Verla así, de esa manera tan frágil, hace que sienta una presión en mi pecho. Así que no lo dudo ni un momento, me acerco a ella y la estrecho entre mis brazos, intentando reconfortarla de alguna forma, hacerla sentir segura y que todo va a ir bien.
Acaricio con mis manos su espalda y siento que mi camiseta comienza a mojarse. Está llorando.
Al cabo de unos minutos, dejo de sentirla temblar, separa su cabeza de mi pecho y alza la mirada para encontrarse con mis ojos. Sus ojos empañados en agua me hacen sentir impotente, ojalá nada ni nadie la hiciera sentir de ese modo. Una de mis manos se posa sobre sus mejillas y limpio el rastro de lágrimas que aún quedan surcando su precioso rostro. Sonrío con ternura y vuelvo a llevarla hacia mi cuerpo.
Seguimos en esa postura durante unos minutos, no sabría cuántos, hasta que finalmente ambos caemos rendidos en la cama. Sintiendo el calor del uno contra el del otro.
La música comienza a sonar de fondo y abro mis ojos. Siento como un cuerpo se revuelve junto al mío y miro hacia abajo para encontrarme con la melena morena de María. Uno de sus brazos rodea mi cintura y su cabeza se posa sobre mi pecho. Instintivamente ella se aprieta contra mí y mi corazón late con fuerza. Paso uno de mis manos por sus hombros y por su brazo, acariciándola y ella se remueve aún más, hasta que finalmente abre los ojos y me mira.
Su sonrisa amplia es contagiosa y le devuelvo el gesto.
Sus ojos vuelven a encontrarse con los míos y la veo ruborizada por mis palabras. Me muerdo el labio inferior y acaricio su mejilla con delicadeza. Me acerco hasta ella y dejo un suave beso sobre su mejilla, para después levantarme de la cama y salir de la habitación antes de que pase algo que no puede ocurrir.
Tengo bastante claro que María me vuelve completamente loco, hay algo en ella que me atrae irremediablemente. Y no puede ser, no.
La gala está a punto de comenzar, me siento nervioso, con las emociones a flor de piel. Mi mirada se encuentra con la de Joan y ambos nos sonreímos a la vez, dándonos ánimo. De repente siento como unos dedos se deslizan sobre mi mano hasta que consiguen entrelazarse con los míos. Me giro y veo que ha sido María. Aprieto con un poco más de fuerza la mano que une la suya con la mía y me sonríe.
Nos adentramos en el escenario cuando comienza a sonar la introducción, después los focos se encienden y los acordes de This is me comienzan a sonar, haciéndome olvidar de todo lo que hay a mi alrededor y centrándome en lo que siento cuando estoy subido en un escenario.
Carlos y yo nos levantamos cuando nos toca sentarnos en el sofá junto a Roberto, siendo los primeros en cantar en esta gala. Roberto nos hace una serie de preguntas sobre la canción y sobre cómo ha ido nuestra semana. Y echando la vista atrás, creo que Carlos y yo nos podemos llevar bastante bien. En el fondo salvo por lo de María, tenemos muchas cosas en común. Creo que el punto de inflexión fue cuando mantuvimos una conversación los dos solos. Carlos me dijo que para él María solo era una amiga, una muy buena amiga. Y le creí, no sé si fue el tono de su voz o su mirada, pero me convencieron sus palabras. Oír esas palabras de su boca me hizo respirar con alivio. Desde ese momento nuestra relación ha mejorado.
Tras la pequeña entrevista nos vamos a preparar. Nos animamos mutuamente y solo pienso en disfrutar. La música suena y Carlos y yo lo damos todo, disfrutando y viendo que el público lo hace con nosotros. Al terminar todo el mundo aplaude y nuestras valoraciones previas son bastante favorables pero no puedo confiarme, aun queda mucha noche y puede pasar de todo.
Al paso de varias parejas, es turno de María y Sabela. Suspiro con fuerza y cruzo los dedos, solo espero que no se ponga nerviosa y que lo haga cómo sabe hacerlo. Comienzan a cantar pero veo que algo no va del todo bien, lo están haciendo increíble, cantar y bailar no es nada fácil, pero sé que María está muy nerviosa, tiene miedo aún, ella es su propio enemigo. Solo espero que los jueces no lo hayan notado porque solo ha ocurrido al inicio, después, como siempre, se ha metido de lleno en la canción y lo ha bordado.
Cuando María se sienta junto a mí, la oigo respirar con dificultad por el esfuerzo. Rozo mi mano con su brazo.
María me sonríe y me devuelve el apretón, para después seguir pendiente del resto de la gala.
El momento ha llegado, la hora de las nominaciones. Mi corazón se acelera y me noto nervioso, aunque creo que todos sentimos el miedo en el cuerpo. Oigo mi nombre y me levanto de mi asiento. María toca mi pierna para darme ánimos y mentalmente se lo agradezco.