MARÍA
Acabo de cruzar la pasarela y me siento aliviada. Hoy sé que no ha tenido una de mis mejores actuaciones, ni mucho menos. Mi cabeza estaba en otra parte, en lo que pasó anoche, en el beso y en lo que me dijo esta mañana. No sé muy bien cómo voy a actuar, pero por ahora he optado por lo más fácil, huir de él, evitar entablar alguna conversación con él. Aunque en el fondo sé que no voy a poder estar todo el concurso haciendo esto. Tendré que buscar alguna solución.
Pero no ésta. No una en la que tanto Carlos como él están nominados. Puede sonar cruel o incluso que no me importan el resto de mis compañeros, pero deseo que la Academia salve a uno de los dos, para que mi decisión sea más fácil.
El plató conecta con la Academia e intento respirar con tranquilidad mientras un miembro del equipo de baile me entrega una pizarra. Los cuatro merecen estar aquí, tienen incluso más talento que yo, así que solo me queda esperar a la decisión de los profesores.
¿Ahora qué hago? ¿A quién elijo? Miro a mí alrededor e intento averiguar qué nombres van a escribir los demás en la pizarra, pero no puedo. ¡Podrían poner cualquier nombre!
Carlos es mi mejor amigo aquí dentro, he compartido muy buenos momentos con él y siempre ha estado a mi lado. Y Miki… Aún me duele lo que ha pasado, ha sido todo demasiado reciente y ahora no sé qué hacer. Antes de esto lo habría tenido claro, pero ahora…
Un movimiento a mi derecha me hace volver al presente. Alzo la mirada y me encuentro con Alba que me mira preocupada.
Me quedo quieta, con la pregunta de Alba rondando en mi cabeza. Ella vuelve a su sitio y yo me quedo sola con mis pensamientos. ¿A cuál necesito más? Me imagino el concurso sin Carlos y sé que lo echaría mucho de menos. Pero después pienso en cómo me sentiría si no estuviera Miki y… Caigo en la cuenta. Si Miki no está, por mucho daño que me haya hecho, lo pasaría muy mal, como si una parte de mí se fuera con él. Así sin pensarlo demasiado escribo uno de los dos nombres en la pizarra.
El bailarín que me ha entregado la pizarra, le coloca a Famous el micrófono, empezando así con nuestros votos. Famous escribe María V, al igual que Marta. La gente aplaude con sus votos y yo me pongo más nerviosa si cabe. Sabela escribe el nombre de Miki y Natalia también, lo que hace que suspire algo más aliviada. La siguiente es Alba que escribe Carlos. Ya me lo imaginaba, él ha sido su compañero esta semana y ahora mismo está un poquito enfadada con Miki por lo que me ha pasado con él, así que entiendo la decisión que ha tomado.
Si mis cálculos no van mal, María V tiene dos votos, Carlos uno y Miki dos. Miro el nombre que hay en mi pizarra y después miro a Julia. Y entonces me doy cuenta. Julia habrá escrito el nombre de Carlos, entonces mi voto… Mi voto va a ser el decisivo. ¿Por qué el mío? Yo no quería tener que decidir esto. No yo. ¡Joder!
Fijo mi vista en los nominados, me siento tan culpable por tener que hacer esto… Mi mirada se cruza con la de Carlos y la aparto rápidamente, no sé cómo voy a poder mirarle a la cara después de esto. Al siguiente que miro es a Miki, que tiene la vista clavada en el suelo. Creo que está convencido de que va a estar nominado. Pues me parece que se va a sorprender bastante.
Veo que Miki me mira fijamente, sorprendido. Está en estado de shock, no se cree que después de lo que ha pasado entre nosotros haya puesto su nombre, pero es lo que mi corazón siente que debo hacer.
Miki cruza la pasarela con una sonrisa dibujada en la cara y nuestros compañeros lo abrazan felices. No me acerco a él, no sé si quiero hacerlo, no sé si estoy preparada. Aunque sé por su mirada que me está buscando.
Al encontrarme se acerca a mí rápidamente y sin darme opción me abraza con fuerza. Inspiro llenándome los pulmones de su olor y paso mis brazos por su espalda, pegándolo más a mí.
Unos segundos después Miki se separa de mí y me mira a los ojos. Yo solo puedo mirarlo dolida por todo lo que ha pasado. Él levanta una de sus manos y acaricia mi mejilla, con delicadeza. Pero no dejo que siga haciendo eso, no puedo sentir su tacto sobre mi piel. Así que doy un paso atrás. Aún no estoy preparada para hablar con él, aún no.
Estoy a punto de irme a la cama, cuando una mano se posa en mi cintura. Me giro y veo que es Miki.
Dejo caer la sábana que tengo agarrada en la mano y lo vuelvo a mirar. Asiento con la cabeza de acuerdo con su petición, porque sé que tiene razón, no podemos seguir así. Tenemos que hablar.
Me agarra de la mano y me lleva fuera de la habitación. Todos están ya a punto de irse a dormir y las luces están apagadas, al igual que las cámaras, por lo que estamos solos él y yo. Me lleva hasta la zona de los armarios y nos sentamos en los sillones que hay allí.