Princesa de los lobos

Capítulo 41

Ya he terminado de solucionar todos los problemas que se habían presentado en la manada. Todos han quedado más o menos conforme con los arreglos que he hecho, lo cual me parece perfecto. Ahora sólo me queda un pequeño problemita por solucionar, mi hermano.

Me muerdo el labio mientras camino en dirección a la cabaña, la cual no se encuentra muy lejos de donde estoy. Tras dejar que un suspiro se escape de mis labios, abro la puerta principal. El olor de Coel, Nick y Gabriel me llena. Los tres se encuentran con expresiones aburridas. Cada uno se encuentra mirando algo diferente, claramente con poco interés.

Ruedo mis ojos e intento no sonreír. Sé que tengo que llevarme bien con mi hermano, pero aún me resulta incómodo. Aunque ya no tanto como antes. Han pasado pocas horas, pero aun así he comenzado a hacerme a la idea de aquello. Creo que lo mejor ahora es hablar con Coel a solas, pues no quiero tener las miradas de los demás en mí, eso haría que me ponga nerviosa y por ende, me comportaría de manera tajante.

— Coel — lo llamo, él deja toda su atención en mí, igual que los demás —sígueme por favor.

Tras asentir con su cabeza, ambos nos ponemos en marcha en dirección al comedor, el cual se utiliza más para reuniones que para lo que se debería usas. Somos raros.

Cuando ya estamos dentro, le hago una señal para que tome asiento, él lo hace con velocidad. Me siento justo frente a él. Nuestros ojos se están observando fijamente.

— Sé que esto sonata extraño... pero no he comprendido aquel tema de los cazadores — me muerdo el labio y siento como mi cuerpo se relaja, por raro que suene, me siento cómoda con él.

Sé que al principio estaba negada a conocerlo. No quería saber nada de él ni de nuestro parentesco. Para mí él no era mi hermano. Pero durante todas aquellas horas que me mantuve ocupada, no deje de pensar en aquello y comprendí que al fin y al cabo, él es mi familia. Lo tengo que asumir.

— Algunas manadas enemigas a esta quieren hacerle daño... — sonríe de medio lado — con los chicos hemos estado espiándolas de cerca, pero aún no hemos encontrado mucho que digamos.

Me muerdo el labio nerviosa. Las palabras del chico de ojos azules llegan a mi memoria. No sé si sea buena idea decirle aquello, pero ciento que si lo es.

— La primera semana que yo estuve aquí una manada nos intentó atacar, en la misma carretera en la que nos hemos encontrado... — trago el nudo que se me ha formado en la garganta y me enderezó — ellos buscaban un libro, uno que es muy importante y que yo tengo en mi poder. El alfa de aquella manada ya ha venido un par de veces y hace pocas horas ha vuelto...

<<Él me dijo que habían cazadores muy cerca de los territorios... — sus ojos se abren con sorpresa y sus puños se cierran con violencia — dijo que teníamos que estar atentos. Le dije que no confiaba en él pues había intento hacernos daño antes. Me dijo que él no me volvería a hacer daño, que cuando mando a su gente aún no sabía quién era yo y ahora que lo sabe... no me hará daño — aplano mis labios, Coel me mira fijamente a los ojos, analizando todo lo que le he contado.

— ¿Tienes idea de que manada es? — pregunta tras segundos en silencio.

Intento hacer recuerdo de que manada fue que me dijo que era.

— No lo recuerdo bien... — susurro avergonzada y molesta conmigo misma — pero creo que dijo que era de la manada del sur. Realmente no recuerdo bien.

Noto la tensión que se ha formado en su alrededor. Luce molesto.

— Entiendo - se levanta del asiento claramente molesto, antes de salir completamente del comedor, se gira en mi dirección — investigare que es lo que pasa y si aquello es verdad. Mantente alejada de aquel lobo. Diles a tus soldados que se mantengan atentos a cualquier cosa. Te pediré por favor que no salgas de la seguridad de tu manada.

Me quedo ahí unos segundos. Odio que las personas me andén mandado, es algo que detesto con la vida. Pero le haré caso, le diré a los soldados que se mantengan más alerta por cualquier cosa y no saldré de la seguridad que me rodea.

Dejo que un suspiro se escape de mis labios y me levanto de la silla, a pasos lentos salgo del comedor. Me dirijo a la cocina, donde están Luke, Dana, Adam, Luis, Ian, Gael y Lis.

— Quiero que le digan a todos los chicos que tenemos una reunión en quince minutos — ordenó mirando a los hombres, ellos asienten con la cabeza y se van.

Me doy la vuelta para poder irme a mi habitación. Una vez en ella, me dejó caer en la cama con el libro entre mis manos.

¿Debería leer un poco más?

Lo dudo unos segundos, hasta que al final tomo la decisión de hacerlo. Me siento en forma de indio en la cama y dejo el libro entre mis piernas. Much abre su cerradura y las hojas comienzan a pasar delante de mi intensa mirada, hasta que se detiene cuando una hoja ajena sale volando de este. Rápidamente se cierra.

— ¿Y esto? — levanto una de mis cejas mientras tomo el papel entre mis dedos.

Para mi nieta, de tu abuela.

Mis ojos se abren con asombro al igual que mis labios. Mi corazón comienza a palpitar de una manera alborotada.




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