Presiento 1 - Que vas a ser mi mejor error - Miki Núñez

Capítulo 35 - COMIENZO DEL FIN

 

Narra María

 

Lo miro directamente, veo como se sienta erguido y lo noto agitarse. Ya no hay vuelta atrás. Hoy quiera él o no, todo este embrollo llegará a su fin, sea el resultado que sea. No podemos posponerlo más.

  • Está bien – me responde nervioso - ¿Qué ocurre? – se atreve a preguntarme.
  • Tenemos que hablar sobre Natalia – digo en tono serio, sin darle vueltas al asunto, directa y concisa, aunque sé que los nervios me pueden delatar.

Miki se queda sin respiración durante unos segundos. Creo que no se esperaba que fuese a decir aquello lo primero. Tragar saliva y mueve sus piernas, un gesto muy habitual en él, ese tembleque de piernas que denota que está nervioso.

  • Sé que te lo ha dicho ella – comienza a hablar.
  • Sí – respondo – Y no me lo puedo creer que la hayas besado. ¿En qué pensabas? Primero me besas a mí y después a ella. ¿Acaso te gusta también? ¿Te gusta jugar a dos bandas? Bueno a tres – pienso en su novia que lo está esperando fuera – Es que de verdad que no lo entiendo Miki – no puedo parar de hablar, no cuando ya he empezado. No puedo contenerme – No sabes lo que sentí cuando me enteré de que os habíais besado, fue como… - se me entrecorta la voz y siento como las ganas de llorar incrementan – Es que… ¿Estás jugando conmigo Miki? ¿Acaso te gusta Natalia? Y sí es así, ¿por qué besaste? ¿Por qué me dijiste todas esas cosas? Es que de verdad que no lo entiendo – una lágrima se me escapa y la borro rápidamente con el dorso de mi mano. Me siento tan impotente ahora mismo…
  • Por favor no llores – me pide acercándose más a mí – María – me dice cuando aparto la mirada de él. Lo único que quiero hacer ahora es salir corriendo de aquí. No quiero escuchar de su boca que todo ha sido un juego. No podría soportarlo – Por favor, mírame – me ruega y una de sus manos va directa a mi mentón, haciéndome girar la cara para mirarlo.
  • Para, no… - no quiero que me toque.
  • Déjame que te lo explique todo, ¿vale? – me interrumpe y yo simplemente asiento, esperando a que me cuente su versión de todo esto – Pero quiero que sepas una cosa antes – lo miro a los ojos, esperando – No estoy jugando contigo, nunca lo haría – me dice serio y seguro de sus palabras.
  • ¿Entonces? – cada vez entiendo menos lo que está pasando.
  • Estaba triste por lo que nos había pasado, quería hablar contigo y arreglar las cosas. Ya sabes que las cosas se estaban poniendo muy complicadas, aunque lo siguen estando, y no quería perderte, sigo sin querer – comienza a contarme – De repente apareció Natalia y estuvimos hablando un poco. Me animó diciéndome que nos saldría bien la actuación y luego me abrazó. Al separarnos se quedó pegada a mí y sin esperármelo me besó – me mira nervioso, pero su voz suena firme, seguro de lo que está diciendo – Yo me quedé unos segundos quieto, por la sorpresa, pero después alejé a Natalia de mí. Me dijo que le gustaba, que sentía cosas por mí, pero yo solo le dije que la veía como a una amiga.
  • ¿De verdad? – mi corazón late desenfrenado al escucharle decir eso.
  • Sí – me dice con una pequeña sonrisa en la cara – Le pedí disculpas por si había malinterpretado mis acciones, pero le dejé claro que aunque las cosas con Elena están mal, quería hablar con ella cuando todo acabará. Aún así para dejar las cosas más claras, le dije que había alguien más que me gustaba, por la que siento cosas, reales, sinceras y fuertes – me acaricia la mejilla con delicadeza.
  • Yo… No sé qué decir – lo miro mientras cierro los ojos, sintiendo su mano contra la piel de mi mejilla. ¿Al final ha sido todo un malentendido? ¿Por qué no habría sido tan valiente y enfrentarme a él antes? Si lo hubiéramos hablando antes, puede que no hubiéramos pasado esta semana tan mal.
  • Solo fue un beso por un malentendido. Entre nosotros no hay nada más que amistad, al menos por mi parte. Yo te quiero a ti, solo a ti. Pero tienes que entender el porqué no podemos estar juntos ahora. Primero tengo que hablar con Elena, quiero hacer las cosas bien, al menos, a partir de ahora. Pero que te quede una cosa clara, no he jugado contigo en ningún momento – vuelve a repetírmelo, como queriendo asegurarse de que lo he entendido – No me arrepiento de haberte besado, estoy casi seguro que volvería a hacerlo si estuviéramos en la misma situación, y lo que siento por ti es real, está ahí. Solo te pido que confíes en mí, solucionemos este malestar que se ha generado entre los dos, disfrutemos de las últimas semanas que nos quedan y cuando esto termine – me coge de las manos y lo miro a los ojos – Tú y yo tendremos una conversación y decidiremos qué hacer con esto que sentimos, aunque yo estoy bastante seguro de lo que quiero – suena tan seguro de sí mismo, de lo que siente, que poco a poco, yo también empiezo a creerle. A creer que puede haber un “nosotros”.
  • ¿Entonces por qué me dijiste que no podía volver a ocurrir lo del beso? – pregunto en un susurro.
  • Porque no quería hacerte daño. Ahora mismo no podemos estar juntos, María. Yo aún sigo teniendo pareja, y creo que es justo para todos, sobre todo para ella, que tenga  esa conversación y le explique mis razones. Al menos se merece eso. Y tú… No quiero que te sientas mal por culpa de que haya otra persona fuera. Yo… Solo intentaba hacer lo correcto, aunque no me ha salido tan bien como quisiera. Me has hecho sentir cosas que jamás pensé que sentiría. Has puesto mi vida patas arriba, sin ni siquiera proponértelo. Estoy completamente loco por ti. ¿Podrías perdonarme? – me pregunta inclinándose un poco hacía mí, para poder mirarme mejor a los ojos.

Lo miro y busco algún signo en sus ojos que lo delaten, que me haga ver que me está mintiendo. Pero no lo hay.

  • Sí – respondo finalmente. Porque sí, aunque me haya hecho daño, todos sus motivos son reales y consecuentes.




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