MARÍA
Hoy es el día, hoy es la gran final. Como pasa el tiempo, hace nada entraba por las puertas de la Academia y ahora solo quedan horas para que me marche de aquí y, la verdad es que tengo mucho miedo. Miedo a no saber lo que me voy a encontrar fuera. ¿Mis padres estarán orgullosos de mi concurso? ¿Las chicas se sentirán decepcionadas conmigo? ¿La gente me tratará igual? Pero sobre todo, había una cosa que me daba mucho miedo averiguar, ¿qué habrá pasado con Miki? ¿Habrá hablado con su novia? ¿Será ahora su ex? ¿Me seguirá esperando o ya no siente nada por mí? Son muchas preguntas que ahora mismo no tienen respuesta, y por ahora no las voy a tener. Así que tengo que pensar en otra cosa.
Están terminando de peinarme y maquillarme, mientras sigo pensando en todo lo que he vivido aquí. Al terminar, doy las gracias a las chicas y vuelvo a subir a la Academia para cenar. Cuando entro voy directa al comedor y me pongo un poco de cada cosa. Me siento en la mesa junto a Alba y Famous, que son los únicos que ya están arreglados, el resto aún sigue abajo.
El resto de la cena la pasamos entre risas y anécdotas, recordando todo lo que hemos vivido. Cuando terminamos, nos llevan a la sala de ensayos, para hacernos la foto oficial de los finalistas. Después salimos de la Academia y ponemos rumbo al paltó. Allí nos colocan los micrófonos y esperamos a la señal para que comencemos a cantar la canción grupal.
Nos damos un abrazo a cinco, en el que terminamos riéndonos y al separarnos, nos colocamos en nuestros puestos, esperando a que la música comience. A mi lado, Alba, me da la mano y yo se la aprieto, nos miramos y sonreímos. ¡Vamos a hacerlo genial!
La música de “The Edge of Glory” de Lady Gaga resuena en los altavoces y comenzamos a cantar subidos en las pequeñas plataformas que nos han puesto. Dejo todos mis nervios a un lado y disfruto como una niña pequeña. Esta noche el jurado no vota, solo lo hacen los telespectadores, así que lo mejor que puedo hacer es pasármelo bien, puede que nunca más vuelva a estar subida a un escenario, así que quién sabe…
Al terminar, cruzamos la pasarela, chocando las manos con la gente que hay en el público. Justo cuando estoy a la altura de Roberto Leal, alzo la mirada y me encuentro que los sofás de atrás están ocupados por personas. Mis ojos se llenan de lágrimas cuando veo que son nuestros compañeros. Busco con la mirada y al primero que encuentro es a Carlos, que se acerca a mí con rapidez y me abraza con fuerza.
Nos miramos durante unos segundos a los ojos, hasta que una mano se posa en la zona baja de mi espalda. Me recorre un escalofrío al sentir ese tacto. Me giro y me encuentro con la mirada clara de Miki. Mis ojos se llenan de lágrimas y quiero decir algo, pero no me salen las palabras. He esperado una semana para poder verlo, y ahora que está aquí, no sé qué decirle. Él me sonríe y me acerca hasta él, pasando sus manos por detrás de mi espalda, pegando mi cuerpo contra el de él. Mis manos rodean su cintura y me embriago con su calidez, con su tacto. Echaba de menos sus abrazos. Él posa una de sus manos sobre el pelo, haciendo que pegue mi cabeza contra su pecho y escuche su corazón acelerado, igual que el mío.
Al separarnos nos miramos de nuevo y él me coge la cara entre sus manos, mirándome fijamente a los ojos, atravesándome, llegando hasta lo más hondo de mí.
Vuelve a acercarse a mí para abrazarme con fuerza y yo suspiro con alivio. Me siento tan segura entre sus brazos…