Primero loco que cuerdo Vol.7

Capítulo 7: ¿Y si no soy para él/ella?

El día de hoy debemos llevar nuestra historia a una hermosa y lujosa mansión. La residencia de los Kitan.

Posiblemente el edificio más lujoso y envidiado del país, por obvias razones.

Sin embargo, en esta ocasión no nos vamos a centrar en la vida de lujos de los Kitan, ni de su estilo de vida, sino en dos personas en particular que se encuentran en su interior, buscando una respuesta a sus preguntas.

Este dúo no son otros que Leo y Érika, quienes utilizaron este día en particular para reunirse, aprovechando la oportunidad para buscar algún rastro de sabiduría en los adultos de esta casa.

Los padres de Leo regresaron apenas ayer de un viaje al continente asiático, y estaban más que preparados para ayudar a ese par de jóvenes preocupados.

Sin embargo, cuando Rody y Susan les advirtieron que se trataba de “problemas del corazón”, tomaron la decisión de separarlos, y hablar con ellos de manera individual.

Clarice se llevó a Érika a un elegante cuarto para tomar el té, por motivos de obtener tranquilidad; mientras que Leonard se llevó a Leo al jardín, ya que ambos se desenvuelven mejor al aire libre.

Rody y Susan tenían la intención de apoyar a los muchachos con su basta experiencia acumulada por los años, pero aún estaban ocupados terminando los detalles para su próxima boda, lo que consumía gran parte de su tiempo.

Pese a ello, los jóvenes recibieron todo el apoyo que necesitaban.

Ya hablaron con distintas personas, la tía de Érika, el chófer de Leo, Rody y Susan en su respectivo momento, inclusive con los padres de Érika, pero aún les faltaban los padres de Leo, quienes esperaban que fueran el broche de oro para cerrar todo este asunto de una vez por todas.

………

……

Primero vayamos con Érika, quien pese a ser muy cerrada con la mayoría de las personas, con el tiempo aprendió a ser ella misma frente a la familia de Leo, haciendo que estos se sientan agusto en su presencia.

El detalle más claro, es el hecho de que ella no tuvo la mínima intención de ocultar su rostro, quitándose la gorra frente a Clarice antes de sentarse a tomar el té.

Ambas tomaron una taza con una gran elegancia en sus movimientos, algo que aprendieron de Susan cuando esta les enseñaba “cómo actuar igual a una señorita de sociedad”.

Esas clases sin duda alguna dieron sus frutos.

Entonces la charla comenzó.

—No importa cuantas veces te vea, tu belleza natural me sigue sorprendiendo —afirmó Clarice, observando a Érika con cierta picardía en sus palabras.

—G-Gracias por el cumplido, señorita Clarice —respondió Érika, con cierto rubor en sus mejillas, pero con una pequeña sonrisa—. Aún así… dudo que algún día pueda ser igual a usted.

—No tienes que compararte conmigo, querida. Yo soy yo, y tú eres tú. Tratar de imitarme solo te alejará de tu verdadero ser.

Ambas bebieron un poco de su té, guardando silencio por unos cuantos segundos, y ahora que habían comenzado la conversación, era el momento de pasar al punto principal.

—Así que… —comenzó Clarice, tomando una postura más relajada—. ¿Quieres que hablemos sobre el amor? Leo es un tonto igual a su padre, por eso nunca tuve la oportunidad de tocar el tema con él. Así que esto es realmente refrescante.

—Para mi es algo confuso… —comentó Érika, encogiéndose de hombros.

—Para todos lo es, incluso para los casados —afirmó Clarice, soltando una pequeña risa—. En realidad, nunca conseguimos encontrar una respuesta clara de lo que es el amor. El placer de la carne, la diversión absoluta, los buenos recuerdos, las nuevas experiencias, el sentimiento de protección, la calidez de alguien que te comprende, el sentirse completa, libre o inclusive hallar a alguien que sea capaz de ponerte el freno. Todas esas son respuestas a tu pregunta, y a la vez no lo son.

Érika se halló más confundida de lo que estuvo en un inicio, pero lejos de echarse para atrás, ella decidió continuar su búsqueda de respuestas.

Su situación no era la de una chica común y corriente, ella tenía una historia detrás, una bastante horrible de recordar, pero si quería cerrar el asunto, necesitaba ser sincera con Clarice, para que esta pudiera darle un consejo conociendo el panorama completo.

Le habló sobre Zack, aquel chico tres años mayor que ella, con el que compartió protagonismo en una película que jamás se estrenó.

Le narró el cuento de hadas que fue su historia en un inicio, así como el posible futuro que pudo haber tenido. Hasta ese fatídico día….

Tuvo que recordar la enfermiza obsesión de Zack por ella y su futuro, así como también el día en que la secuestró en un gran almacén del estudio, y dejó salir su locura.

La golpeó terriblemente al ver que esta no dejaba de suplicar que la dejara ir, y una vez que la sometió a callar, trató de fingir una boda teniendo a varios viejos maniquíes como testigos.

De alguna forma, Zack la dejó marcada con sus palabras, diciéndole que esto es lo que pasaba cuando te volvías el objetivo del amor de alguien más. Que hacerle daño era la única forma de mostrar afecto, y que si debía llegar más lejos para que acepte su amor, este lo iba a hacer sin remordimientos.

Luego el personal del estudio llegó, interrumpiendo aquella boda falsa e improvisada, donde detuvieron a Zack por lo que hizo, y a ella la llevaron directamente al hospital para tratar cualquier lesión sufrida.

Ella quedó traumatizada después de eso. No quería ser vista por nadie por temor a ser reconocida, y sobre todo, por el terror que le daba volverse el objetivo del amor de otro chico, y repetir la historia con un distinto final.

Ella cayó en el anonimato, la película se canceló, y continuó su vida de manera aislada, evitando formar relaciones verdaderas con otras personas.

Sin embargo, todo cambió en la preparatoria Taiyo.

Logró hallar a personas que puede darse el lujo de llamar sus amigos, y consiguió toda clase de nuevas experiencias, principalmente gracias a Leo, quien fue ese rayito de sol que iluminó su vida por completo.




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