Princesa del Inferno

CAPÍTULO 2: EL DEPREDADOR Y LA PRESA

— ¿Me conoces?

 

— Claro que si, él habló mucho de tí.

 

"Nunca mezcles el amor con el trabajo, princesa", fue lo que él siempre me dijo, por eso me parecía súper raro que alguien en este maldito lugar supiera quién era yo.

 

— Tranquila, soy de confianza para él. Casi lo olvido, feliz cumpleaños — puso su cerveza a mi lado para hacer una especie de brindis —, felicidades.

 

— muchas gracias — chocamos nuestras botellas —, Y... ¿qué más sabes?

 

— Pues que ahora te veremos seguido por aquí, yo soy algo así como tu tutor aunque no nos han presentado oficialmente.

 

En ese momento mi pequeño celular vibró en mi bolsillo, el mensaje decía que vaya hacia una puerta al fondo del lugar. Al parecer era hora de dicha reunión.

 

— Creo que ya es hora — me aclaró, dejando su botella a un lado —, bienvenida princesa.

 

....

 

La puerta se abrió apenas di un golpe, en la sala se encontraba un hombre que no conocía, aparentaba unos 40 años, y a su lado estaba a quién conocí en la barra, del cuál no sabía su nombre aún.

 

— Hola Alexa, soy Monteros, pero puedes llamarme como todos hacen, Monty — me hizo una señal de que me sentara frente al escritorio —, soy el encargado de este lugar, cualquier cosa que necesites yo casi siempre estoy en este despacho.

 

Asentí rápidamente, observando el lugar y a él mismo. Me sonaba familiar de algún lugar.

 

— Y éste es Piero.

 

Piero se acercó hasta mí y me estrechó su mano.

 

— Por fin nos conocemos — habló regalándome una sonrisa.

 

— Piero será tu mano derecha dentro y fuera de éste lugar, nosotros dos somos los únicos que conocemos tu verdadera identidad dentro de este lugar, así que como nadie más te conoce será bueno tener a alguien de confianza para acompañarte y mostrarte el lugar hasta que estés lista.

 

— Muchas gracias, Monty

 

— Los dejaré aquí para que se conozcan, volveré enseguida.

 

Monteros salió por la puerta en menos de un segundo.

 

— Alexa... que lindo nombre

 

— Lo mismo digo, Piero.

 

— Ahora que nos conocemos oficialmente tengo unas reglas que fueron puestas por mi jefe

 

— Adelante — hice una pequeña reverencia con mi mano.

 

— Odio hacer de niñera, así que las cosas serán así — se sentó en el lugar de Monty para quedar cara a cara —, siempre que vengas para acá, yo te llevo y traigo, y no estarás lejos de mí o de Monteros mientras estés aquí adentro. Este no es un barrio cualquiera y ya lo sabes.

 

Asentí.

 

— Bien, tampoco te asustes, solo será los primeros días hasta que ya todos sepan que eres parte del Inferno. A estos babosos les encantan las chicas como tú, pero si algo pasara vendría él y nos arrancaría la cabeza a todos.

 

— Tienes razón, él haría eso — reí al recordarlo.

 

— Y respecto a es plan que traes entre manos, yo no sé nada. Así que tú tendrás que informarme de todo lo que quieres que sepa así puedo ayudarte.

 

Monteros entró al despacho con una cerveza en la mano y un sobre en la otra. Lo tiró frente a mí y me hizo señas de que lo abriera. Hice caso omiso a su petición.

 

Dentro había fotos.

 

Fotos de personas, de autos y motos, de patentes, en cada foto había palabras escritas con marcador rojo. Eran nombres, edades y direcciones.
 

— Esos son tus hombres — Afirmó mientras destapaba su cerveza, le quitó el asiento a Piero quien tomo lugar a mi lado y se dispuso a revisar lo que había en mis manos —, no hagas nada hasta que ellos te vean seguido aquí, debes esperar al menos una semana.

 

— ¿Y como hago que me noten sin sospechar?

 

— Vendrás en la semana a traerme papeles y pedidos, mandaré a Piero por ti y me traerás lo que yo necesite. Solo será para que ellos te vean aquí.
 

— Ellos son los de la pandilla de motos, vienen cada noche a tomar cervezas, son algo problemáticos pero forman parte del barrio así que les permitimos venir — me informó Piero, me señalaba a los hombres de las fotos —, estos tres son unos simple pandilleros, trabajan para éste — señaló otra foto —, quien es alguien peligroso, se hace llamar Cross y es de los hijos de puta más vengativos que he conocido.

 

La imagen lo decía ahí: Cross, 38 años. Pandillero en el barrio pero con trabajos privados (asesinatos, drogas, carreras ilegales).

 

En la otra imagen con 3 hombres también había nombres y edades:

Boby, 34 años.
Ander, 28 años.
Porter, 35 años.

Séquito de pandilleros (drogas, carreras ilegales).

 

En las imágenes restantes solo había algunas motos y un auto, que al parecer eran las suyas, más una dirección que, según Piero, son de dónde se realizan las carreras ilegales.

 

— Bien, Alexa. Recuerda que solo él y yo sabemos de tu identidad aquí. Para los demás eres solo Alexa, y eres mi sobrina, es la información que tendrán los demás. Ahora puedes irte.

 

Asentí con una sonrisa, mientras Piero y yo nos dirigíamos otra vez hacia la barra.

 

— Pediré otra cerveza, ¿Quieres?

 

— Pídela y me la alcanzas — señale una pequeña esquina donde algunas personas bailaban o platicaban mientras compartían alguna bebida —, iré a bailar.

 

Él simplemente asintió y yo me alejé de su lado, la pequeña pista de baile estaba rodeada por algunas mesas pero no podía ver bien los rostros en ellas por las luces de colores y el ambiente oscuro.

 

Me quedé parada junto a una mesa que estaba vacía la cual quería dejar para mí y Piero, en ese momento una sombra negra se acercaba a mi lugar, era un hombre.

 

— ¿estás perdida, nena?

 

— No — respondí tajante. Levanté mi rostro para observar.



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En el texto hay: misterios, amor, suspenso

Editado: 21.09.2020

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