Princesa de los lobos

Capítulo 32

Con las chicas nos la pasamos hablando de diferentes tipos de cosas, nos reímos mucho, pero por desgracia, nuestra hora de chicas ya ha llegado a su fin. Todas tuvieron que irse porque vinieron a buscarlas diciendo que las necesitaban. Bajo sin mucho ánimo las escaleras, salgo lentamente se la cabaña y miro a mi al rededor, muchos niños corren de un lado a otro sonriendo.

— ¿Saldrá alfa? — una pequeña niña se me acerca, una sonrisa aparece en sus labios cuando bajo la mirada.

— Así es pequeña — le doy una sonrisa de medio lado y le acaricio la cabeza.

— Que se divierta en su paseo entonces — sonríe con emoción.

— ¡Qué se divierta princesa! — grita un grupo de niños que acaban de llegar mientras se despiden de mi con un movimiento de manos.

Camino con una sonrisa en mis labios. Muchos me saludan y yo hago lo mismo con ellos. Cuando llegó a donde se encuentran los guardias, estos me quedan viendo fijamente.

— ¿Saldrá alpha? — pregunta Benja, uno de los soldados.

— Sí. Volveré antes del anochecer - miro para el frente, un extenso bosque me espera ahí — Luke estará a cargo en mi ausencia — les doy una sonrisa amistosa.

Estos asienten con la cabeza mientras me devuelven la sonrisa. Aún en forma humana comienzo a correr en dirección al bosque delante de mis ojos, de un salto me convierto en loba, dejando que Itzel tome control de mi cuerpo y haga lo que quiera, se merece un momento de libertad.

¿Quieres ir a algún lugar en particular?
Tú ve a donde quieras ir.
Está bien.

La temperatura ha comenzado a descender, algunos animales que habitan este bosque han comenzado a resguardarse de la fría nieve. Tras algunos segundos corriendo, copos de nieves se hacen presentes en mi paseo, cubriendo mis huellas y los pocos lugares que aún se salvaban de la blanca nueve. Mis patas comienzan a arder del frío y mi pelaje ya se encuentra todo mojado.

Creo que ya es hora de irnos Itzel.
¡Un rato más! ¡Porfis!
Está bien.

Itzel sigue corriendo hasta que ambas llegamos a un hermoso lago congelado, este es enorme y unas hojas escarchadas se encuentran arriba de él, causando que se vea aún más bello. Parece un lago de revista. De esos que sospechas si son de verdad o no.

Qué hermoso lugar ¿No lo crees?
Sin duda alguna.

Me siento y comienzo a mover mi cola de un lado a otro, igual que un perro que se encuentra feliz al ver a su dueño llegar. Este lugar me trasmite paz y a la misma vez felicidad. Creo que comenzaré a venir más seguido para acá.

— ¿Erin? — una masculina voz se hace presente en el silencio que me rodea, me doy la vuelta y me encuentro con el rostro de Luis — ¿Qué hace aquí?

Su rostro es confundido, supongo que no se imaginó que saldría sola. Me convierto en humana y enfocó mis ojos en él.

— Itzel necesitaba salir a tomar un poco de aire — contesto, este asiente con su cabeza en modo de comprensión — ¿Y tú? ¿Qué es lo que haces aquí?

— Lo mismo — responde — mi lobo necesitaba salir a distraerse, tomar un poco de aire — asiento con la cabeza y este mira el lago detrás de mí, su rostro se le ilumina con emoción — que hermoso lugar.

— Es perfecto - susurro muestras me doy la vuelta para poder dejar mi vista en él una vez más.

(...)

Después de pasar un buen rato hablando con Luis de diferentes tipos de cosas, decidimos que ya es hora de volver a casa, pues han pasado más de dos horas y pueden comenzar a preocuparse. Aparte estamos tan mojados que tememos enfermarnos.

Itzel se adueña de mi ser y simplemente la dejo, ella merece estos respiros. Sin pensarlo dos veces comienza a correr en dirección a la cabaña, pero esta vez un poco más calmada, algo que no suele hacer muy a menudo.

¿Te encuentras bien Itzel?
Sí, no te preocupes.

Algo me dice que ella no lo está, pues la noto decaída, estamos conectadas después de todo y si ella está pasando un mal momento yo lo sentiré. A pesar de que me encantaría preguntarle e insistir a que me diga que es lo que le ocurre, no quiero ser una entrometida y solo la dejaré, cuando ella quiera hablar lo hará, supongo que tengo que ser un poco más paciente.

— ¿Estás bien? — Luis me habla por la mente

—Sí, no te preocupes — intento que mi voz suene lo más dulce que puedo, pero creo que no ha salido del todo bien.

Seguimos nuestro camino hasta que llegamos a la frontera de la manada, la cual se encuentra custodiada por los soldados de la manada. Cuando me ven llegar hacen una reverencia en modo de saludo, yo aún convertida en loba les hago un movimiento de cabeza correspondiendo a su saludo.

— Tenemos que hacerles algo para que se puedan cubrir del frío — opino.

— Mañana mismo le diré a los chicos para que le construyamos algo — responde mi compañero.

Seguimos corriendo lentamente hasta que al fin llegamos al "centro" de la manada. Muchas personas ya van camino a la gran cabaña e incluso algunos de los Lovamp. Supongo que ya es hora de ir a comer.




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