Primero loco que cuerdo Vol.6

Capítulo 6: Más consejos de la doctora Krokus

“Es el deber de los fuertes proteger a los débiles”, eso es lo que siempre dicen las personas con la voluntad de proteger a su prójimo.

De ese modo es como nos movemos hacia una persona en particular, un hombre llamado Leonard Kitan.

Este hombre ha realizado un sinfín de obras de caridad, así como ser el responsable de múltiples construcciones de centros públicos, y ser el primero en la ciudad en levantar un establecimiento de ayuda como el “Hogar Temporal PV”, el cual ha servido de hogar para múltiples personas en situaciones vulnerables.

No hay restricciones de edad, género, nacionalidad o religión para poder hospedarte en aquel lugar, con que te encuentres en una situación difícil es un requisito más que válido para tu admisión.

Justamente hay dos personas hablando acerca de este edificio, o para ser más exactos, de la situación de dos de sus residentes más nuevos, cuya situación es cada día más difícil de mantener.

Dentro de la residencia Kitan, el señor Leonard habla con su esposa Clarice, sobre la situación de los jóvenes Rin y Marco, iniciando por este último.

—No fue difícil convencer a su padre de dejarlo en paz —comentó Leonard, recordando aquel día tan incómodo—. Dijo que no iba a perdonar al “mal agradecido” de su hijo, y que iba a quedar desheredado para siempre, por lo que tampoco deseaba saber nada sobre él. Ya perdí la cuenta de todos los insultos con los que se refirió a su hijo, pero puedo apostar a que Marco ya recibió ese mismo trató por demasiado tiempo, lo que lo llevó a tomar la decisión de irse.

—¿Y cuál es la situación de su madre? —preguntó Clarice, de pie a su lado—. ¿Lograste dar con su paradero?

—Aún no, es casi como si se la hubiese tragado la tierra. Lo único que me queda por pensar, es que cambió de nombre y apariencia, por lo que se vuelve casi imposible dar con ella. Siento que estoy buscando a un fantasma. Pero también existe un fuerte motivo para querer encontrar a esa mujer….

—¿Un motivo?

—Mariana, la madre Marco, ha estado enviando cartas a la residencia Ádillan una vez por semana desde hace años, pero el padre siempre está pendiente de su llegada, y las quema antes de que su hijo las lea.

—Entonces, Mariana está buscando una forma de hablar con su hijo, pero este ni siquiera lo sabe. No quiero imaginar la agonía de guardar la esperanza de tantos años con tal de recibir una respuesta de su hijo. Pero de seguir así, solo seguirá esperando por el resto de su vida.

—Lo sé —asintió Leonard, antes de mostrar una sonrisa de victoria—. ¡Por eso mis hombres y yo hemos tomado medidas, jajaja!

—Ay no, ¿ahora que hiciste? —preguntó Clarice, preparándose para escuchar alguna estupidez de su esposo.

—No te preocupes por nada, solo interceptamos las dos últimas cartas de Mariana, y hablé con la agencia de correos para corregir la ubicación de Marco. Le entregaré personalmente estas cartas, y luego le informaré el hecho de que su madre lleva años tratando de hablar con él sin éxito.

—Ufufu, el tonto de Wilmer pensará que Mariana simplemente se rindió, sin saber que la hemos puesto en contacto con su hijo. Supongo que él padre de Marco terminará muriendo en soledad como se sospecha entre nuestras amistades.

Clarice se sentía satisfecha con la decisión de su esposo para solucionar el problema de Marco, sintiéndose aliviada por haber resuelto aquello sin recurrir a la violencia o desatar una pelea.

Sin embargo, su alegría duró poco cuando tocaron el siguiente tema.

—¿Y cuál es la situación de Rin? —preguntó Leonard, mostrando una expresión sombría—. Lo último que supe, no fueron resultados favorables.

—Lo sé —asintió Clarice, antes de entregar su explicación—. Algunos de nuestros ayudantes acabaron con lesiones severas, y de no ser por que tenemos conocimiento de distintas artes marciales, también habríamos acabado heridos.

Cuando Clarice fue al dojo del abuelo de Rin para informar sobre su nuevo hogar, y entregarle un documento en el que ella deseaba obtener su independencia, este se puso extremadamente agresivo.

Aseguró que jamás dejaría que su nieta obtuviera la emancipación, ya que tenía que heredar el dojo del clan White, y además, que su marido y futura descendencia ya estaban decididos, por lo que no había vuelta atrás para ella, ni segundas oportunidades.

Clarice le echó en cara que su manera de pensar era bastante anticuada, y que tomar el control absoluto sobre el futuro de su nieta solo lo convertía en el peor tipo de persona, sin embargo, este no retrocedió.

Le exigió a Clarice que le devolviera a su nieta, o de lo contrario, la iba a acusar de secuestro, y el hecho de que Rin sea una menor de edad solo agrava el delito de los Kitan.

Pero Clarice no es el tipo de persona que cierra la boca ante los problemas, y luego de ser amenazada por aquel sujeto, esta le devolvió su amenaza, acusándolo de maltrato físico y psicológico hacia su nieta, y de ser el principal sospechoso en el deceso de su actual ex esposa.

Aquellas palabras dejaron frío al abuelo de Rin, quien no se esperaba aquella actuación por parte de Clarice, pero lejos de ceder, ese hombre trató de expulsar a Clarice de su dojo, diciendo que iba a recuperar a su nieta ya sea por las buenas, o por las malas.

Clarice se tuvo que retirar sabiendo que no iban a llegar a ninguna parte, pero apenas dos días después, le informaron de un ataque al Hogar temporal PV.

Parece que el abuelo logró descubrir la nueva ubicación de Rin, y envió a dos personas para que la trajeran de vuelta por la fuerza, más nunca esperaron que los guardias tuvieran un entrenamiento bastante riguroso, y terminaron derrotando a los intrusos, para luego ser entregados a la policía.

Día tras día llegaba gente nueva para tratar de llevarse a Rin, pero siempre eran repelidos por los compañeros de los Kitan, quienes lograban cuidarla, a la vez que se aseguraban de que ella nunca se enterase de nada para que pudiera vivir en paz y armonía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.