Annabeth Chase se sentó en el asiento de la ventana de su cuarto mirando a otro lado de la calle hacia la casa de sus vecinos; en realidad no estoy siendo fisgona pensó ella para sí misma, solo curiosa.
“Seguro”, bufo ella, solo si llamas ser curiosa a sentarte en el asiento de tu ventana con tus ojos pegados a la casa de tus vecinos como un sabueso en la caza a las diez de la noche. Llámale a las cosas por su nombre mañana a la mañana, le dijo ella a su conciencia.
Un estudiante de intercambio extranjero se estaba quedando con los Beckendorf este año. Ellos no tienen hijos propios, aunque Annabeth no tenía idea de si era por elección o porque no eran capaces de tener hijos. Le había prometido a Piper y a Thalia que ella llegaría al fondo del asunto y les llamaría.
Así que aquí estaba ella sentada en su ventana, vigilando la casa de sus vecinos, con sus luces apagadas y sus persianas abiertas solo lo suficiente para ver y para rematar su experiencia “James bond”, ¡hasta tenia binoculares! Ahora si tan solo tuviera esa ingeniosa música de fondo que fuera con sus actividades nocturnas. Ella ya había estado sentada por una hora y estaba a punto de rendirse cuando una larga limusina paro en la esquina. Ahora no es esto raro, pensó ella, ¿un estudiante de intercambio extranjero llegando en una limusina? Ella acerco sus binoculares a su cara y los ajusto para tener un vistazo mejor, ajustándolos sobre la puerta del pasajero para ver justo quien iba a salir. Ella sabía que esto era un poco extremo pero honestamente en una sociedad de 700 no hay mucha emoción y Annabeth iba a tomarla de donde pudiera.
El chofer salió de la limosina para darle la vuelta y abrir la puerta del pasajero, pero antes de que pidiera llegar a la puerta ya se estaba abriendo, y el chico que salió de la limo era el chico más hermoso que Annabeth jamás había visto, y eso era solo su perfil. “Wow, quiero decir, wow”, fue todo lo que Annabeth pudo pensar. Annie ni siquiera podía imaginar cómo se vería su cara entera. Él era alto, probablemente un meto ochenta y cinco o algo así, su cabello era de un negro intenso, era largo en la cima y ella podía ver que el tenia mechones de cabello que caían sobre su cara barridos hacia la izquierda cubriendo parcialmente su ojo. El tenía hombros anchos y por lo que ella podía ver su perfil, altos pómulos, una nariz recta y labios llenos. Ella se dio cuenta rápidamente de que su boca se había abierto y estaba todo menos babeando sobre el bello ser humano que había emergido del vehículo. Ella observo mientras él y su chofer charlaban, todo parecía muy formal hasta que el chofer abrazo al chico con un obvio y profundo afecto. El debe de ser mas que solo su chofer, pensó Annabeth.
Repentinamente, él se dio vuelta como si hubiera escuchado lo que ella estaba pensando y miro directamente a su ventana, directamente a ella. Annie se congelo, incapaz de apartar la mirada de los hipnóticos ojos verde mar que la mantenían en ese lugar. Todos sus pensamientos parecieron desvanecerse en la distancia mientras escuchaba, o pensaba, no estaba completamente segura de cual, las palabras “Al fin, mi Annabeth.” Annabeth sacudió su cabeza, tratando de aclarar la bruma que la llenaba. Luego de volver a sus sentidos por la intensa mirada recapitulo en su mente como su cara se había visto.
Estaba en lo correcto acerca de sus pómulos; nariz y labios, para lo que no estaba preparada era para que sus cristalizados ojos verde mar parecieran casi brillar en la luz de la luna; el cabello que caía sobre su frente y sobre su ojo izquierdo solo agregaban a su aire misterioso, sobre todo el tenia un muy masculino, muy hermoso rostro. La remera que él llevaba puesta era negra y gracias a sus súper duper binoculares era capaz de ver que se ajustaba a su forma y hacia alarde de su muscular pecho y estomago plano. Él tenía puesta una chaqueta de motociclista de cuero negro, pero más que eso ella no llegaba a ver porque el auto estaba en el camino, pero imaginaba que sus piernas eran tan buenas como el resto de él.
Cuando volvió a mirar a la calle el chico misterioso estaba caminando en la casa de Los Beckendorf . Mientras veía la puerta cerrarse ella escucho esa voz de nuevo “Pronto”.
Annabeth se sentó allí por un par de minutos tratando de que su cerebro se pusiera en marcha de nuevo, todo parecía tan confuso. Luego de parpadear lo que se sintieron como mil veces ella se recompuso, levanto el teléfono y llamo a Thalia.
Tres tonos más tarde Thalia respondió.
¿Qué se dice? pregunto Thalia.
Annabeth tomo una lento inspiración y dijo ¿creo que es mejor que vengas? Le dijo Annabeth a Thalia
Ya estoy allí chica, te veo en cinco, respondió Thalia y luego colgó.
Annabeth sonrió mientras pensaba lo grandioso que era tener una amiga como Thalia de la que siempre podía contar, estar allí cuando la necesitara.
Levantó el teléfono nuevamente y llamo a Piper, ésta respondió luego de un tono, obviamente había estado atendiendo diligentemente el teléfono, esperando que Annabeth llamara con detalles del último drama de la pequeña ciudad.
Thalia está en camino, dijo Annabeth. Necesito que también vengas, debemos hablar. Le dijo Annabeth a Piper
Está bien, dijo Piper simplemente y colgó.
Quince minutos después las tres amigas estaban reunidas sobre el suelo del cuarto de Annabeth con chocolate caliente en mano, porque naturalmente, ¿Cómo puedes tener una reunión de chicas sin chocolate caliente? penso Annabeth
Entonces, cuéntanos, dijo Thalia.
Está bien, dijo Annabeth respirando hondo. Entonces estoy sentada en el asiento de la ventana, persianas poco abiertas, luces apagadas, binoculares en mano…Empezó a contar Annabeth cuando Piper la interrumpió