Primavera, 설렘 & Us

Capítulo 25: Veranos de reencuentro

El verano llegó a Corea del Sur con un aire de celebración. Después de meses separados por océanos, horarios y responsabilidades, los seis amigos lograron reunirse en una casa de campo cerca del mar. Era un reencuentro largamente esperado, una pausa para celebrar el fin de la universidad y el inicio de una nueva etapa.

Las risas llenaban el aire mientras compartían anécdotas de sus vidas en distintas ciudades: Hyun en Seúl, Haneul en Daegu, Haru en Busan, Minjun desde Nueva York, Zara desde París y Man-wol desde Madrid. Cada uno había seguido su propio camino, pero el lazo entre ellos seguía intacto.

Pronto, los padres comenzaron a llegar, trayendo consigo recuerdos de su propia juventud. Las madres de Zara, Minjun y Haru, el padre de Haneul, el padre de Man-wol y el padre de Hyun se saludaron con abrazos sinceros y miradas cómplices. No tardaron en surgir las historias de cuando ellos también fueron un grupo inseparable en la universidad, soñando con cambiar el mundo.

Sentados alrededor de una gran mesa en el jardín, el pasado y el presente se entrelazaron. Los padres compartieron anécdotas de sus días en Seúl, confesando errores, amores y decisiones que marcaron sus vidas y las de sus hijos. Hubo risas, alguna lágrima y, sobre todo, una sensación de reconciliación. María y el padre de Hyun hablaron con sinceridad sobre lo que fue y lo que no pudo ser, mientras los demás escuchaban, comprendiendo por fin el peso de los secretos y las expectativas.

Al caer la tarde, el grupo se trasladó a la playa. El sol se ocultaba lentamente sobre el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. Hyun tomó la mano de Man-wol y lo condujo lejos del bullicio, hacia la orilla.

—Quería esperar este momento —dijo Hyun, con voz emocionada—. Porque ahora, por fin, puedo elegir mi propio destino.

Sacó una pequeña caja de su bolsillo y, arrodillándose en la arena, miró a Man-wol a los ojos.

—Sé que la vida no siempre ha sido fácil para nosotros. Pero quiero pasarla contigo, eligiéndote cada día. ¿Te casarías conmigo?

Por un instante, todo se detuvo. Man-wol, con lágrimas en los ojos, asintió y lo abrazó con fuerza. Los aplausos y las voces de alegría de sus amigos y familiares no tardaron en llegar.

El padre de Hyun se acercó, conmovido, y puso una mano en el hombro de su hijo.

—He cancelado el compromiso anterior —anunció, con voz firme pero cálida—. Lo único que deseo es tu felicidad, Hyun. Y sé que la has encontrado.

Esa noche, bajo un cielo estrellado, los seis amigos y sus familias celebraron no solo el compromiso, sino la libertad de amar y de elegir su propio destino. El pasado, por fin, encontraba su lugar en la memoria, y el futuro se abría ante ellos lleno de promesas.




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