Capítulo 16: La Carta que Cambió Todo

La noche parecía más oscura que de costumbre, como si el cielo mismo contuviera un secreto. El grupo estaba reunido alrededor de la fogata, el fuego lanzaba sombras danzantes sobre sus rostros expectantes. Zara, con las manos temblorosas, sacó un sobre antiguo, amarillento y arrugado, que parecía haber resistido el paso del tiempo con un propósito.

—Esto… —comenzó, su voz quebrada por la emoción—, lo encontré escondido en una caja en casa de mis padres. No sabía qué pensar al principio, pero ahora sé que ustedes deben verlo.

Man-wol tomó el sobre, sus dedos rozaron la superficie áspera y fría. El silencio era absoluto, como si el aire mismo se hubiera detenido para escuchar. Con cuidado, desplegó la carta y comenzó a leer en voz alta:

“Querido Sang-ho,

Nunca imaginé que esta carta llegaría a tus manos, ni que el secreto que guardamos cambiaría tanto nuestras vidas. Cuando supe que estaba embarazada, pensé que todo había terminado. Decidí ocultarlo, protegerte y proteger a nuestro futuro. Pero la verdad es que no pude seguir adelante con el aborto. La niña vive, y aunque sé que nunca seremos una familia normal, siempre estarás en mi corazón.

Con amor,

Eun-joo.”

Un suspiro colectivo escapó del grupo. Hyun sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Sang-ho es el nombre de su padre, pero se preguntaba quién era esa misteriosa mujer.

—¿Eun-joo? —susurró, mirando a Zara con ojos llenos de preguntas—. ¿Quién es Eun-joo?

Zara bajó la mirada, y una sonrisa triste se dibujó en sus labios.

—Eun-joo era el nombre coreano de mi madre.

Un silencio helado cayó sobre ellos. La revelación explotó en sus corazones: Zara no solo era amiga, sino también el secreto que habían guardado sus padres todos estos años.

—¿Por qué nunca lo habías mencionado? —preguntó Hyun, con la voz cargada de incredulidad.

—¿Por qué esperaste hasta el final del verano para revelarnos esta carta? —añadió Man-wol, con lágrimas en los ojos.

—Porque no sabía cómo —respondió Zara—. Porque tenía miedo de perderlos a todos. Pero ahora creo que es el momento de que sepamos toda la verdad. No solo sobre mí, sino sobre nuestros padres y lo que realmente pasó en aquel verano que cambió todo.

Las llamas de la fogata crepitaban con fuerza, reflejando la tormenta de emociones que comenzaba a desatarse. La amistad que los había unido desde niños estaba a punto de enfrentarse a una verdad que podría transformarlo todo.