Iba tarde.
Me dejé llevar por el frio del aire acondicionado y las cortinas oscuras que me levanté dos veces, y en ambas ocasiones me volví a dormir porque "todavía no amanecía", si tan solo hubiera visto la hora en mi teléfono, tal vez, esta escena se habría evitado.
De no ser por Valeria y sus incesantes llamadas, toda viera estuviera abrazando las frías sabanas. Fueron 36 llamadas seguidas y muchos, centenares de mensajes con guiños subliminales al despido.
Ahora estoy evadiendo a las fanáticas de la banda, no han parado de acampar y esperar a que sus chicos de MAGIC salgan a darles cariño. Estaciono con éxito, pero todo cambia cuando salgo de este. Debo taparme los ojos, caminar lo más rápido que puedo y dar sonrisas a diestra y siniestra para asegurar mi belleza en las posibles fotos que estas chicas me hayan sacado.
"¡Esa es la novia de Romeo!"
¡¿Qué?! ¡Solo fueron unas fotos cariñosas para la promoción!
"¡Es muy bonita!"
Gracias, cariño.
"¡No me gustan las rubias!"
Soy una profesional para responder a eso. Pero también te aprecio.
Al fin, llegué a la entrada del local. Para mi suerte y mis astros alineados, el ensueño de mi jefe, digo, mi buen amigo Edmund está parado de brazos cruzados con una sonrisa opuesta a lo amistosa esperándome.
Nos saludamos de beso y caminamos hasta la salida alternativa del local (por eso las chicas allá afuera, no pueden ver a sus chicos) y salimos a la playa.
Por accidente se me sale un bostezo.
Edmund me ha visto de reojo y apretó su rostro.
—Edmund, ¿estas molesto? — Pregunté, con voz amistosa y tímida.
—Nuvia, se ve muy mal que llegues tarde a las grabaciones. Por cada día que nos atrasemos son miles de dólares que salen de la disquera para reponer el día, ya hemos perdido el día de ayer y mis jefes están encima de mí. Estoy molesto, pero no es por ti, bueno contribuiste.
Apreté mis labios, ahora me sentía poco profesional. Ya no me parecía tan graciosa mi larga estadía entre las frías sabanas gratis.
—Lo siento, no se vuelve a repetir— Dije, muy segura de mí. Y para mejorar el humor de Edmund, uní nuestros meñiques— Por la promesa con poderes.
Edmund negó con la cabeza, desvió un momento su vista de la carretera para dedicarme una sonrisa y atraer nuestras manos unidas y depositar un beso en ellas.
Mi piel se erizó.
Eso no fue muy profesionalmente amistoso de su parte.
Ahora se vuelve más incómodo porque Edmund se dio cuenta y me soltó inmediatamente y se disculpó. Lo mejor que alguien puede hacer para hacerme sentir avergonzada e incómoda es que me pidan disculpas, es peor que cuando las pido yo.
—Bien, Nuvia, debemos hablar sobre algo importante — Su tono se volvió siniestro.
Ya estábamos en la entrada de la playa. Ambos nos quitamos el cinturón de seguridad y nos miramos.
—Bien, dime.
—¿Qué tan flexible eres en cuanto a relaciones dentro del trabajo? — Directo y al hueso.
Relaja la cara, eso, no sonrías.
—¿Relaciones de que tipo?
Debo saber a qué se refiere exactamente y si es lo que yo creo.
—¿Relaciones sexuales? —Su mirada y su voz no titubearon en ningún momento.
Tragué duro. Gracias al de arriba que Valeria se decidió por llamarme, miré con una sonrisa forzada a Edmund y procedí a salir del vehículo y fingir que hablaba con Valeria para que no se le ocurriera seguirme y tener que darle la negativa.
Soy muy profesional. Si quiero tener algo con alguien del trabajo, me aguanto hasta que el proyecto termine.
Matthew fue antes de comenzar la campaña con Monette, porque de otra manera, Matt solo fuera un rubio sexi desconocido para mí. Hablando de él, está limpiando unos de sus juguetes. Tiene una camiseta desabotonado por lo que su torso está al descubierto y viéndolo así de concentrado se me hace difícil verlo como un amigo más.
—¡Tenías que levantarme! — Mi grito hizo que se exaltara y mirara asustado.
—No dormí en el hotel y no se me pasó por la cabeza llamarte — Se excusó — ¿Con quién te desvelaste, Nuvia?
Enarcó y movió sus cejas con rapidez.
—Lo mismo te pregunto.
Chasquea su lengua y señala con su cabeza a Margot, quien nos mira con disimulo mientras habla con Edmund.
Miré a Matt, perpleja. Esto era increíble.
Edmund hablando sobre mi profesionalidad y este rubio ponchándose a mi maquillista.
—¿Qué no te hablaron del código de trabajo en cuanto a relaciones?
Se encogió de hombros, es claro que no le importa nada.
—Bebimos surgió, nos gustó y hoy vamos a salir a cenar. Las cosas complicadas son aburridas, querida amiga— Se levantó, palmeó mi hombro y se alejó.
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Había brisa, mucha brisa, tanta que picaba mis piernas descubiertas y alzaba el faldón de mi primer vestido.
Estoy lista para comenzar las grabaciones, este será uno de los mejores trabajos de mi carrera y nadie me echará eso a perder. Ya puedo verme protagonizando muchos otros videos musicales y conseguir un contrato permanente con Dolce.
Es momento de demostrar de que estoy hecha y que todos los sacrificios que tuve que hacer para llegar hasta aquí, valieron la pena y que arrepentirse es negar de todo lo bueno. Esa no es Nuvia Alarcón, ella no se arrepiente y se desvive por demostrar que es la mejor en su campo.
—Bien, equipo, acérquense — Nos llama Edmund.
Rápidamente todos nos almacenamos en a su alrededor, los chicos de la banda pasan al frente junto a él, Romeo me jala para quedar entre él y Gianluca. Todos sonreímos mientras los que faltan se unen a la multitud.
—Debemos estar listos para trabajar en serio, esto debe ser un proyecto del que se hablen por meses y lanzar al estrellato a nuestros chicos de MAGIC, ¡Un aplauso para todos ustedes por formar parte!
Juntamos nuestras palmas y hacemos montón de ruido.
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Editado: 15.07.2020