Primera Base , Primer Amor

Capítulo 10: Entre amigas y primeras citas

Stacy volvía del fin de semana más intenso y hermoso de su vida. El regreso al pueblo fue tranquilo, pero su corazón seguía latiendo con los recuerdos del lago, del fuego, de los besos y de todo lo que había compartido con Mateo. Pero esa tarde no la pasaría con él. Era momento de reencontrarse con las chicas.

Julie y Cami estaban en el porche de la casa de Julie, esperándola con vasos de limonada, una bandeja de brownies y miradas cómplices.

—¡Ya era hora! —exclamó Julie, al verla bajar del auto—. Queremos cada maldito detalle.

Stacy rió, soltando el bolso y sentándose en una mecedora.

—¿Por dónde empiezo?

—Por el momento exacto en que supiste que ibas a pasar la noche con él —dijo Cami, dándole un codazo.

Stacy se sonrojó, pero no evitó la pregunta. Les habló del lago, de la cabaña, del vino, del fuego, de las miradas. No entró en todos los detalles, pero las chicas entendieron. Sus ojos brillaban.

—Estoy feliz por ti —dijo Julie, sincera—. Se nota que te hace bien.

—Y tú… —preguntó Stacy, con una sonrisa traviesa—, ¿tú hablaste con Nico después de la cena?

Julie intentó ocultar su emoción, pero no lo logró.

—Me mandó un mensaje esa misma noche. Y al otro día. Y el otro. Me invitó a tomar algo mañana por la tarde.

—¿Y tú dijiste que sí? —preguntó Cami.

—Obvio que sí. Tiene esa mezcla de tímido y dulce que me mata.

—Y tú, Cami… ¿qué pasó con Tomás? —intervino Stacy.

Cami se encogió de hombros, pero una sonrisa se le escapó.

—Me buscó en Instagram. Y desde entonces, no ha parado de mandarme memes y videos tontos. Me invitó a ver un entrenamiento.

—¡¿Y vas a ir?!

—Sí. Solo porque quiero ver si es igual de divertido sin un esmoquin puesto.

Las tres rieron.

—¿No es raro? —preguntó Stacy después de un rato—. Hace nada estábamos sirviendo cafés, y ahora estamos saliendo con jugadores de béisbol y fisioterapeutas.

—No es raro —respondió Julie—. Es justo. Porque nosotras también somos maravillosas.

Pasaron la tarde hablando de todo: de los nervios, de los primeros besos, de lo difícil que era dejarse querer, de lo mucho que temían perderse a sí mismas si las cosas se volvían más grandes que ellas. Pero también rieron hasta dolerles el estómago. Porque el amor, aún en sus primeras etapas, las había vuelto más valientes.

Al anochecer, Stacy se quedó sola en el porche, mirando las luces del pueblo encenderse. Pensó en Mateo. En su guitarra. En su voz al susurrarle "Te elijo" sin necesidad de decirlo.

Y pensó en sus amigas, también empezando algo nuevo.

Ese verano no solo sería el inicio de su historia con Mateo.

Sería también el comienzo de algo para las tres.

Y, aunque aún no lo sabían, el amor también pondría a prueba esa amistad.




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