Ella iba por los pasillos de su universidad un poco timída, era su primer día, entró a su clase, observo que aquel salón era un poco pequeño pero muy espacioso, los colores de aquel salón eran un poco palidos pero se veían bien, ella solo se sentó y esperó, un tiempo después entro a el salón un chico alto, blanco, flaco y un poco desubicado; ella con una mirada de ternura pensó para sus adentros "Uh que lindo es...". Una vez terminada la clase ella salio de aquel salón y fué a el patio de la escuela y de nuevo vió a aquel hombre, él la miro se acerco lentamente y la saludó;
-Hola
-Hola! -Respondió un poco afanada-
-¿Como te llamas?
-Ma..Mariana -Titubeo-
-Un gusto, Pedro.
- El gusto es mío
Ahí en ese momento ella se sintió como nunca antes, fue un amor a primera vista que se convertiría en un amor puro.
Al día siguiente ella regresó a su salón y el había ocupado su lugar, ella sin pensarlo tomo el lugar de él, cuando se sento, a su lado había una chica, ninguna se atrevió a hablar primero, hasta que una de las dos tomo la palabra y preguntó a la otra sobre un tema de la clase, desde ese entonces fuerón muy cercanas la una con la otra, al terminar la clase, ella estaba sola en el salón y entró Pedro, se sentó al lado de Mariana y entabló una conversación.
-Hola. -Dijo Pedro-
-Hola. -respondío Mariana-
-¿Que haces?
-Nada, de hecho ya me tenía que ir.
-Ah... ok, antes de irte, podrías darme tu número?
-Si claro, aquí lo tienes!
-Gracias, te veo luego.
-Igual.
Ella sin ninguna prisa va camino a su casa, pero con una emoción interna que le permitía idearse locas historias de amor que probablemente nunca pasarían; Al llegar a casa tomó su telefóno y notó que tenía más mensajes de los que normalmente tendría, revisó y estos mensajes los había escrito Pedro, ella estaba emocionada pues aquel hombre del que se enamoró a primera vista le había pedido su número teléfonico; Ella sonriendo respondió a sus mensajes de texto.