Cada año, en 衷国(Zhōngguó), el examen más importante para el país es preparado dentro de una instalación secreta, vigilada por las fuerzas militares del gobierno. Dentro, académicos, cocineros, guardias y de más personal vive durante un periodo de tres meses mientras se prepara dicha prueba, a la que se le denomina como 告考(GàoKǎo).
Nadie sale de las instalaciones. Las personas de afuera tienen prohibido el paso y todo lo que entra a la instalación se queda ahí hasta que el periodo de elaboración termina.
Una vez que el GàoKǎo es terminado, se revisa y se lleva apenas tres días antes a las escuelas, en donde es vigilado de forma celosa dentro de una caja fuerte que no será abierta hasta el día de la aplicación. Las personas que hicieron el examen no pueden abandonar las instalaciones hasta que éste termine su ejecución a los alumnos.
El GàoKǎo es la prueba que define a que universidades entrarán los alumnos de Zhōngguó. Ellos no eligen a dónde irán, son sus aptitudes reflejadas en el examen lo que los pondrá en alguna universidad del enorme país oriental.
Existen 800 puntos en total dentro del examen, y se requieren mínimo 200 para entrar a la universidad menos exigente.
Una nueva generación de aspirantes irá a presentar el día de hoy. Un nuevo mañana espera a todos aquellos que se han preparado con mucho esfuerzo para este día.
—横武(Héngwǔ), ya casi es hora. No seas tan exigente —mencionó una mujer desde la cocina, misma que parecía estar lavando unos platos.
Por su parte, desde su habitación, Héngwǔ, un chico de piel aperlada, ojos y cabello negro, complexión delgada y faz seria, veía su imagen en un espejo. Movía sus labios sin dejar de ver sus ojos, a la par que pensaba en todo lo que había estudiado, una y otra vez.
—¡Héngwǔ! Se te va a hacer tarde —gritó de nuevo la madre. Él joven cerró los ojos, respiró hondo y exhaló para luego darse unas palmadas en las mejillas con ambas manos.
—冲啊(Chōng-ǎ)[Ánimo], Héngwǔ! ¡Tú puedes! —Se dijo a sí mismo el joven, se colocó un par de anteojos redondos frente a sus ojos y salió de su habitación con una mochila pequeña en mano. Caminó por un pasillo pequeño hasta que se encontró no sólo con su madre, sino que también con su abuela.
—¡Héngwǔ!
—妈(Mā)[Mamá]! Ya estoy aquí, no tienes que seguir gritando —anunció el chico, para luego la señora voltear hacia él y acercarse. La mujer, preocupada, acomodó el pequeño chaleco oscuro que su hijo llevaba encima, al igual que el cuello de su camisa de manga corta, para al final ir hasta su cabello y dejarlo impecable—. Y dices que soy yo el que se preocupa demasiado. —Al decir esto, la señora le dio un pequeño golpe en la frente a su hijo. —¡Auch! Eso dolió…
—No corrijas a tu madre, jovencito. Más vale que salgas ya o vas a llegar tarde —explicó la mujer, para luego abrazar al joven—. Te va a ir muy bien. Trae buenas noticias a casa cuando acabes.
—Sí, Mā…
—Espero puedas comprarme un poco de 点心(diǎnxīn) que venden cerca del colegio. La señora que lo vende era amiga mía desde que éramos niñas.
—Sí, lo sé, 奶奶(nǎi nāi)[Abuela]. Te prometo traer un plato grande para celebrar.
—授人以鱼不如授人以渔(shòu rén yǐ yú bùrú shòu rén yǐ yú)[Dale a una persona un pez y comerá un día. Enséñale a una persona a pescar y vivirá sin hambre]. Estoy segura que has aprendido bien de nosotros.
—Téngalo por seguro. —El joven le dio un beso a su abuela en la frente y pasó a retirarse. —Volveré con diǎnxīn. No haga de cenar, Mā.
—Chōng-ǎ! —Exclamó la señora para ver partir a su hijo emocionado, mismo que iba con una sonrisa en el rostro.
Por otro lado, dentro de un hospital, un pequeño grupo de profesores están entrando al sitio. Aquellos se instalaron en una habitación donde estaban colocadas varias pantallas con cámaras de seguridad que apuntaban a un sitio que parecía desolado.
A la par de ello, en uno de los pisos del lugar, calificados como «piso en cuarentena», se encontraba un chico discutiendo con su madre y su tía, quienes poseían trajes especiales para evitar contagiarse de algún tipo de enfermedad.
—¡Mā! Por favor, te lo ruego. ¡Quiero presentar junto con los demás! ¡Esto es una exageración!
— 吴立安(Wú Lìān)! Acabamos de salir de una pandemia. Eres uno de los últimos contagiados aquí en el país. Trata de ser un poco responsable y maduro por una vez en tu vida, muchacho —regañaba la madre al joven que estaba postrado encima de la cama, con su ropa celeste de hospital. Lìān es un chico alto, de cabello castaño, ojos cafés, piel clara y cuerpo atlético. Su expresión era de capricho en el momento y se hallaba con los brazos cruzados al igual que las piernas por encima del mueble blanco.
—¡Pero ya no tengo síntomas y hoy es el último día de la enfermedad! Estoy seguro que ya no tengo nada en el sistema. ¡Me siento como nuevo!
—¿Recuerdas cómo te enfermaste en primer lugar? —preguntó la tía del joven, mismo que giró los ojos antes de responder.
—Sí…
—¿Cómo fue?
—Porque acepté un partido de basketball en la calle, 明菲阿姨(Míngfěi āyí)[Tía Míngfěi]—respondió a regañadientes.
—Entonces entiendes que, en teoría, te ganaste lo que te está pasando…
—¡Sí! Lo sé, pero, ¿no pueden hacer una excepción por hoy? —Las palabras del joven hicieron que ambas mujeres denegaran con la cabeza, lo que puso algo triste al chico.
—Ya prepárate, que está a punto de comenzar la prueba —mencionó la madre y abandonó la sala junto a su hermana, mismas que se retiraron los atuendos de cuarentena para revelar que la madre de Lìān poseía un bello traje sastre debajo, mientras que su hermana llevaba una bata médica con el símbolo del hospital.
—Lamento los problemas.
—No te preocupes, 精菲(Jīngfěi). Yo sé que tu hijo le hace honor a todo, menos a su nombre. Lo tendremos listo para la prueba sin problemas.
—Gracias, 姐姐(jiějiě)[Hermana mayor]. Te debo otra —aclaró la mujer y le sonrió a su hermana, la cual le regresó el gesto y se despidió.