Presiento 1 - Que vas a ser mi mejor error - Miki Núñez

Capítulo 26 - MARIPOSAS

La música comienza a resonar con fuerza dentro de la habitación. Abro los ojos que tenía cerrados y me quito las sábanas de encima. Llevo bastante tiempo despierta ya que no he dormido mucho. Primero porque cuando duermo fuera de casa, el primer día no suelo dormir bien; segundo, por la adrenalina del día anterior y porque aun no me puedo creer que esté aquí dentro; y tercero, las palabras que me dijo anoche Miki que aun siguen rondando por mi mente.

Me levanto de la cama y me topo de lleno contra el cuerpo de Miki. Él me sonríe ampliamente divertido.

  • Buenos días – me dice a modo de saludo y se inclina para depositar un beso en mi mejilla.
  • Buenos días – respondo en un susurro porque me ha sorprendido su gesto, a la par que me ha ruborizado.

Salgo de la habitación y voy hasta mi armario para coger la ropa que me voy a poner hoy. Cuando lo tengo listo voy hasta uno de los baños para cambiarme dentro.

Al salir la mayoría ya está despierto, por lo que voy saludando a todos y deseándoles un buen día. Al llegar al turno de Alba, esta me mira interrogante y yo le devuelvo la mirada sin entender nada.

  • ¿Qué ocurre? – la pregunto con voz baja mientras me coloco el micrófono.
  • Nada, es solo que anoche vi que desapareciste durante un rato – me comenta y yo me pongo roja al instante.
  • Fui al baño – evito el tema pero al ver mi reacción sé que sabe que salí con Miki.
  • ¿Segura? – vuelve a preguntar.
  • Ya te contaré – digo para zanjar el tema ya que todo el mundo nos está escuchando.

Al ver mi cara preocupada, Alba deja el tema y aparto la mirada para encontrarme con la de Miki, que nos está observando detenidamente. Solo espero que no haya oído nuestra conversación.

Vamos juntas al comedor y me sirvo mi desayuno, un par de tostadas, zumo y leche. Me siento en una de las sillas y siento unos brazos que rodean mi cuerpo. Giro mi cara y me encuentro con Carlos.

  • Buenos días – me dice y deja un beso en mi mejilla.
  • Buenos días Carlos – respondo con una sonrisa y veo como se sienta a mi lado.
  • ¿Qué tal habéis dormido? – nos pregunta a Alba y a mí.
  • Bien – responde Alba primero metiéndose un trozo de tostada en la boca.
  • Pues yo he dormido fatal – confieso mientras unto la tostada con queso.
  • ¿Y eso? – me pregunta Carlos mirándome preocupado.
  • Es un lugar nuevo – comienzo a explicarme – siempre duermo fatal y si a eso le sumo la adrenalina de ayer y que tuve muchas cosas en la cabeza que me rondaron toda la noche… Pues no dormí casi nada – digo esto último centrando mi mirada en Miki que acaba de sentarse.

Miki me devuelve la mirada pero después agacha la cabeza al comprender mis palabras. Es todo tan confuso que ya no sé qué pensar.

Se hace un silencio incómodo hasta que Alba cambia de tema y la conversación se vuelve más amena. Miki interviene en la conversación, igual que yo, pero no deja de mirarme todo el rato, poniéndome nerviosa.

Termino de desayunar y recojo mis cosas cuando veo que aparece Noemí saludando a todos.

  • Buenos días chicos – nos dice a todos.

Me doy la vuelta y me topo con la directora.

  • Buenos días Noe – saludo con una sonrisa.
  • Buenos días María – me responde dándome un abrazo caluroso - ¿Qué tal la primera noche? – me pregunta al separarnos.
  • Bueno, entre los nervios y estar fuera de casa… - comienzo.
  • Entiendo – me dice comprensiva – Seguro que esta noche duermes mejor – me da un apretón en el brazo.
  • Eso espero – respondo riendo.
  • Chicos daros prisa en terminar – dice Noemí a todos los presentes – en media hora comenzamos con el repaso de la gala – nos explica.
  • Claro, allí estaremos, no te preocupes – dice Sabela con una sonrisa.

Voy hasta los lavabos para limpiarme los dientes y para después recoger un poco mis cosas.

  • Oye, ¿estás bien? – me sobresalta la pregunta de Carlos.
  • Estoy bien – respondo con una sonrisa sintiendo su mano en mi cintura.
  • ¿Segura? – me pregunta apartando con cariño mi pelo de la cara.
  • Sí, probablemente mañana estaré más despejada porque habré dormido mejor – sonrío para tranquilizarlo.

Carlos se acerca a mí y me abraza. Paso mis manos alrededor de su cuello y lo abrazo yo también.

  • Tenemos que irnos… - se oye una voz que se apaga cuando llega a nosotros – ya – termina de decir y al separarme de Carlos veo la cara descompuesta de Miki.
  • Claro tío, ahora vamos – dice simpático Carlos.

Miki asiente y me mira fijamente. Yo intento rehuir su mirada hasta que se da media vuelta. Vuelvo mi vista a Carlos que me está observando con una sonrisa amplia en la cara.

  • Ay María – me dice riéndose y acariciando mi mejilla.
  • ¿Qué? – le pregunto sin entender nada mientras me abrazo a mí misma.
  • Nada, déjalo – me dice – Voy a la habitación a por mis cosas, nos vemos en la clase – me dice dándome un pequeño apretón en el brazo.

Me quedo unos segundos en mi sitio, pensando en lo que acaba de pesar y al no obtener una respuesta clara decido ponerme en marcha. Voy hasta mi armario y cojo el maletín que nos ha dado el equipo,  que contiene libretas y bolígrafos, lo necesario para coger apuntes.

Al cerrar la puerta del armario y darme la vuelta, me choco de nuevo con el cuerpo de Miki. Hoy no es mi día.

  • Lo siento – digo avergonzada mirando al suelo.
  • No te preocupes – me dice alzando la mirada con una de sus manos.
  • ¿Estás bien? – me pregunta.
  • ¿Yo? – le miro algo extrañada – Estoy bien, ¿por qué lo preguntas? – le digo sin entender nada.
  • ¿Estamos bien? – me hace ahora la pregunta que creo que le rondaba por su mente desde que hemos despertado.




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