Alex...
El lunes llegó sin sorpresas. Cómo todo lo que está bien es planeado.
Las maletas estaban listas desde el viernes. La agenda, confirmada. El jet privado de mi padre esperaba en la pista, con los motores encendidos y la tripulación en posición. No hubo despedidas. Solo movimiento.
Subimos los cinco. Mi padre primero,con su maletín de cuero y su rostro de siempre: firme, sin margen. Mi madre detrás, con su bolso pequeño y tratando de contener su alegría por este viaje en familia. Katherine subió diciéndole algo a mamá, con los audífonos puestos y una libreta en la mano. El menor, Apollo hablando por teléfono, al parecer era su mejor amigo Tom. Yo fui el último. Siempre lo soy.
El interior del jet es silencioso. Cuero beige, madera pulida, pantallas apagadas. Me senté junto a la ventana, como siempre. Para admirar la vista cuando estemos en el aire.
-¿Cuánto dura el vuelo?- preguntó Katherine, sin quitarse los audífonos.
- Cinco horas- respondio mi padre, observándola.
-¿Y después?
- Después, el pueblo. Hija.
Ella no dijo nada más. Yo tampoco.
Durante el vuelo, al igual que Katherine me coloque mis audífonos entre en mi Play list el cuál puse a sonar "The Weekend". Me gustan sus canciones y la manera en que puede acerté sentir al escucharlas.
"Calle Out My Name" the weekend.
Mi madre hojeaba una revista sin pasar las páginas. Katherine seguía en su música. Apollo mirando su tablet. Mi padre leyendo su libro. El silencio era perfecto.
En algún momento, Katherine me miró.
-¿No estás nervioso hermano?
- No
- No tienes curiosidad?
- La curiosidad es ineficiente hermana.- se que ella no es igual a mi en algunos sentidos.- Está bien tener curiosidad o estar nerviosa a experimentar nuevas cosas.
Creo que esas palabras la tranquilizaron un poco. Su mirada ahora tiene un brillo en ella.
Ella me sonrió con ternura. Me tranquiliza verla así.
El jet aterrizó sin sobresaltos. El calos entro como una bofetada apenas se abrió la puerta. El aire era distinto. Incluso el clima parecía debatir entre el frío y el calor.
Un chófer nos esperaba. El vehículo era modesto. Mi padre estaba hablando con mi madre sobre algo. Mientras nosotros subimos.
Mientras avanzamos por la carretera, ví casas bajas, muchos árboles, gente caminando sin prisa. Todo parecía detenido pero no muerto.
Katherine tomó una foto desde su ventana. Yo no. Los mejores momentos no se capturan en un cámara.
Al llegar al pueblo, el chófer bajo la velocidad. El polvo, no había del todo ya que tiene asfalto.
Mi padre señaló una casa al fondo.
- Ahí viviremos durante este tiempo. Te gusta querida?
- Es preciosa Damiano. Y solo la hemos visto por fuera. Ya quiero ver el interior.
La casa era más grande de lo que esperaba. No una mansión, pero si lo suficientemente amplia como para cada miembro de la familia pudiera desaparecer sin esfuerzo. Columnas blancas, pisos de mármol, techos altos. Una piscina en el patio trasero, rodeada de plantas bien cuidadas y muebles de exterior que parecían recién comprados.
Mi padre dijo que era una propiedad de un socio local. Mi madre la recorrió en silencio, evaluando cada rincón. Katherine se instaló en una habitación con vista al jardín. Yo elegí la más alejada. Con vista a la piscina, con escritorio, cortinas gruesas y una puerta que cerraba bien.
Apollo concentrado en sus estudios. Se dejó caer en la primera habitación que llamo su atención, dejo su mochila en un rincón junto a sus maletas y se fue directo a la piscina. Estaba en su elemento. El calor o el repentino cambio climático no le afectaba. El cambio de país tampoco. El se adapta. A pesar de no venir desde que éramos unos niños.
-¿Ya viste la cocina?- me dijo esa tarde, mientras se secaba el cabello con una toalla.
- Si. Aunque no vine a inspeccionar electrodomésticos.
- Tiene una máquina de café muy buena.
No respondí. El no espera respuesta. Solo habla. Y eso, curiosamente, no me molesta.
- Apollo.
- Si...dime.
-¿Quieres jugar "Call of Duty"? - pregunté, hacia tiempo que no compartimos y no quiero alejarme de mi hermano ni de mi familia.
- Pensé que nunca me lo pedirías hermano.
Jugamos unas partidas. La verdad ganamos la mayoría. Somos los mejores.
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Durante lo primeros dias. Apollo se movía por la casa como si fuera suya. Era de esperar ya que no está estudiando. Se levantaba temprano, nadaba, hacía junto conmigo y a veces nuestro padre, escuchaba música, hablaba con Katherine, preguntaba cosas a mamá. A veces se sentaba conmigo a hablar o ver la televisión.
-¿Crees que encontraremos aquí además de la reunión familiar?
- Nosotros no estamos aquí para socializar.
- Nunca socializas, por eso no consigues novia.
- No necesito una.- Nunca me ví en la necesidad de tener novia. O simplemente no encuentro a la indicada.
Se rió. Posiblemente tenga la razón, pero no sé la daré.
No me distraigo. El pueblo estaba afuera, esperando. Mi padre salía y hablaba con algunos socios. Mi madre y mi hermana salían de compras y a visitar a viejos conocidos.Y yo pronto iría a visitar a un viejo amigo.
Desde la ventana, ví a Katherine dibujando junto a la piscina. Apollo flotaba boca arriba, con los ojos cerrados. El cielo estaba nublado. Pero a ellos no parecía importarles mucho.
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Dos días bastaron.
La casa era comoda, si pero demasiado perfecta.
Necesitaba ver algo que no estuviera pulido.
Le escribí a Gabriel, un viejo amigo de la infancia que vivía en el pueblo pero se había mudado y estaba de visita. No eramos cercanos, pero compartiamos silencios comodos. Me respondió rapido. Me dió la dirección. Salí en la motocicleta. Esto no era Miami y no IVA a mandar a traer mi auto claramente. Pero se sentía bien conocer un lugar en el que has estado de pequeño.
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Editado: 23.09.2025