Pasaron los días, y tal y como Álex lo prometió, la presidenta no volvió a atacarnos de ningún modo.
Según tengo entendido, luego de aquel incidente(que incluyó un casi secuestro) los miembros del consejo continuaron su día a día como si nada hubiera pasado.
Marco continuó como siempre siendo el presidente de su clase. Tratando de ser el líder que los guiará a la victoria. O al menos eso dice él.
Por otra parte, Rin y Emilia continuaron sus clases de forma casual. No se acercaron a Érika para convencerla de unirse, y tampoco enviaron a terceros. Simplemente la dejaron en paz, como si no tuvieran asuntos con ella.
En cuanto a mi… parece que no salí libre de todas las consecuencias.
Es verdad que el consejo no intentó atacarme, pero en cierto modo siento que la presidenta se vengó de mí de forma indirecta. Sobre todo cuando me enteré que aceptó la solicitud de crear "el club de fans de Tomas", una hora después de que me liberaron de sus garras.
Eso claramente fue un golpe contra mi.
Los miembros de ese club me han seguido en diferentes momentos del día, siempre en grupos pequeños para ocultar fácilmente su presencia. Aunque siempre aparecían aquellos que te saltaban en la cara con la única intención de que los voltearas a ver.
Pero lo más preocupante, es que siguieron haciéndolo tanto dentro, como fuera de la escuela.
Ese club tiene tantos miembros que está próximo a superar a los clubes de fútbol y atletismo. Y lo peor de todo, es que cuando esa gente hace algo, los maestros piensan que es inmediatamente mi culpa, y soy yo quien debe ir a ponerles un alto.
Lily, como siempre, me dijo que lo viera como algo positivo y que intentara acercarme a algunos de ellos para conocerlos mejor. Pero cuando lo intenté, únicamente me tuvieron firmando cosas todo el día.
Ya perdí la cuenta de cuantas veces me hicieron firmar un cuaderno, y ojalá pudiera olvidarme del tipo tan espeluznante que me rogó para que le firmara la cabeza.
Tener fama da miedo.
Dejando de lado las cosas aterradoras. Llegó finalmente la fecha del diez de diciembre.
Una fecha lo suficientemente importante como para que mis padres decidieran no trabajar en todo el día, con la intención de pasar más tiempo conmigo.
De hecho, me pidieron que no me pusiera el uniforme, ya que ellos habían llamado a la escuela para avisar de que yo no iría hoy.
Genial, ellos son los primeros padres que conozco que se emocionan cuando su hijo no va a la escuela.
Pero eso no termina ahí.
Mis padres coordinaron unos planes perfectamente elaborados con los padres de Lily, y decidieron llamar a la escuela para avisarles de que ella tampoco iría el día de hoy.
"Nuestros padres son raros. Resígnate."
La única diferencia es que los padres de Lily sí fueron a trabajar, pero como no querían que se quedara sola, me pidieron a mí que le hiciera compañía.
Pensé en invitarla a mi casa, pero en lugar de eso, mi mamá me obligó a irme a la casa de Lily, y a quedarme en ese lugar.
Aún era temprano, pero afortunadamente los dos ya habíamos desayunado, lo que significó un problema menos para abarcar.
Lily y yo nos sentamos lado a lado en un sofá de su sala, y ella decidió comenzar una conversación para romper el silencio.
—¡Timy, Timy, ¿qué se te antoja hacer el día de hoy?! —preguntó Lily sonriendo enérgicamente.
—Pues… yo tenía la intención de ir a la escuela. —respondí mirando hacia el techo con pereza— Sería más emocionante que quedarnos sentados toda la mañana. Además, ¿por qué nos pidieron que faltemos a clases el día de hoy?
Lily inclinó la cabeza confundida, pero luego se levantó del sofá de un salto, y prosiguió a esconderse detrás del mismo.
"¿Uh? ¿Ahora qué está tratando de hacer?"
Intenté girarme sin levantarme del sofá para ver a Lily, pero entonces ella apareció de golpe sonriendo de oreja a oreja con un objeto claramente escondido detrás de ella.
La miré sin ocultar mi curiosidad, pero ella hizo todo lo posible por ocultar aquel objeto.
Procedió a caminar de regreso a su asiento anterior, siempre dándome la visión frontal en un intento de esconder aquel objeto de mí.
Sus mejillas estaban ligeramente ruborizadas mientras una juguetona sonrisa decoraba sus labios. Claramente estaba tramando algo.
Se volvió a sentar a mi lado, pero en lugar de mostrarme el objeto, decidió someterme a un interrogatorio.
—Timy. ¿Si pudieras pedir algo, cualquier cosa, qué sería?
—¿Eh? Bueno, es una pregunta muy extraña pero… —me tomé un momento para pensar— ¿Tiene que ser algo material, o puede ser algo abstracto?
—Em… no sé lo que significa "astrocto", pero puede ser lo que sea, hehe. —respondió riéndose un poco apenada.
"Lo que sea, eh."
Me tomé un momento más largo para pensar con profundidad en una respuesta, y aunque múltiples opciones aparecieron en mi cabeza, decidí decir lo primero que se me vino a la mente. Algo que me ha funcionado mucho en el pasado.
—Quiero un sándwich.
—¿...?
Lily me miró con los ojos bien abiertos, claramente no se esperaba una respuesta así. Yo no entendía por qué se sorprendió tanto, así que se me ocurrió preguntar.
—¿Ocurre algo? Pensé que podía elegir lo que sea.
—S-Si, lo sé, pero… —Lily miró hacia abajo claramente decaída.
Ella se comenzó a mover incómodamente en su lugar. No entendía porqué se puso así. ¿Tenía que responder algo diferente? ¿Acaso había una respuesta correcta y una incorrecta? No, no se trataba de nada de eso.
Lily sacó el objeto que escondía detrás de ella, y lo colocó suavemente sobre su regazo.
Era un regalo. Una pequeña caja cuadrada de color celeste envuelta con un lazo de color amarillo. Era de un tamaño regular, y estaba claramente hecha con mucho cuidado.
"¿Un regalo? ¿Por qué tiene ese regalo?"
—Lily, ¿a que se debe ese regalo? —pregunté señalando la cajita— ¿Acaso es el cumpleaños de alguno de nuestros amigos?