Princesa de los lobos

Capítulo 49

Bien... mi ¿Padre? Y mi ¿Mate? Aparecen los dos el mismo día, ambos me están mirando fijamente a los ojos, sus miradas me están poniendo muy nerviosa y los dos son los que he estado esperando conocer desde que he sabido de su existencia. A mi mate desde que me dijeron lo que era y a mi padre desde que leí su carta. Y ahora que los dos están delante de mí, lo único que quiero es salir corriendo lejos de todo esto.

Itzel... ayúdame — ruego en mi mente.

Itzel al rescate — responde rápidamente esta.

Mi loba toma control de mi cuerpo y se convierte rápidamente en lobo, sin pensarlo mucho tiempo comienza a matar a todos los que se nos cruza delante de nosotras. Siento más de dos miradas fijas en mí y eso hace que me ponga aún más nerviosa, pero gracias a que es Itzel la que tiene control sobre mí, no se nota. Esta maldita loca que tiene control sobre mí, está matando a todos y sé que lo está disfrutando.

Alguien se abalanza arriba de nosotras haciéndonos caer, y aún con la persona arriba mío, rodamos.

— ¿Te lastimaste lobita? — pregunta con burla el chico que me ha hecho caer.

Dejo que un gruñido salga de mi garganta en modo de respuesta y me tiró arriba de él para poder intentar modelo, pero el muy maldito no se queda quieto y eso hace que mi trabajo en acabarlo sea muy difícil.

—Maldición, quédate quieto imbécil — sigo luchando con todas mis fuerzas, al igual que los demás miembros de mi manada.

Doy una pequeña mirada de reojo a los demás, noto los pocos cazadores que aún se encuentran de pies y eso causa alegría en mí ser.

Por mi distracción, el hombre se escapa de mi agarre y rápidamente me acomodo para estar de cara a él, no es el mejor momento de dejar que alguien me ataque por detrás. Eso sería estúpido.

—Ha llegado tu fin lobita — anuncia mientras saca un cuchillo de su bota y me sonríe con malicia — ¿No quieres morir convertida en humano mejor? — dejo que un gruñido se escape de mis labios.

Se prepara para saltar arriba mío e intentar matarme, pero se detiene cuando un hombre grita a lo lejos, ambos miramos en esa dirección.

Un hombre de más edad mueve su mano de un lado a otro mientras algunos cazadores corren hacia los árboles cubriéndose de nuestras miradas. Miro una vez más al hombre delante de mí y este tiene su mirada fija en, el que supongo yo, su líder, lentamente me mira y separa sus labios para hablar.

—Nos volveremos a ver lobita, no lo dudes — dicho eso, se da la vuelta y sale corriendo en aquella dirección en la que se han ido sus compañeros.

Cuando ya no hay nadie, me convierto una vez más en humana. Le hago un movimiento de manos a Luke y ha Marck, la cual significa que vayan a ver si ya se han ido. Unos cuantos segundos después, ambos vuelven y se acercan a mí.

—Ya se han ido — me asegura Luke.

—Han desaparecido por arte de magia — susurra Marck — no hay rastro de ellos.

Me quedo en silencio unos segundos, hasta que dejó que un suspiro se escape de mis labios y los separo para hablar.

—Díganle a todos que tenemos que deshacernos de todos estos cadáveres — anuncio y ellos asienten con la cabeza — hagan lo que sea necesario para que nadie, ni humano ni miembros de otras manadas, sepan que es lo que ha pasado aquí. Si es necesario quemen los cadáveres.

Siento como dos miradas están clavadas en mí y eso causa nerviosismo en mi cuerpo.

—Erin — Coel se me acerca con una sonrisa en sus labios — hay alguien que te quiere conocer.

Dejo mi mirada en él unos cuantos segundos, luego la dirijo hacia dónde están esas dos miradas curiosas. Unos cuantos y escasos pasos más lejos de donde me encuentro, está mi mate y mi padre. Sus miradas son muy intensas. Quiero salir corriendo, otra vez.

Coel, al notar lo incómoda que me encuentro, me da una pequeña palmadita en mi hombro dándome aliento para caminar y eso es lo que hago junto a él.

Ambos llegamos frente a mi padre, este sin perder el tiempo, me abraza con fuerza, hago temerosa e incómoda le devuelvo el abrazo.

—Mi pequeña hija — susurra con sus labios en mi cabello —, al fin estamos juntos.

Cierro mis ojos. De devuelvo el abrazo un poco más fuerte de lo que se lo estaba dando. Lentamente abro mis ojos y me encuentro con los del lobo café, en este caso, mi mate sin nombre, me observa con una sonrisa encantadora.

Achino mis ojos en su dirección, maldito, este solo me lanza un beso haciendo que las ganas de amuñarlo como un papel aparezca en mí.




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