HOLDER
Todos nos observan cuando entramos al gran salón, después de todo somos los chicos más... más ¿cómo decirlo? Atractivos y hago énfasis en atractivos del condenado Instituto: Sebastian Hanewald, el modelo super famoso; Alston Fisher, mi mejor amigo, el rompe corazones que se ha enrollado con casi toda la escuela, pero que ahora está tratando de darle el corazón a Crystal Meet; y luego estoy yo, la ropa elegante no va conmigo, pero por mi padre el día de hoy debo llevarlo.
Alston pasa un brazo alrededor Crystal y yo busco con la mirada a Evangeline.
La directora pide que tomemos asiento en nuestras respectivas mesas para recibir a él rey.
—¿Qué crees que dirá tu padre? —pregunta Alston alejándose de Crystal.
—Estupideces, como siempre —respondo encogiéndome de hombros.
Pasaron varias semanas antes que la ceremonia de apertura del inicio del año escolar diera lugar porque Su Majestad tenía cosas «más importantes que hacer». Si, claro.
Tomo asiento en la mesa asignada para mí y mi tutor, que en realidad es mi secretario personal, el señor Baan.
Alvin, la niña conejo está sentada con lo que parece ser un ebrio que tiene desabrochada la camisa, ella lleva el mismo vestido de la fiesta, lo sé por qué sigue manchado, a pesar que ya no se nota tanto.
Se nota que necesita el dinero ¿Por qué no lo acepto?
¿Si me equivoque al pensar en ella como interesada?, recuerdo el día que la conocí, el día que me llamo pervertido, ese día ella no parecía ninguna ladrona.
El ver a mi padre me saca de mis pensamientos.
Observo a mi padre con el mayor odio que se puede, su pelo rubio que ya tiene canas y las arrugas han desaparecido al muchacho atractivo que debió ser en su juventud, lleva al igual que yo un traje, pero con un medallón azul en el pecho que lo distingue como la personalidad importante que es.
No presto atención a lo que dice hasta que lo oigo decir:
—Presentare pronto a mis hijos —pronuncia solemne, lo que casi provoca que me ahogue con mi propia saliva—. Mis dos príncipes, han tenido que vivir la amarga experiencia de vivir escondidos por la amenaza latente que hay con aquellos insurgentes que buscan debilitar la corona y en su momento lo lograron, cuando el Rey George, mi padre, murió en sus manos. Escuchen, a pesar que creen que el país se debilita no tienen idea de que el país se fortalece —infla el pecho orgulloso y continua—. Con la premisa de hacer al país cada vez más fuerte se ha llegado a la conclusión de casar a los príncipes.
El salón estalla en murmullos, los periodistas intentan acercarse a él, pero sus guardias reales no lo permiten.
—¿Dos príncipes? —susurran entre ellos.
No siento el latido de mi corazón, todo alrededor se paraliza. Busco desesperadamente a Evangeline para ver su reacción; la encuentro, ella... tiene una sonrisa triste mientras que su padre el Duque de Ederli sonríe orgulloso.
—Espero presentarles a la familia real el día de mi cumpleaños —concluye.
Todos alrededor enloquecen, los periodistas rompen el cinturón de seguridad y se acercan cada vez más a mi padre que debe retirarse de la escena rodeado de sus guardias.
Lion Baan, mi tutor que está sentado a mi lado dice:
—Alteza —susurra sin mirarme—. Su majestad piensa reunirse con su hermano en el despacho de la directora, si usted quiere ir a hablar de esto con él y hacerlo cambiar de opinión creo... que es el momento indicado.
Hecho la silla hacia atrás y sigo a mi secretario, quien es uno de los únicos hombres en los que confió además de mi tío y de Alston.
—Holder —me detiene Evie, está llorando—. Él no quiere casarse conmigo.
—¿Lo sabias? —frunzo el ceño— ¿Por qué no me lo dijiste?
Ella asiente y de manera inesperada se lanza a mis brazos, llora desesperada, no puedo seguir enojada con ella, la conduzco a uno de los salones.
—¡Él le ha dicho a su majestad que no, que el escogerá a su reina, que no seré yo y sabes, yo lo quiero más que a mi vida!
—¿Tanto lo deseas?
Evie se aleja y busca en el escritorio que tenemos cerca y saca una tijera.
—¡¿Qué haces?! —pregunto alarmado.
—¡Andrew es mi vida! ¿Qué voy a hacer si él no está conmigo?
Evie presiona la tijera abierta sobre sus venas de la muñeca izquierda.
—Evie, por favor devuélveme esa tijera, yo no quiero, no puedo perderte.
—Holder, he amado a tu hermano desde que tengo memoria, he dedicado mi vida a complacerle, pero el , el solo la ve a ella, a esa chica que ni siquiera le pone atención, a esa chica que no tiene nada que ofrecerle.
Evie, hace prisión en la tijera y la sangre comienza a correr y gotear en el piso.
—Si no puedo estar con Andrew, no quiero vivir.
—Evie, intentare hablar con él, serás feliz
Voy hacia ella y le quito la tijera.