Primavera, 설렘 & Us

Capítulo 20: Verdades a la luz

El eco de los pasos de Hyun resonaba en el pasillo de la casa familiar. Había evitado esta conversación durante semanas, pero el peso de la decisión lo asfixiaba. La puerta del despacho de su padre estaba entreabierta; la luz cálida iluminaba los estantes repletos de libros y trofeos, recuerdos de una vida construida sobre expectativas.

Hyun entró sin llamar. Su padre, sentado tras el escritorio, alzó la vista y lo miró en silencio, como si hubiera estado esperando ese momento.

—Sabía que vendrías —dijo el hombre, con voz grave—. ¿Por fin has decidido cumplir con lo que te corresponde?

Hyun apretó el anillo de compromiso que llevaba en el bolsillo, sintiendo su peso como una condena.

—No vine a hablar de obligaciones, sino de verdades —respondió, firme—. Estoy cansado de fingir, de aceptar un destino que no elegí. No puedo comprometerme con alguien solo para salvar la imagen de la familia o la empresa.

El rostro de su padre se endureció.

—No entiendes lo que está en juego. Nuestra reputación, el trabajo de generaciones, todo depende de que actúes con responsabilidad. No puedes permitirte este tipo de debilidades.

Hyun lo miró a los ojos, por primera vez sin miedo.

—¿Y mi vida? ¿Mis sueños? ¿Eso no cuenta? Siempre he hecho lo que esperabas, pero nunca te has preguntado qué quiero yo. No soy una pieza más de tu tablero.

El silencio se hizo denso. Por un instante, el padre de Hyun pareció vacilar, pero enseguida volvió a la carga.

—La familia siempre ha estado por encima de los deseos individuales. Es el precio que hay que pagar.

—Quizá para ti, pero yo no quiero seguir ese camino —replicó Hyun, la voz temblando de rabia y tristeza—. No voy a sacrificar mi felicidad por un acuerdo que nunca fue mío. Si eso significa perderlo todo, entonces prefiero perderlo.

El padre se levantó despacio, cruzó la distancia entre ellos y se detuvo frente a Hyun. Por un momento, ambos se miraron como dos desconocidos.

—Eres mi hijo —dijo el hombre, más bajo—. Pero si eliges esto, tendrás que asumir las consecuencias.

Hyun asintió, sintiendo el vértigo de la libertad y el miedo mezclados en el pecho.

—Por primera vez, estoy dispuesto a hacerlo.

Ya en el umbral de la puerta, Hyun se detuvo. El silencio entre padre e hijo era denso, cargado de años de secretos y expectativas incumplidas. Giró lentamente para enfrentar una última vez a su padre.

—Antes de irme… —dijo con voz firme, aunque le temblaban las manos—. Quiero que sepas que ya no pienso callar más. No solo sobre mi vida, ni sobre el compromiso, sino sobre Zara.

El rostro de su padre se endureció aún más, pero esta vez hubo un leve destello de miedo en sus ojos.

—Tú siempre dijiste que la familia está por encima de todo —continuó Hyun, clavando la mirada en él—. Pero nunca fuiste capaz de reconocer a tu propia hija. No pienso ser cómplice de tu silencio ni de tu cobardía.

Por primera vez, el padre de Hyun no tuvo respuesta. El peso de la verdad flotó en el aire, imposible de ignorar.

Sin añadir nada más, Hyun salió del despacho, dejando la puerta entreabierta, como una invitación a que, algún día, su padre tuviera el valor de cruzar ese umbral y enfrentar el pasado.

El eco de sus pasos se perdió en el pasillo, pero por dentro, Hyun sentía que, aunque el futuro fuera incierto, al fin había dado el primer paso hacia su propia libertad… y hacia la verdad que tanto tiempo había esperado salir a la luz.




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