La mañana amaneció con un cielo despejado y el aroma a flores recién cortadas flotando en el aire. El grupo había decidido pasar el día en el campo, lejos del bullicio del festival, para revivir viejas tradiciones y recordar los veranos de su infancia. Man-wol, con su mochila llena de libros y bocadillos, caminaba en silencio junto a los demás, escuchando las risas de sus amigos y observando el paisaje con nostalgia.
Hyun, que había pasado la noche anterior pensando en Man-wol, se acercó a ella mientras Minjun y Haneul se adelantaban, perdidos en una conversación sobre música. Ha-Ru y Zara, siempre cómplices, se detuvieron a recolectar flores silvestres, dejando a Man-wol y Hyun a solas por un momento.
—¿Te acuerdas cuando éramos niños y jugábamos a escondernos entre los árboles? —preguntó Hyun, intentando romper el hielo.
Man-wol asintió, sonriendo tímidamente.
—Claro. Siempre eras el mejor escondiéndote. Yo, en cambio, nunca te encontraba.
Hyun se rio, y por un instante, ambos se miraron con complicidad. El silencio se llenó de esa emoción que solo la primavera sabe despertar: 설렘 (seollem), esa mezcla de nervios y esperanza.
—A veces pienso que aún nos escondemos de muchas cosas —dijo Hyun, bajando la voz—. De lo que sentimos, de lo que tememos perder.
Man-wol lo miró, sorprendida por la sinceridad de sus palabras. El corazón le latía con fuerza, pero no sabía si era por el miedo a equivocarse o por la dulzura de ese momento.
—Yo también —susurró, mirando hacia el horizonte—. Pero creo que la primavera es para dejar de esconderse, aunque sea un poco.
Hyun extendió la mano y le entregó una flor silvestre que había recogido en el camino.
—Para ti. Para que nunca olvides que la primavera siempre vuelve.
Man-wol tomó la flor, y por un segundo, sus dedos se rozaron. Ese contacto fugaz fue suficiente para que ambos sintieran que algo había cambiado, aunque ninguno se atreviera a decirlo en voz alta.
En la distancia, el grupo los llamó para continuar el paseo. Man-wol y Hyun se miraron una última vez, guardando ese instante como un secreto bajo el sol de la primavera.