Capítulo 29: Un nuevo hogar

La luz de la mañana entraba suavemente por las ventanas de la nueva casa, acariciando los muebles recién elegidos y los recuerdos que poco a poco iban llenando cada rincón. Hyun y Man-wol se despertaban cada día con la certeza de estar construyendo algo propio, lejos de las sombras del pasado y rodeados de la tranquilidad que tanto habían anhelado.

En la cocina, Man-wol preparaba el desayuno mientras Hyun leía en voz alta los mensajes de sus amigos, que seguían compartiendo anécdotas y sueños a pesar de la distancia. Todo parecía perfecto, pero había algo más en el aire, una felicidad contenida que Man-wol aún no se atrevía a decir en voz alta.

Esa tarde, sentados en el pequeño jardín, Man-wol tomó la mano de Hyun y, con una sonrisa nerviosa, le susurró la noticia que cambiaría sus vidas para siempre.

—Hyun… vamos a ser padres.

Por un instante, el mundo se detuvo. Hyun la miró, incrédulo, y luego la abrazó con fuerza, riendo y llorando al mismo tiempo. La casa, que ya se sentía llena de amor, ahora parecía demasiado pequeña para tanta felicidad.

Mientras preparaban la habitación que algún día sería para su hijo, pensaron en sus amigos, en cómo cada uno había encontrado su propio camino.

Zara y Ha-Ru vivían juntos en París, en un pequeño apartamento lleno de cuadros, plantas y recetas nuevas. Zara exponía sus obras en galerías locales, mientras Ha-Ru había abierto una pequeña pastelería que se había vuelto famosa en el barrio. Sus días transcurrían entre arte, harina y promesas de futuro.

Haneul y Minjun, tras recorrer varios países, decidieron instalarse en Seúl. Haneul trabajaba en un hospital, pero también daba conciertos de piano los fines de semana. Minjun, convertido en un DJ reconocido, organizaba eventos benéficos y colaboraba con jóvenes músicos. Juntos, habían aprendido a equilibrar sus pasiones y a apoyarse en los días difíciles.

A veces, los seis amigos se encontraban a mitad de camino, en algún lugar del mundo, para recordar que la amistad verdadera sobrevive a cualquier distancia. Las videollamadas seguían siendo frecuentes, y los mensajes de apoyo, bromas y consejos llenaban sus días de alegría.

Hyun y Man-wol, ahora en su propio hogar, miraban hacia el futuro con esperanza. Sabían que la vida les seguiría poniendo pruebas, pero también que, juntos, podían superar cualquier obstáculo. La llegada de un nuevo miembro a la familia era solo el comienzo de una nueva aventura.