Princesa de los lobos

Capítulo 42

Más de quince minutos son los que llevo con la carta en mis manos. Le he dado más de treinta vueltas. He leído para quién va dirigida y de quién, unas veinte veces. Dejo que un suspiro se escape de mis labios y nuevamente enfocó mi mirada en ella.

Está decidido, la leeré, después de todo viene dirigida a mí. Nuevamente tomo una gran bocanada de aire y la abro, saco el papel del sobre y me acomodo para leerla.

Para: Erin.
De: Tú abuela.

Levanto mi mirada y barro todo el lugar con ella. Realmente estoy sola. Más confiada sigo leyendo.

Hola querida Erin. Sé que estás confundida, sobre todo porque yo ya no me encuentro en este mundo y me sé tú nombre.

Asiento con la cabeza como si me estuviera viendo. Idiota de mi parte.

¿Sabes? En este preciso momento nos está atacando una manada enemiga, una con la que nos hemos podido mutuamente durante muchos años, mi hija, tu madre, se acaba de ir, pero antes de marcharse me ha dado la noticia que tanto miedo tenía de dar; está embarazada y de su verdadero mate, tu padre. Cuando aquellas palabras salieron de sus labios, mi corazón se hizo añicos.

Ella no sabe el futuro que le espera con ese mal nacido, pero nosotros sí que lo sabemos. Nos arrepentimos tanto de haberla dejado ir con ese hijo de puta. Lo siento. Sé que tú también sufrirás y quiero que me perdones, que nos perdones.

Cuando tu madre me dio la noticia, corrí rápidamente a la cabaña de una bruja que tiene la manada. Ella me ha mostrado el futuro. El asqueroso futuro que les hemos dado a tu madre y a ti.

Desde que aquellas imágenes tan desgarradoras aparecieron delante de mi, me importó un pepino la guerra. Aún se repiten en mi mente los maltratos que aquel infeliz les hizo pasar. Tú, con tan pocos años de edad, ya siendo maltratada.

Sé que eres mitad vampiro, por esa misma razón aún estás viva. Si solo hubieras sido lobo, dudo mucho que hubieras resistido aquellos golpes que te dieron.

He intentado contactarme con tu padre, pero no sé cómo se llama ni en qué manada vive. La bruja en estos momentos está muy decaída y por aquello mismo no me es de mucha ayuda ahora mismo. Ella tiene dos hijas con descendencia de brujos, su padre es lobo pero ellas no saldrán así. A estas alturas seguro ya las conoces, Axlin y Marta, dos chicas en las que puedes confiar hasta con los ojos cerrados.

Hija mía. Sé que lo que te voy a pedir es algo feo, pero quiero que mates a tu padre, no al verdadero, al hombre que te ha hecho pasar por tanto dolor todos estos años. Quiero que rescates a tu madre de aquel lugar. Cúmpleme esa promesa, solo esa, ninguna más.

Te quiero mucho pequeña. Cuida de Much y de la manada, ya que jamás encontrarás un libro y unas personas más fieles que ellos dos. Sé feliz. Encuentra el amor, el amor de verdad, ese que te hace dudar de la realidad.

Te quiero.

Te queremos.

Se despide, tus abuelos.

Una lágrima recorre mi mejilla, pero me la limpio con rapidez.

— Princesa — Lis habla del otro lado de la puerta —, ya todos están abajo esperándola.

Miro la carta en mis manos. La guardo en su sobre y la meto en uno de los cajones de mi cómoda.

— Ahora voy... — susurro.

Oigo sus pasos alejarse de la puerta. Tomo una bocanada de aire. Agarro el libro con fuerza y me levanto. Una vez fuera de la habitación camino hasta las escaleras y las comienzo a bajar de forma lenta.

— Lamento la tardanza — me disculpó cuando entro.

— No pasa nada — Luis me da una sonrisa cálida.

Me siento donde siempre y tras dejar que un suspiro se escape de mis labios, levanto la mirada.

— Bien - comienzo — una fuente no muy confiable, me ha "avisado" — hago comillas con mis dedos — o informado, como quieran llamarlo, me ha dicho que hay cazadores cerca, cazadores que obviamente están en busca de nosotros — todos comienzan a murmurar cosas —, no sé si todo esto es verdad, pero si lo es, es mejor prepararnos desde ahora.

— ¡Deberíamos enviar a un grupo de águilas o halcones, para que vean si es verdad o no! — Marck levanta un poco la voz.

— Me gusta la idea — Luis lo apoya —, ya que usted acaba de decir que la fuente que le ha dicho no es tan confiable.

— Eso no va a ser necesario - todos me miran sin comprender nada —Coel, mi hermano, se ha ofrecido el mismo a ir a ver si es verdad aquello o no — la mirada de mi tío es de puro orgullo, causando un alivio en mí.

— Bien - Javier se acomoda - por mientras que Coel llega, deberíamos armar grupos de batalla.

— Por si las moscas — Sean se encoge de hombros.




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