Princesa de los lobos

Capítulo 80

Rhys me tiene rodeada toda mi cintura con su gran brazo, sus bellos ojos color zafiro me observan con total atención y admiración.

— ¿Te duele mucho?

En pleno proceso, Rhys me marco y admito que eso dolió más que su amigo entrando por mi entrepierna. Lo bueno es que solo será una vez que me muerdan el cuello como bestias.

—Ya no tanto… — susurro a la misma vez que le acaricio la punta de su nariz con mi dedo.

El chico sonríe ampliamente. Besa mis labios y yo le respondo, cuando al fin nos separamos me visto con su camiseta, tomándome por sorpresa me toma de la cintura, me hace sentarme encima de él, el movimiento ha causado un poco de dolor ahí abajo, pero él no parece notarlo y solo me besa mis labios.

—Eres realmente hermosa — susurra en mis labios.

Su teléfono suena y de mala gana lo toma. Me salgo arriba de él, tomo asiento a su lado, Rhys se levanta contesta la llamada y sale de la habitación completamente desnudo. Miro la cama y busco la sangre que ahí en la cama, cuando nos quedamos quietos mirándonos, sentí el líquido salir de mi interior.

—Mierda… espero que no se haya dado cuenta.

Me apresuro en sacar las sabanas y poner unas nuevas, camino con las manchadas hasta el baño y ahí lo dejo en la ropa sucia. Me meto a la bañera y al sentir el cálido roce de las tibias gotas en mi cuerpo logra calmarme. El dolor ya no es tan fuerte como antes y eso me gusta. Ya lista, me visto con unos gens entre color morado oscuro y negro, una polera de mangas largas y corta que deja al descubierto mi ombligo, unas zapatillas blancas y obviamente, mi ropa interior. Mi cabello lo dejo suelto, como la mayoría de las veces y salgo en dirección a la cocina, Atka aparece por la escalera meneándome la cola, luego de hacerle un par de mimos sigo mi camino.

— ¡No puede desaparecer así como así! — Me detengo en la puerta corrediza al oír el grito de mi mate — deben encontrarlo si o si — guarda silencio unos segundos, sospecho que la otra persona le está respondiendo — ¡si algo le llega a pasar será todo culpa de ustedes…! — me animo a pasar la puerta e ir a la cocina, el chico aun no me mira, supongo que no se ha dado cuenta de que me encuentro cerca de él — mañana mismo iré, si no lo encuentran para entonces… — niega con la cabeza y cuelga la llamada.

— ¿Todo está bien? — se gira para verme al oír mi voz.

—Si… — se ha puesto unos pantaloncillos y se ha dejado el abdomen al descubierto — pero mañana tendré que volver a mi manada — se acerca a mí y besa rápidamente mis labios, me abraza por la cintura y me atrae a su cuerpo, yo paso los míos por detrás de su cuello.

— ¿Problemas?

—Roberto… — mi cuerpo tiembla ligeramente al oír el nombre de aquel chico — ha desaparecido.

Algo dentro de mí siente un poco de tristeza, es el hermano menor de Rhys después de todo y sé que le se encuentra mal por la desaparición de su hermano, si Coel se fuera de un momento a otro también me sentiría mal por ello, pero por otra parte me siento aliviada de que aquel chico parecido al pelinegro haya desaparecido.

— ¿Cuándo ha pasado? — intento lucir interesada en el tema.

—Hace ya dos días… — se pasa una de sus manos por su cabello, está molesto, cansado y frustrado ante todo.

— ¿Dos días? — ahora si estoy sorprendida, él asiente con la cabeza.

—Tendré que volver a mi manada… — repite por segunda vez — ¿te molesta?

— ¡No, claro que no! — Le doy una leve caricia en su mejilla y sonrió tiernamente — es tu hermano y entiendo por lo que estás pasando, no me puedo molestar por el simple hecho de que te encuentres preocupado por él, me molestaría si no te importara. Tu ve, ayuda a buscarlo y regresa cuando todo esté solucionado, aquí te estaré esperando — el entiende mi indirecta, sabe que me refiero a que se vaya ahora mismo a su manada, el chico besa mis labios y sale corriendo escalera arriba.

Algo está muy mal aquí… — Atka gruñe y observa todo con atención, el lobo ya se encuentra de un porte bastante grande.

— ¿Por qué lo dices? — me pongo a su altura y le acaricio la frente.

No me fio mucho en esa tal desaparición… —un gruñido más — no tiene sentido, algo va mal.

Que él se sienta nervioso hace que yo también lo haga. Le doy suaves caricias y este se calma bastante gracias a ella. Los pasos de Rhys resuenan por toda la casa, gracias a mi perfecta audición sé dónde se encuentra y hasta que no llega a la cocina no me enderezo.

—En menos de dos horas estarán aquí mis soldados, vienen a buscarme — anuncia, ya se ha puesto algo más de ropa.

Atka me ha dejado un poco preocupada, sé que se me nota en los ojos, tengo miedo por Rhys ¿y si algo le pasa? No quiero separarme de él, no ahora.

—Bien… — este me toma de la cintura y me atrae a la calidez de su cuerpo.

—Todo va a estar bien — besa la punta de mi nariz — te lo prometo, nada malo va a ocurrir.




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