Las grandes gotas de agua caliente se resbalaba por mi cuerpo haciéndome estremecer. Los pocos restos de jabón ya desaparecían, me veía algo roja por la alta temperatura del agua, pero me sentía fresca, limpia. Cómo nueva.
Unos golpes fuertes y ruidosos invadieron mis oídos, provenían de la puerta principal.
Rápidamente tomé lo primer que encontré sobre mi cama para vestirme y llegar hasta la puerta para ver quién era, pero al abrir no había nadie. Solo una caja negra.
Mire para todos lados pero no había señal de que haya alguien cerca, así que simplemente tomé la caja y cerré la puerta trás de mí. La deje descansar sobre el sillón. Sobre la caja había un sobre negro, al parecer pegado con algún tipo de cinta a la tapa de
ésta. Lo abrí.
"Feliz cumpleaños número 18, princesa. Ya llegó la hora."
Esbocé una sonrisa al entender, mi mente gritaba es hoy, es hoy. Abrí la caja para encontrar lo que menos esperaba en esta ocasión.
— ¿un celular?
Mi mente se sentía confundida, era un celular. Pero no uno nuevo y súper lindo como la mayoría de chicas esperarían. Es uno chiquito y súper viejo, sin cámara ni internet.
Bajo éste había otro sobre, en éste había otra nota y un par de llaves.
"Este celular será tu mejor amigo de ahora en adelante. Nos comunicaremos por ahí, recuerda todo lo que hablamos antes. PD: tu nuevo auto está en el garage. Feliz cumpleaños, princesa."
¿¡Un auto!?, corrí hacia el garage para encontrar un SUV X6 de BMW color negro mate que me dejó con la mandíbula en el piso.
Todo esto significa solo una cosa, y es la cacería ya comenzó.
....
El celular viejo sonó.
✉️Desconocido:
"🔻 Ubicación."
Hora de la acción.
Me encontraba estacionando en el barrio más peligroso de toda la ciudad, era conocida por ser la "zona roja", que para los habitantes era sinónimo de peligro, no de prostitución.
Mi atuendo era impecable para la ocasión. Llevaba un top rojo con unos pantalones negros holgados, pero muy a la moda, con unos borcegos negros y una chaqueta también negra. Mi cabello negro caía lacio por encima de mis hombros, y mis lentes de sol negros me hacían ver cómo una puta reina.
Inferno.
Este bar lleno de luces frente a mí era más hermoso, y peligroso, de lo que alguna vez pensé que sería.
Recibí algunas miradas al entrar al lugar, pero lo único que hice fue sentarme en la barra y pedir mi primera cerveza de los 18 años, era algo familiar.
— ¿Qué hace una chica como tú en un infierno como éste?
Un chico se sentó a mi lado, lo observé de reojo mientras el barman me entregaba mi cerveza.
— ¿Qué te hace pensar que todas las chicas lindas son buenas? — tomé un trago de mi cerveza y me giré en su dirección.
— ¿No eres una chica buena? — él copió mi acción, nos encontrábamos cara a cara, Esbozó una sonrisa algo rara, sin separar sus labios.
— Soy la mismísima hija del diablo.
Su cara hizo mil gestos en 5 segundos, comenzó a mirarme de arriba a abajo, como si no creyera lo que estaba viendo.
— Joder, me moría por conocerte.
— ¿Disculpa? — fue todo lo que logré decir, yo no conocía a nadie de este lugar.
— Eres princesa.
Xx:
Espero les haya gustado el capítulo, los demás serán más largos que éste.
mics
Editado: 21.09.2020