NARA
Intentar ignorarlo ya estaba de más. Estaba guapísimo, pero nada del otro mundo. Era completamente irritante.
Para mi pobre alma en desgracia el muy desgraciado me tocó como compañero en todas las clases, por dicha no le gustaba la escritura gramatical del curso que tomaba todos los jueves después de clases. Tenerlo ahí sí sería completamente irritante.
─ ¿Rojo o negro?─ pregunta Maddie.
Sostenía en ambas manos dos ganchos de ropa distintos. Uno con un vestido rojo ajustado y el otro con un conjunto de dos piezas negro.
Me enderecé un poco en la cama y observé ambos con mucho detenimiento.
─ El rojo va a resaltar tus ojos.
─ Tienes razón─ acepta Maddie aventando el gancho negro a un lado mío.
─ Siempre tengo razón─ acepto y Maddie hace un puchero.
Levanto la prenda diminuta y observo el conjunto con el ceño fruncido. Estoy en un gran debate interno.
Odio los tacones altos pero adoro las fiestas de fogata y esta pintaba ser estupenda. Recuerdo que mi primer año en Cary Academy se resumió en la fiesta de bienvenida, parecía tan lejano.
─ ¿Viste el bizcocho italiano de hoy?─ grita esta, en dirección hacia su armario gigante. Creo que su armario es más grande que su cuarto, y eso ya deja mucho que decir.
─ Comparto cálculo con él, comparto casi todas la materias con él... y no está tan guapo.
Le resto importancia al ser odioso que estuvo en mi mente todo el día luego de clases.
Que mentirosa, podría verlo todo el día y no sentirme aburrida.
─ ¿Bromeas?─ la rubia sale de su armario con el vestido rojo ceñido a su cuerpo mirándome con cara de incredulidad─ Comparto historia con él y está guapísimo.
Observo a Maddie y sonrío.
─ Sabía que ese era el vestuario de hoy─ digo, observando su figura esbelta y dudo un poco─ Debería de ir a la fiesta, ¿No crees?
Levanto el conjunto negro de antes y lo observo arrugando los labios.
─ No tienes ropa, y no vas a ir así─ me dice Maddie, observando mi vestido floreado con extrañeza.
─ Tu podrías prestarme esto─ le digo.
─ ¿De verdad vas a esa fiesta? Pensé que te ibas a concentrar más en tus cosas...
Tiene razón.
"Concentrarme más en mis cosas".
Fue lo que dije.
Y aún así aún no estoy segura de qué debo de hacer.
─ Sí, bueno, todos necesitamos un respiro, ¿no? Además, ¿tú vas o no?─ digo en su lugar.
Maddie me sonríe desde su retocador con una pizca de algo que no logro descifrar pero que siempre está presente en ella cada que me ve.
─ Ya veremos quién termina siendo la estrella de la noche─ sus palabras me tomaron con tanta sorpresa que no me dió tiempo de rebatir─ Tienes que apresurarte, pronto llegará Jax.
Y la sola mención me aceleró el pulso...
En el mal sentido.
─ ¿Jax?─ pregunto a Maddie, confusa.
─ Nos recogerá─ aclara esta.
─ ¿Cómo...?
─ Te dije que compartí historia con él.
Claro, historia.
...
─ Este carro es increíble─ dice Maddie a Jax, coqueta.
Ella iba en el asiento de copiloto, y el piloto era un auténtico grano en el culo. No dejaba de echar vistazos por el retrovisor y estaba completamente segura de que si yo no hubiese venido Maddie ya estaría sobre él.
Me sentía como un tamal mal envuelto.
No encajaba aquí y estaba matando un polvo que se terminaría echando tarde o temprano.
─ ¿Falta mucho?─ pregunta por décima vez una Maddie muy estresante.
Suelto un suspiro y vuelvo mi vista hacia el frente, eso hasta que de nuevo me doy cuenta que Jax está viendo en mi dirección.
Como siga así chocaremos y al carajo fiesta.
─ Pronto llegaremos, tú conoces la ruta mejor que yo─le dice Jax a Maddie.
─ Y hubiéramos llegado antes de no ser por tí─ rebato yo.
─ Creeme, princesa. Sería más fácil si entendiera tus indicaciones.
¿Princesa?
¿Y este qué se cree?
Lo vuelvo a ver y topamos miradas por el retrovisor cuando Jax está sonriendo.
Imbécil.
Le divierte.
─ Se tardará lo que se tenga que tardar─ dice Maddie de forma que corta nuestro intercambio de miradas.
─ Ya estamos llegando tarde─ señalo yo.
Y es que no sé qué me tiene tan irritada. Quizás su presencia, y me parece justo.
─ No se llega tarde a una fiesta─ se burla de mi Jax
─ Si tiene hora de comienzo, sí─ rebato de nuevo.
─ Nadie llega a tiempo a una fiesta─ replica él.
─ Alguien debería explicarte cómo funciona un reloj.
Y la pelea continuaría, de no ser por la voz de Maddie cortandola de nuevo en el momento justo:
─ Llegamos─ dice fuerte, mandando a callar a todos en el auto.
Luces de colores parpadean entre las paredes medio derruidas. Hay música fuerte, latas vacías y grupos de estudiantes bailando, besándose, riendo. El ambiente está cargado de calor, luces y alcohol.
Eso es lo primero que noto al llegar. Dejo atrás a Maddie y Jax e intento perderme entre la multitud. Me niego a estar un segundo más cerca de él.
Camino entre la multitud con un vaso de algo dulce en la mano que logré tomar de una mesa al fondo del interior del molino. Observo rostros conocidos, esto se siente un poco fuera de lugar. De pronto, mis ojos se clavan en una imagen incómoda.
Jax.
De nuevo Jax.
Está cerca de Maddie. Demasiado cerca. Ella ríe, le toca el brazo, él le susurra algo al oído. Maddie se inclina hacia él, como si fuera a besarlo, pero él no se mueve.
Jax no la toca. Solo sonríe. Sus ojos -sin embargo- no están en Maddie. Están apuntando a mi dirección. Están justo sobre mi, mis ojos específicamente.
Aparto la mirada y bebo de golpe, incómoda.
Doy la vuelta, es imposible querer quedarse aquí protagonizar ese momento tan innecesario. Y cuando estoy a punto de alejarme Logan se sitúa a mi lado y me sonríe de forma cálida.
─ Hey─ saluda.