Princesa de los lobos

Capítulo 47

Ya todos han terminado de comer y me armo de fuerza de para despegar mi trasero de la silla en la que me encuentro. Es hora de darles la otra noticia. Cuando ya me encuentro de pies, todas las miradas están fijas en mí. Mis manos han comenzado a sudar. Tengo que acostumbrarme a hablar en público.

—Al comienzo de la comida he dado una noticia y los he dejado con la duda de otra. Ha llegado el momento de decirles que es lo que está pasando — quiero salir corriendo de aquí, lo juro —. Una manada enemiga ha contratado a unos cazadores para acabar con nosotros.

Tal como me lo había imaginado horas atrás, todos comenzaron a hablar entre sí. Sus rostros estaban serios. Molestos.

— ¡Silencio! — ordena Luke con voz dura, todos obedecen.

Giro mi cabeza en su dirección y con una sola mirada, le he dejado en claro que se lo agradezco. Yo no podría hacer hecho eso. O tal vez sí. No lo sé realmente.

—Tenemos que estar más atentos que nunca de ahora en adelante, también debemos prepararnos para el ataque que en cualquier momento llegará, de ese modo, no habrán tantas bajas... — me quedo en silencio cuando termino, todos se me quedan viendo, me siento mal por haber dicho aquello, pero es verdad —. Algunas mujeres, las que quieran claro está, pueden entrenar junto a los hombres, de ese modo podrán defenderse por sí mismas y ayudar a quienes lo necesiten — las más jóvenes asintieron con la cabeza, mientras que las de más edad, solo se miran de forma dudosa —. He pensado que lo mejor es comenzar desde ya a entrenar, ya saben, para estar listos cuando ellos lleguen.

— ¡Sí! — gritan todos a coro.

— ¡Esos malditos! — Grita un hombre a lo lejos — ¡Haremos que se arrepientan de atacarnos!

— ¡Les enseñaremos que nuestra manada sigue siendo la mejor de todas! — grita otro hombre.

—Esta manada jamás se vendrá abajo nuevamente — hablan de forma decidida algunos jóvenes.

—Los mataremos a todos... — no soy la única en sorprenderme por el comentario de aquellas chicas.

—¡¡Nadie se llevará nuestros juguetes!! — grita un grupo de niños.

Todos nos quedamos en silencio, hasta que de un momento a otro nos ponemos a reír. Y es así, con ese simple e inocente comentario de aquellos lindos niños, es como el ánimo vuelve a reinar el comedor.

 

(...)

Gran parte de la tarde me la pasé entrenando con Brandon, Jairo y Frank. Me han enseñado muchas cosas nuevas, cosas que sé que me serán de mucha utilidad al momento de luchar. En este preciso momento, me encuentro dándome una buena ducha, ya que me han hecho sudar mucho.

Me envuelvo en una toalla. Cómo no saldré a ninguna parte ahora, me visto con mi ropa interior, un shorts negro y un poleron ancho de color rosado. Un asco combinando cosas, pero bueno.

Me tiró en la cama dejando que un suspiro se escape de mis labios. El cachorro, el cual está abriendo lentamente los ojos, se acerca de forma lenta a mí. Le acarició su pequeña cabeza. Después de haber comido con los de mi manada, tuve que venir enseguida a la casa, pues tenía que darle de comer al libro y al lobo. Los dos comen mucho. Son unos glotones.

—Que sueño... — susurro.

Mis ojos se comienzan a cerrar lentamente, pero se abren con rapidez cuando alguien toca la puerta de la habitación. De mala gana me levanto y camino hasta ella.

— ¿Que pasa Coel? — pregunto mientras me paso mi puño por mis ojos.

— ¿Estabas durmiendo? — levanta una de sus cejas.

—No alcance a hacerlo — me encojo de hombros restándole importancia.

—Bien — deja su mirada fija en mí, luego suelta un suspiro cansado —. Supongo que ya sabes que mañana llega nuestro padre — mi corazón late de forma violenta, se me había olvidado por completo —, por tu reacción supongo que no lo sabías o se te ha olvidado — ríe.

—Se me había olvidado — admito mientras resoplo.

—No pasa nada — sonríe — los alphas tienen muchas cosas en mente. No me sorprende mucho que se te haya olvidado — la sonrisa que da, me deja en claro que comprende y que no está molesto por haberme olvidado de aquello.

— ¿Qué querías decirme sobre nuestro padre...?

—Claro — niega con la cabeza —, por poco se me olvida. Ya sabes que él quiso, y quiere, mucho a tu madre, estoy seguro que va a querer ir a toda costa a buscarla — asiento con la cabeza, animándolo a que siga — y tú me ayudarás a impedir que vaya.

Arrugo mi frente, ¿Qué es lo que me está pidiendo? ¿Acaso no tiene la más mínima idea de que también quiero sacar a mi madre de ese maldito sufrimiento?

—Espera que no entiendo — le muestro una de mis palmas para que pare de hablar — ¿Por qué debería impedir algo que yo también quiero hacer?

— ¡Erin! — Se pasa una de sus manos por su rostro — el hombre de aquella manada es el que te quiere acabar, no podemos dejar que nuestro padre vaya ahí como si nada e intente rescatarla. Lo más probable es que ese lugar este infestado de lobos deseosos de matar t además, dudo mucho que solo se encuentren lobos ahí — asiento con la cabeza entendiendo todo lo que ha dicho —. Rescataremos a tu madre, pero no de esta forma. Lo haremos bien.




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