Presiento 1 - Que vas a ser mi mejor error - Miki Núñez

Capítulo 36 - ESPERARTE PARA UN FUTURO

MIKI

 

La actuación ha salido increíble, me he sentido en otro mundo cantando con ella. Es como sí solo estuviéramos nosotros dos. He sentido cada mirada, cada caricia, cada sonrisa que me ha dado y yo… Yo no he podido evitar poner mis manos sobre ella y seguirla con la mirada cada segundo. Es como si girara entorno a ella y necesitara verla para seguir viviendo.

Es una sensación extraña, nunca me he sentido así, pero creo que sin duda ha sido uno de los momentos más mágicos de mi vida. Y creo que la culpable de todo es María, ella hace que me sienta así, tan pleno, tan feliz.

 

La marcha de Carlos ha sido un golpe duro para todos, pero sobre todo para María. La miro sentada a mi lado y se me parte el corazón al verla en ese estado, tan apagada. Poso mi mano sobre la suya, le doy la vuelta y entrelazo su mano con la mía. Quiero que me sienta, que sepa que estoy con ella, que no me voy a mover de su lado, que si me necesita estoy aquí.

Las nominaciones comienzan y me pongo nervioso, moviendo las piernas, aunque no lo estoy por mí, sino por ella. Creo que no va a poder soportar otro disgusto más esta noche.

Sin darme tiempo a nada más, pronuncian el nombre de María y ella se levanta soltando mi mano. Manuel, uno de los miembros del jurado, expone sus argumentos, que terminan en la conclusión de que María tiene que cruzar la pasarela, lo que hace que suspire aliviado.

Me levanto rápidamente y la abrazo con fuerza. Ella posa sus manos sobre mi cintura y sonrío feliz al sentirla aferrarse a mí con tantas ganas.

  • Sabía que lo conseguirías – le susurro – Ahora corre y cruza la pasarela, te lo has ganado.

Me separo de ella y la sonrío, ella me devuelve la sonrisa y se aleja de mí. Veo como camina por la pasarela y llega hasta el otro lado. Ahora solo falto yo y no lo tengo nada claro. No tengo ni idea de cuáles van a ser las conclusiones a las que van a llegar sobre mí, sobre mi futuro o cómo creen que lo he hecho esta noche. Yo al menos estoy orgulloso de lo que hemos conseguido, de la actuación que hemos brindado.

  • Miki – me llama la voz de Joe y me levanto del sofá nuevamente, esta vez para escuchar mi veredicto, por lo que centro mi atención en él – Buenas noches – me dice.
  • Buenas noches – respondo simplemente y me preparo para lo que sea.
  • No tengo muchas cosas que decir en esta ocasión – comienza a decir y abro los ojos sorprendido al escuchar esas palabras – La actuación ha sido perfecta. Vocalmente no tengo ninguna objeción y en cuanto a interpretación… La verdad es que me habéis sorprendido – comienza con sus explicaciones – Durante los ensayos no se os ha visto muy compenetrados, no conectabais con la canción. Pero lo que hemos visto hoy, en el escenario, es como lo que ha dicho antes Manuel a tu compañera, habéis hecho magia. Habéis creado vuestro propio mundo y nosotros hemos podido ser testigos de ello. Me ha gustado mucho verte trabajar esta semana, has estado apoyando a tu compañera y has puesto todo de tu parte para que la actuación de hoy saliera adelante. Por ello… - hace una pausa, haciendo que mi nerviosismo aumente – Creemos que aún puedes darnos más. Así que cruza la pasarela y demuéstranos todo lo que puedes llegar a hacer – me sonríe Joe.
  • Muchas gracias – consigo responder, ya que la emoción me invade por dentro.

Abrazo a mis compañeros y sin pensarlo demasiado, cruzo la pasarela que me lleva al otro lado, donde esta el escenario. Al llegar al final voy directo hasta María, que me recibe con los brazos abiertos y con una sonrisa amplia pintada en la cara.

Atrapo su cintura entre mis brazos y me aferro a ella, pegando su cuerpo al mío, sintiendo su calor.

  • Me alegro tanto por ti, por nosotros, por seguir aquí… - me susurra al oído y yo la aprieto más contra mí. A veces no hace faltan las palabras, simplemente con un abrazo, con una mirada… Es suficiente.

Nos separamos y volvemos a nuestros sitios en la fila, en mitad del escenario. Mi mente ya no está en las nominaciones que transcurren al otro lado del plató, sino en ella, en la chica que tengo a mi lado. Doy un paso hacia ella, haciendo que nuestros brazos se toquen y yo, de forma discreta, la cojo de uno de sus dedos para captar su atención. Ella se gira por la sorpresa y me mira.

  • Lo hemos conseguido – le digo.
  • Sí, lo hemos hecho – me dice mirándome de reojo, para hacer ver a los demás que sigue prestando atención a lo que ocurre al frente, pero en realidad, estoy completamente seguro, que yo soy todo lo que ocupa su mente. Porque a mí me está pasando eso mismo.
  • ¿Estás bien? – pregunto preocupado por todas las emociones que ha sufrido esta noche.
  • Si – me responde con una débil sonrisa.

Aprieto ahora su mano y la dejo ahí durante unos minutos. La miro y veo su perfil serio, ese que utiliza cuando está concentrada. Me deleito con su figura, ahora que ella no me ve y que voy a poder contemplar, al menos una semana más.

Ojalá permanecer así con ella, pero no va a ser tan sencillo. Las cosas no ocurren como uno lo desea. Y mucho menos, al ser consciente de que cada vez queda menos. El tiempo se acaba y esto está a punto de terminar.

 

Doy las buenas noches a Alba, que es la única que queda levantada en la habitación, y me acuesto en mi cama. Hoy ha sido un día muy largo, lleno de muchas emociones, ensayos, ultimando los últimos detalles, preparándome para la gala, realizar una buena actuación, después las nominaciones, el chat y la despedida definitiva de Carlos. Tener que decirle adiós ha sido duro, no tanto como cuando se marchó Joan, que para mí es como mi hermano, pero se ha marchado alguien importante para mí.

Intento dormir, pero no puedo, creo que estoy más despierto que antes. De repente unos sollozos llegan a mis oídos, unos que escucho demasiado cerca. Levanto la cabeza y miro por encima de la cama, en dirección a la de María, que tiene su almohada pegada a la mía. Me despejo totalmente al darme cuenta de que esos sollozos provienen de ella.

  • Ei – susurro acariciando su pelo y aunque lo hago con delicadeza, siento como tiembla por el susto que le he dado - ¿Qué te ocurre? – pregunto preocupado.
  • Na… Nada – me responde titubeando – No te preocupes – intenta parecer entera, aunque en realidad está rota, se le nota.




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