Primero matrimonio, después amor.

Apuesta.

Esa noche al llegar Iker ya me estaba esperando con una cena increíblemente arreglada y una botella de vino.

- Felicidades a la nueva Ceo.

- Muchas gracias por esto y también por la ayuda.

Me pongo nervioso de inmediato por su afirmación. - Yo no hice nada, sabías que no podía hacerlo Amanda.

- ¿Como que no? Si fue gracias a tu ayuda que conseguí esta oportunidad.

- Te referías a eso.

- A que otra cosa podría. ¿Acaso me estas ocultando algo?

- Como puedes pensar eso de mi. Mejor ven a cenar que la comida se enfría, por cierto hoy te ves muy bonita.

- Esta es mi oportunidad, tengo que saber como actuaría Iker bajo mi increíble seducción femenina.

Tomo mi lugar con elegancia deslizando lentamente mi cabello hacia un costado para probar el vino.

- Delicioso.

- Me alegra que te guste. Ahora dime qué opinas de la comida.

Doy bocado pequeños saboreando cada especie que posee este increíble plato.

- No me digas que tú lo cocinaste.

- Por supuesto que fue que fui yo quien lo hizo todo.

- Esta muy rico, aunque no tanto como mi esposo.

Maldición se suponía que tenía que decir eso sin parecer un tomate, pero me da tanta vergüenza.

- Ja ja ja Que fue eso Amanda.

- Una broma para animar el ambiente.

- ¿Acaso quieres decirme algo?

- Bueno ahora que lo mencionas..

Su celular rompe el increíble proceso que llevaba.

- Discúlpame un momento.

- Adelante.

Esto es más difícil de lo que imaginé. Cómo puede ser que no sepa seducir a mi propio esposo, parezco una niña de 12 años pasando las peores vergüenzas de su vida que la dejarán marcada por siempre y crecerá insegura de sí misma incapaz de crear relaciones sólidas con otra persona. Terminaré mis últimos días viviendo en mi pequeño apartamento rodeada de mis gatos y cuando los vecinos no me vean en una semana recién se darán cuenta de que algo me pasó.

- Amanda... Amanda estas bien.

- Oh no me di cuenta de que ya volviste.

- ¿En qué pensabas con tanta insistencia?

- Nada importante.

El semblante de Iker cambio, ahora se lo ve más serio y reservado.

- ¿Paso algo malo?

- Te tengo una propuesta Amanda.

- Te escucho.

- En realidad es una apuesta. Si en un año te enamoras de mi pierdes y me debes un deseo.

- Que clase de apuesta tan extraña es esa.

- Esto es por igual, si en un año el que se enamora soy yo te consedere un deseo. Los dos tenemos que hacer de todo para conquistar al otro y cuando el contrato matrimonial acabe veremos quien ganó.

No entiendo nada de lo que dice, y porque de repente Iker sale con esta absurda apuesta qué claramente lastimara al perdedor. ¿Acaso sospecha de mis sentimientos y quiere asegurarse de que no pase los límites?. Tal parece que yo no le gusto en lo más mínimo y me quiere mantener a raya. Que tonta fui.

- No entiendo muy bien cual es el punto, pero estoy dispuesta a aceptar.

- Tienes que esforzarte Amanda. Tienes que intentar enamorarme porque yo pienso hacer de todo para lograr ganarme tu corazón.

Esto es tan cruel, para que quiere ganarse mi corazón si al acabar el año me lo piensa romper en mil pedazos. Pero también me esta dando la oportunidad de que sea yo quien se lo rompa primero. Aunque estoy en desventaja no pienso seguir siendo el juguete de los demás, tampoco pienso dejar que me sigan lastimando.

- Tenemos un trato.

- Que comience el juego, esposa.

El resto de la cena se llevó en silencio. La felicidad con la que llegue el día de hoy se desvaneció más rápido de lo que pensaba. Pero así son las cosas para mi, esta vez no pienso perder. Agradezco que al menos me avisara de sus intenciones así tengo la oportunidad de ponerme mi chaleco protector y no dejar que lo penetre con nada.

- Gracias por la comida, me retiro primero para descansar.

- Buenas noches Amanda.

Me acerco a el y le dejo un beso en la frente. - Buenas noches esposo mio.

Narra Iker:

No quería llegar a este extremo, pero esa llamada lo cambió todo. Esta es la única oportunidad que tengo para que Amanda luzca como una esposa de verdad, es la única oportunidad que tengo de que mi madre no se de cuenta de lo que estamos haciendo.

Tengo dos semanas para llevarla al límite y hacer que se esfuerce de verdad en tratar de conquistarme.

Dos semanas para parecer esposos locamente enamorados que no pueden vivir uno sin el otro.

Me siento un miserable, pero de esta forma ella también tiene la oportunidad de hacerme añicos el corazón y tenerme a sus pies suplicando clemencia.

Aunque sea una apuesta ruin de mi parte esto de cierta forma nos beneficia a los dos, porque así podremos descubrir que es lo que en realidad sentimos por el otro.

A la mañana siguiente salgo a correr con una idea en mente. Pero al regresar Amanda ya me había ganado.

- Buenos días cariño, sabía que llegarías hambriento así que te prepare un desayuno saludable y también ya tienes el baño y la ropa lista para que salgas al trabajo.

- Gra.. Gracias no tenías porque molestarte.

- Eres mi esposo, es mi deber.

Su sonrisa es encantadora, aunque puedo ver más allá de ella. Amanda esta enojada conmigo e incluso comienzo a sospechar que la comida puede tener algo malo. Pero yo mismo me lo busque así que a aguantar el enojo silencioso de una mujer.




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