Primera Base , Primer Amor

Capítulo 49: Triunfo en la cima

Después de semanas de tensión, esfuerzo y desafíos, llegó el día que Mateo había esperado con ansias: el partido clave que definiría la temporada. Más que un juego, era una oportunidad para demostrar que su compromiso y pasión seguían intactos.

La presión era enorme, pero también lo era la fuerza que llevaba en su corazón. Al lado, Stacy y Alma, quienes se habían convertido en su motor y su refugio, estaban presentes para apoyarlo.

Desde el primer lanzamiento, Mateo jugó con una concentración impecable, mostrando destreza, velocidad y liderazgo. Cada jugada era un reflejo de la disciplina que había mantenido a pesar de las adversidades.

El equipo vibraba con él, sintiendo que no solo jugaba un partido, sino que escribía una nueva página en su historia.

Cuando sonó el último out y el marcador se inclinó a favor de su equipo, la ovación fue un grito de victoria y respeto.

En la celebración, Mateo dedicó el triunfo a su familia y a Stacy, cuyo apoyo había sido fundamental.

—Este es nuestro logro —dijo con emoción—. No podría hacerlo sin ustedes.

La fundación, la prensa y los fanáticos reconocieron no solo al atleta, sino al hombre que había sabido equilibrar talento y amor.

La multitud aún vibraba en el estadio cuando Mateo, con el uniforme empapado de sudor y polvo, levantó las manos en señal de triunfo. Sus compañeros lo rodearon, pero su mirada buscó inmediatamente a la tribuna, donde Stacy sostenía a Alma en brazos, con lágrimas de orgullo brillando en sus ojos.

El corazón de Mateo latía con fuerza, no solo por el esfuerzo físico, sino por la sensación de haber cumplido una promesa silenciosa que se había hecho a sí mismo y a su familia.

Mientras caminaban hacia los vestuarios, la prensa esperaba ansiosa, pero él solo tenía ojos para Stacy y la pequeña. En ese instante, nada más importaba.

Ya en la intimidad del vestuario, Mateo tomó el teléfono y llamó a sus padres, compartiendo la emoción de la victoria. Su voz temblaba de alegría y gratitud, sabiendo que cada paso en su carrera también era un tributo a sus raíces.

De regreso en casa, la celebración continuó en pequeño círculo. Stacy preparó una cena especial, mientras Alma balbuceaba risueña, como si también celebrara a su manera.

Sentados alrededor de la mesa, hablaron de sueños, retos y del futuro que aún tenían por delante. Mateo tomó la mano de Stacy con ternura y dijo:

—Este triunfo es para ti y para Alma. Ustedes son mi verdadera inspiración.

Ella le sonrió, besándolo suavemente, sintiendo que, más allá de los éxitos públicos, su historia más valiosa era la que construían juntos en casa.




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