Princesa de los lobos

Capítulo 69

Axlin hace que nos tomemos de las manos para que ella pueda empezar a hacer su hechizo que nos permitirá ver a mi madre. El idioma en el que está hablando es desconocido para mí.

— ¡Déjanos verla! — grita en el mismo idioma que el mío y abre sus ojos.

Una corriente de aire se pasea por todos los presentes, es incómodo la verdad, pero mantengo todo comentario dentro de mis labios, no quiero echar a perder nada. El aire se quede justo al frente de todos y forma un círculo, dentro de este se forma una imagen, una que me deja helada y con el corazón hecho añicos. Mi madre, mi hermosa madre tirada en el suelo, llorando sin descanso y llena de golpes. Quiero correr y abrazarla, susurrarle que todo estará bien, que nadie más la volverá a tocar, pero no puedo y solo me queda verla sufrir.

— ¿Te duele querida? — los pasos firmes de aquel maldito animal hacen que mi cuerpo tiemble de rabia.

Mi madre deja de llorar cuando oye si voz, ha hecho bien, él odia que las personas lloren delante de su presencia.

—Vaya — ríe — al fin has aprendido que delante de mí nadie llora... — ella lo mira de reojo, está enojada — después de todos estos años, al fin has aprendido lo que está bien, vamos avanzando al fin.

Ella, como siempre, se queda en silencio mirándolo con odio, mientras que él sonríe satisfecho de lo que está presenciando.

— ¿Estas molesta amor mío? — se agacha para estar a su altura y le acaricia la mejilla — es una verdadera lástima ver tu hermoso rostro destruido.

—Si tanto odias verme de esta forma ¿Por qué me sigues golpeando — su voz se quiebra y hace una mueca de dolor.

—Porque es divertido, me entretiene, es mi pasatiempos preferido — una vez más, ríe —, aparte, sabes bien que no dejaré de hacerlo hasta que respondas mi pregunta ¿Cómo es posible que la perra de tu hija tenga tantos seguidores en tan poco tiempo?

Ella solo se queda callada y baja la mirada ¿Todos esos golpes son por mi culpa? ¿Ella está sufriendo por mí? Lo más probable es que me esté odiando por todo lo que ha tenido que pasar desde mi nacimiento. Tengo que sacarla de ahí cuanto antes.

—Quiero que escuches bien lo que te voy a decir — traga saliva y levanta la mirada — jamás en mi vida te diré la razón por la que mi hija tiene la manada que tiene, tampoco te daré la información que necesitas para poder acabarla. Golpéame todo lo que quieras, pero de mis labios no saldrá palabra que te sirva.

— ¿Vas a seguir defendiéndola? — Su mirada aún sigue siendo de burla — ¡Eres una idiota! — Explota, ya sabía yo que esto pasaría — ¿¡Sigues defendiendo a la maldita perra que ha arruinado toda tu puta vida!?

— ¡No te dirijas así cuando hables de mi hija! — grita ella.

Este sonríe a la misma vez que levanta su mano, cierro mis ojos y escucho el golpe que le ha dado, la cobardía que siento ahora no me permite abrir mis ojos.

— ¡Nunca más me vuelvas a levantar la voz zorra! — Nadie dice nada — tarde o temprano me dirás todo lo que necesito y cuando eso ocurra, tú y tu miserable hija se podrán ir al infierno juntas, yo me voy a encargar de aquello, lo juro.

Mi cuerpo se tensa y comienza a temblar, aún le temo a aquel hombre, a pesar de que me encuentro lejos, le sigo teniendo el mismo miedo que le tenía estando ahí.

—Señor — abro mis ojos cuando una tercera voz se hace presente, es un hombre que al ver a mi madre en aquel estado, forma puños en ambas de sus manos —, lo buscan abajo — gruñe.

Es tanta la ira que siente aquel hombre, que no le permite mirar a los ojos a su alpha.

—Espero que esta vez sí sea verdad — gruñe — porque si es una más de tus mentiras, puedes ir haciéndote a la idea de que perderás tu cargo y hasta puedes llegar a lo reservo tu vida.

Aquel ser malvado y sin corazón, sale de la habitación dejándolos a ambos solos. El hombre se acerca rápidamente a mí madre, se puede ver la preocupación en su mirada.

— ¿Se encuentra bien? — la toma como una novia y la deja en la cama.

—Tranquilo — susurra ella — no debes porque preocuparte por mí, tienes que hacerlo por tu familia.

—Aguante tres días — susurra él — en tres días más está planeada la revuelta para la caída del alpha.

— ¿Cuántos ya son? — miro a mi madre, ella luce bastante cansada, pero a la misma vez agradecida por lo que están haciendo.




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