Princesa de los lobos

Capítulo 19

Me convierto en humana y me alejo del hombre. Mi mirada es tan confusa como la de mis compañeros.

— ¿Y a que te ha mandado? — pregunta Luis.

— A buscar un libró — el hombre ladea su cabeza de un lado a otro. — Dijo que lo necesitaba a toda costa.

— ¿Un libro? — pregunto con una de mis cejas levantada.

¿Será nuestro libro?
Espero que no.

— Como he dicho, un libro. — El hombre comienza a recuperar el color en su rostro — No me pregunten para que es necesario el libro, porque no lo sé. Lo que si se, es que están desesperados por adquirirlo.

Luis se acerca un poco a mí y yo lo miró fijamente.

— ¿Que deseas que hagamos con él? — me pregunta, como si yo fuera de alguien con más autoridad que él.

— Mátenlo. — ordenó con voz firme.

El hombre nuevamente queda pálido al oír aquella fría palabra salir de mis labios. Luke, el cual se ha mantenido el completo silencio, asiente con la cabeza y se acerca a este, lo toma de su brazo obligándolo a caminar hacia la orilla. Con la cabeza baja camino hasta el vehículo, no quiero ver aquello, si, yo he demandado su muerte pero eso no significa que me haga sentir una mala persona. Tomo el libro en mis manos y lo abrazó con fuerza. Tras unos cuantos segundos, ambos chicos entran, nadie dice nada y eso me parece perfecto en estos momentos. No quiero hablar de lo que ha pasado.

(...)

— ¿No les pasó nada grave? — pregunta Marta con el tarro de helado en sus manos. Obviamente ella noto lo distraída que había llegado y le termine contando todo lo que nos ha pasado.

— Gracias a la Luna, no. — respondo en voz baja.

— Erin, has hecho bien. Aquel hombre era una amenaza. No te atormentes más.

— ¿Lo crees? — pregunto. Me he quedado con el gran peso del cargo de conciencia. Después de todo, la muerte de ese hombre fue porque yo di aquella orden.

— ¡Claro que sí! — Deja su helado a un lado y se acomoda mejor en la cama — aquel anciano, al momento de regresar a su manada, hubiera dicho todo ¡Lo más probable es que aquellos hombres te hayan venido siguiendo hace rato! Él podría haberle dicho a su alfa donde se encontraba ubicada la manada, o por lo menos en qué dirección, lo cual no hubiera sido algo bueno. Solo esperemos que no haya dicho nada antes de su muerte.

Tal vez la castaña tiene razón, e hice bien en matarlo. Pero aún está aquel sentimiento de culpa mezclado con angustia.

Erin has caso a lo que dice Marta, si seguimos así jamás podremos manejar una manada. Recuerda que los alfa gran parte del tiempo tienen que tomar medidas fuertes; toman más de una vida al mes.
Lo sé, créeme lo sé. Pero no por ser una mujer loba significa que no tenga sentimientos, que no sienta culpabilidad; él pudo haber tenido una familia e incluso hijos, por mi culpa esos niños ya no verán más a su padre.

Mi loba no dice nada y eso me da a entender de que yo tengo la razón y ella está pensando en lo que dije.

— Todo estará bien, ya lo verás. — la voz de Marta me saca de mis pensamientos.

La miro directamente a los ojos, está tiene una mini sonrisa en sus labios. Tengo que dejar de torturarme de este modo. Asiento con la cabeza mientras le doy una sonrisa un poco más amplia que la de ella. Me levanto de su cama lentamente.

— Estoy agotada, creo que mejor me voy a mi cuarto a descansar algo. — susurro.

Ella asiente con la cabeza y yo a pasos lentos me dirijo hacia la salida se su habitación.

— Princesa Erin — Aldam aparece, luce cansada — la estaba buscando. — detrás de ella aparece el pequeño Ian.

— ¿Qué es lo que pasa?

 

— El niño ardilla, necesita hablar con usted. — deja que un suspiro se escape de sus labios.

— Entiendo.

Camino por el pasillo hasta llegar a la habitación que comparten ambos niños. Apenas entro a esta, la mirada del pequeño cae en la mía.

— Princesa — saluda este mientras se acomoda un poco más.

— ¿Para qué me llamabas? — tomo asiento a su lado, este solo asiente con la cabeza.

— Tengo que hacerle una confesión. — levanto una de mis cejas mientras que le hago un movimiento de cabeza para que comience a hablar, toma una gran bocanada de aire y se acomoda una vez más en la cama —. Cuando Dana, mi hermana, vino a solicitar su ayuda, llegaron cuatro hombres mitad lobos. Ellos hablaron con mi abuela sobre un trato que le querían hacer... — guarda silencio unos escasos segundos y vuele a separar sus labios para poder seguir hablando — ese trato consiste en su muerte. Ella se negó rotundamente a cometer aquel acto, pero aquellos hombres venían en compañía de una bruja. Ellos mataron a mi abuela... — su voz comienza a romperse lentamente — una vez muerta, la mujer le hizo un hechizo el cual es tomar posesión del cadáver de mi abuela. — Lágrimas comienzan a bajar de sus ojos, pero rápidamente se las limpia — Dana no sabe nada, no sé cómo decirle. Si yo sé todo, si nosotros sabemos — señala a la niña a su lado, la cual tiene la cabeza gacha — es porque antes de la llegada de los lobos, mi abuela nos escondió debajo de unas mantas viejas...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.