Masajeo la sien de mi cabeza con ambas manos, suspirando pesadamente mientras cierro mis ojos. Estaba abrumada con el estúpido examen que acabo de presentar que por cierto no estudié lo suficiente, pero tengo una buena excusa ¡me aburre esa materia!. De acuerdo, esa es una pésima excusa ¿a el maestro que le importa si me gusta o no su materia?
Ignoro todos a mi alrededor para salir del salón para tomar un poco de aire fresco. Escucho a mi estomago vociferar con urgencia, maldigo en mi mente porque ya quiero llegar a casa. La noche anterior hice una sopa con filete de pescado y camarón, no es por antojar, pero en verdad me quedó delicioso.
Siento una mano sujetar de mi hombro interrumpiendo mi encamino. Surge un momento incómodo y muevo la nariz de lado a lado porque esa fragancia tan conocida para mí una vez más inundo mis fosas nasales.
—¿Qué pasó Baxter? —divague cansada mientras me daba la vuelta sobre mi propio eje y darle la vista al hombre que me molesta diariamente.
—¿Por qué esa cara?
—Es que tengo hambre. —Hago un extraño imán con mis manos en señal de desesperación, quiero que suelte mis riendas para dejarme libre.
—Perfecto, te voy a invitar a comer ya que no quisiste aceptar el dinero que mi tía te ofreció por tu trabajo.
—Ay no, que vergüenza. Además ese trato yo no lo arreglé sino tú, pero me hiciste feliz así que gracias, prefiero eso en lugar de la monetización. —Pongo las dos manos sobre mi rostro y ahogo un grito.
—Pero la monetización puede ayudarte en tu felicidad. —Alzó las cejas de arriba-abajo en un vago intento de ser coqueto.
—Sí, puede que tengas razón pero eso no debe ser la inspiración para luchar. —Aprieto ligeramente el antebrazo de Baxter.
—Mi tía Mía quedo fascinada contigo y quiere conocerte un poco más.
Sacudo mi cabeza perdida, no entiendo las palabras de Baxter ni el por qué Mia quiere conocerme. Continuo caminando un poco perdida, imaginando varias situaciones con la tía de mi compañero; quiere que ella me manipule para que termine de aceptar nuestra amistad con trucos de psicología que ha de tener bajo la manga ó yo que sé.
—¿Y por qué quedó encantada conmigo? —refunfuño confundida.
—Le ha encantado tu arte, y esta haciendo una remodelación en su casa por lo que quieres que tu hagas unos cuadros que adornen su sala. La verdad no sé muy bien que es lo que quiere o la idea, pero quiere que lo hagas tú ¿Te imaginas que te conviertas en pintura?
Río cínicamente, chasqueando el interior de mi mejilla.
—Por favor no me des alas para volar —escupo con incomodidad.
—¿Por qué? —pregunta perplejo, sus ojos se abren un poco más para demostrarlo.
—Porque luego tengo que cortarlos —respondo sombría—, pero hoy encantada puedo ayudarle a tu tía ¿esta disponible? —cambio mi rostro para que no vuelva a interrogarme sobre lo anterior.
Baxter accede y me da la dirección de su tía junto con su número para que yo le envíe un mensaje cuando este afuera de su puerta. Me despido de mi compañero con un palmeo en su hombro izquierdo para terminar subida a mi escarabajo con mi música favorita. Estúpido trafico, cuanto lo odio.
Si tuviera un borrador mágico para eliminarlos de mi vida, lo haría sin pensarlo dos veces ¿Por qué estoy pensando en eso? Sacudo mi cabeza un poco confundida para mantenerme concentrada y no perderme ya que no tengo razón para venir a este lado de la ciudad.
Mandó un mensaje a la tía que inmediatamente me responde que esta por bajar y esta muy entusiasmada por mi visita ya que quiere un ojo artístico para que le ayude a su decoración.
Mía aparece con un moño en su cabeza, esboza una sonrisa y no necesita gestionar ni una palabra para invitarme a pasar. La sigo, observando meticulosamente cada espacio del lugar. Como piso es de madera con un tono fuerte, los sillones de la sala son verdes, en mi opinión; sin vida, en el centro hay una mesa de vidrio con un florero encima. El tono beige de las paredes se ve añejo. Parece que este lugar esta muerto, ahora no quiero ni imaginar como esta el resto del lugar.
—Ya sé que este lugar es un desastre, contratara un decorador es muy caro y tú tienes un buen ojo. Quizás con tu ayuda puedo mejorar.
—Todo se puede mejorar —asiento, dándole la razón—. Aunque va a ser un duro trabajo.
—A ti te sobra la creatividad ¿no es así?
—Es parte de mí, como la de cualquier ser humano el comer o descansar —afirmo, orgullosa de aquello, pues no todas las personas pueden presumir de eso.
—Yo soy una mujer más bien de letras, pero leer; cuando tenía tu edad intente escribir un libro y fue un fracaso rotundo —farfullo un poco nostálgica al recordar aquello.
Empiezo a acariciar el sillón, no era una perdida total ya que se podría tapizar de otro material junto con otro color. Podría comprar unas alfombras de felpa, un espejo iría de maravilla en la esquina de ese lugar. No me gustaba ese color que cubre las paredes, quizás un azul marino una pared, otra un rojo y un blanco. Me imagino los cuadros que podría pintar para ella con arte geométrico usando círculos escondiendo ojos en ellos. Esa mesa podría lucir bien de alguna u otra manera, definitivamente referiríamos ese florero.
Suspiro enamorada al ver el resultado en mi mente. Ahora solo se necesitaba traerlo a la realidad.
—Me gusta esa mirada. —Mia coloca una mano sobre mi hombro, al ver mi gesto de confusión ella prosigue: —tu creatividad explotó y yo quiero oír toda la idea que te ha brotado.
—¿Tendría una libreta y un lápiz?
Mia sin decir ni una palabra va por lo que le pido para entregármelo sin rechinar. Tomo asiento en el sillón, cruzo mis piernas para así apoyar la libreta en mi rodilla. Dibujo el espacio con muebles improvisados, también coloco la gama de colores que se podría usar. No puedo imaginar otro estilo que pudiera representarla. Cuando estoy satisfecha con el dibujo se lo entrego, ella lo analiza mientras yo muerdo la punta de la pluma. Una maña horrorosa que debería de sacar de mi vida, pero es que estoy temblando de los nervios. Ella ladea la cabeza mientras que ve el dibujo.