuando estamos entrando en el plató antes de disfrutar de las vistas del escenario, pero tampoco consigo acercarme a ella.
Los ensayos comienzan y me siento en uno de los sofás junto al resto de mis compañeros. Van pasando de uno en uno hasta que le toca a María. Sube al escenario algo tímida pero cuando la música comienza a sonar la veo relajarse.
Canta increíblemente bien. Oírla me genera mil sensaciones por dentro. Es fantástica y cautivadora, no puedo apartar la mirada de ella.
Mis ojos no apartan la vista de ella ni siquiera cuando termina de cantar, la sigo a todas partes hasta que vuelve con nosotros y se sienta en el mismo sitio de antes. Veo como se levanta Natalia ya que la han llamado porque es su turno. Ahora tengo una oportunidad para acercarme a ella y no pienso desaprovecharla.