Princesa de los lobos

Capítulo 77

El fuerte y exquisito aroma a café es el encargado de que mis parpados se abran. El sol entra por la ventana, pero gracias a la cortina no es mucha luz la que entra. Atka duerme plácidamente a mi lado, antes de levantarme completamente le beso la frente en modo de buenos días. Rápidamente camino al baño, hago mis necesidades y luego entro a bañarme. Ya totalmente despierta y bañada, salgo envuelta en una toalla. Lo primero con lo que me visto en con mi ropa interior, Atka tiene su cabeza oculta debajo de la almohada. Cojo una un poleron de mangas largas, y corto de largo, color celeste, unos gens negros y unas botas del mismo color. Me peino mi cabello, me lavo los dientes y salgo de mi cuarto con Atka detrás de mío.

Comida, comida, comida — canta Itzel emocionada y eso es suficiente para que una sonrisa aparezca en mis labios.

Al entrar a la cocina, la mayoría ya se encuentra ahí. Es lindo ver a mi madre, me hace sentir que nunca paso lo que paso. Por más duro que sea el pasado, con buena compañía se puede olvidar. Al fin todo está saliendo como alguna vez me lo imagine.

—Buenos días familia — saludo, ellos se giran para verme y me responden el saludo, abrazo a mi madre, la cual me besa la frente cariñosa.

— ¿Te has levantado de buen humor? — Nick se me queda viendo — eso es raro... — susurra.

— ¿Cómo has dormido pequeña? — mi padre se acerca a mi cuando me separo de mi madre, me acaricia la cabeza y me deja una taza de café.

—Bastante bien — sonrió, me siento como una niña pequeña en presencia a sus padres, como si nunca nada malo hubiera ocurrido — ¿y ustedes?

—De maravilla — sonríe y le da una mirada cómplice a la mujer que se encuentra a mi lado, hago una mueca de desagrado y todos ríen. El desayuno pasa tranquilo.

Tras algunas horas después del desayuno, anuncio que iré a dar una vuelta, asique apenas he puesto pies fuera de la cabaña he dejado que Itzel corra por donde más le guste. Ya van varios días en los que no le podía dar este pequeño gusto, todo estaba muy tenso. Unos segundos después, nos detenemos en el lago congelado, es ahí entonces cuando me convierto una vez más en humana. La nieve se está comenzando a derretir, dejándole paso a la primavera. Respiro hondo bañando mi interior con el frio aire que me rodea.

—Te gusta mucho este lugar por lo que veo — sonrió de medio lado al oírlo.

—Y al parecer a ti te encanta andar detrás de mí, siguiendo todos mis pasos — giro mi cabeza en dirección a donde se encuentra, me sonríe a la misma vez que niega con su cabeza.

—Es imposible no hacerlo — se acerca más a mí — teniendo en cuenta que la alpha de esta manada es hermosa, se me hace imposible irme, y me he tomado muy enserio el papel de guardaespaldas — él me acaricia la mejilla, lo cual hace que mi cuerpo se relaje de una forma encantadora — hola — Rhys me besa la frente.

—No sabía que llegarías hoy — susurro, él toma asiento a mi lado en la fría nieve.

—Deseaba verte — me devuelve el susurro — te estaba extrañando mucho — lentamente se va acercando a mí y me besa los labios tiernamente — realmente lo estaba haciendo.

Me abraza fuertemente y recorre con sus grandes manos mi espalda, me junta más a su cuerpo haciendo que el beso se profundice aún más. Pasó mis manos por su nuca y sonrió antes de separarnos.

—Hace ya mucho tiempo que quería un beso como este... — susurra.

Los dos nos acomodamos mirando la laguna, dejo mi cabeza recargada en su hombro. Nunca pensé que estar con alguien me haría tan feliz. Realmente no sé si estoy enamorada del chico a mi lado, pero si tengo claro que el me encanta, y no solo físicamente, también por dentro. El deseo, uno extraño, de tenerlo siempre cerca se hace presente cuando no lo veo por un tiempo, siento que necesito más que simples besos. Quiero más de Rhys. El chico toma mi mano y hace dibujos imaginarios en ella, me besa la frente de vez en cuando. Un impulso aparece dentro de mí y me lanzo arriba de este haciendo que su espalda quede recostada en la nieve. Ríe por mi impulso repentino.

—Eres hermosa — susurra y me besa lentamente.

—Lo sé — sonrió coqueta, este ríe ante mi respuesta.

—Pero que humilde — rueda sus ojos —. Supe lo de tu madre. De hecho me la encontré cuando fue a buscarte, son idénticas las dos. Ya sé de donde salió tu atractivo, también el color de tu cabello — sonríe.

—Todos dicen que nos parecemos...

—Es la verdad — se sienta y me atrae más a su cuerpo — son idénticas, pero aun así tu belleza es mayor que la de ella, por lo menos ante mis ojos es de ese modo.

Tras unos besos más, algunas caricias, al fin Rhys se separa un poco de mi rostro y me permite hablar.

— ¿Cómo está todo en tu manada? — le rodeo su cuello con mis brazos y juego con los cabellos que se encuentran ahí atrás.

—Más o menos — suspira cansado, claramente el tema lo tiene aburrido — muchos de los miembros de la manada estaban engañándonos, rebelando información importante de nosotros... también han salido cosas de esta manada. Lo siento — cierro mis ojos, pero evito decir cualquier cosa — no te molestes, dudo mucho que hayan sacado información muy crucial de aquí, no tienes de que preocuparte.




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