Capítulo 9

Durante el día e buscado a Andrew, pero no lo e visto. Salgo de la biblioteca y un hombre calvo me detiene.

—Señorita ¿Anwen Clive?

Asiento.

—Venga conmigo por favor, ya su madre está esperando en el coche.

—¿Mi madre?

Intento retroceder unos pasos para alejarme de él.

—Anwen, mi pequeña.

Mi madre aparece de la nada y me abraza.

—Síganme por favor —dice el hombre calvo de traje.

Mi madre me conduce hacia él.

—Se que te dije que no creyeras en el amor, pero aquí estamos, me alegro que tu seas feliz con alguien que amas.

—¿Alguien que amo? No entiendo.

Llegamos a un coche negro que lleva unas banderitas del país en su capote, el hombre nos abre la puerta y nos subimos.

—¿Mamá, a dónde vamos?, este coche se parece mucho a los que lleva a la familia real…

Mi madre parece no oírme, esta tan feliz, que sigue hablando con el rostro iluminado.

—Empaque únicamente lo necesario, me dijeron que en el palacio te darían lo que necesitases, ahí tendrás todo nuevo.

—¿Al palacio? —presiono la mano de mi madre para que me ponga atención—¿Por qué iría yo al palacio?

—¿Creí que tu novio te lo informo?

—¿Novio? ¿De qué novio hablas?

—Tu padre acepto inmediatamente se lo propusieron, me dijeron que podre poner una escuela de piano y tu padre ira de viaje con esos inversionistas, ¿sabes? —tienen una sonrisa de oreja a oreja— me alegra que hayas conseguido a alguien así de importante, porque necesitamos el dinero, e estado sintiéndome mal y me e estado sintiendo cansada.

No lo note, hay un leve brillo en su frente y está ardiendo.

—Mamá, ¿estas bien? parece que tienes fiebre.

—Son bochornos por la edad, ya sabes la menopausia, pero si me siento un poco cansada.

Mi madre cierra los ojos y duerme, decido esperar a llegar a palacio para entender que sucede.

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Ver, aunque esta sea la puerta trasera el palacio desde la televisión o por fuera no es lo mismo que verlo desde dentro. Antes de entrar unas rejas negras con montones de guardias alrededor nos dan la bienvenida, el hombre que vino a recoger a mi madre y a mí, el señor Baan, da su identificación y permiten nuestra entrada. El lujoso auto va sobre un largo camino de graba rodeado por amplios jardines con guardias y arboles de maple. Llegamos a la puerta principal de palacio y una gran comitiva nos dan la bienvenida.

Mi corazón palpita aún más fuerte, no sé lo que encontrare dentro, tomo la mano de mi madre que está descansando en su regazo, ella atina a observarme y sonreír.

—Cariño, todo estará bien —susurra.

Abren la puerta del auto para que pueda salir, suelto la mano de mi madre y desciendo del auto.

—Señorita, sus majestades la están esperando dentro. Por favor, síganme —. Pronuncia con parsimonia el señor Baan. Siento haberlo visto en algún lugar, pero no logro recordar donde.

—Kate, ¿te dije que te arreglaras? —dice mi padre uniéndose.

Mi madre esconde su tristeza, ella esta hermosa, esta tan bien arreglada como cuando teníamos dinero.

—Anwen, por fin me sirves de algo —sonríe mi padre.

Camino lentamente seguida de mi padre que para el día de hoy no ha bebido ni una sola gota de whisky, y eso es tan sorprendente que hasta pienso en venir cada día a palacio para que él al fin deje el alcohol.

A medida que nos acercamos al salón donde tendremos la reunión hay una infinidad de cuadros colgados en las paredes blancas, un cuadro en especial llama mi atención, el de la condesa, hermana de la reina, era muy hermosa, ¿cómo se habrá vuelo loca?

Observo con estupor las gigantescas puertas de vidrio que permiten ver los jardines. Existen adornos de oro y candelabros de cristal al igual que un desfile de sirvientes y guardias alrededor.

Nos detenemos frente a una puerta ricamente adornada con ornamentos plateados y dorados.

Quiero escapar, pero no puedo. Camino cabizbaja.

—Ante ustedes la Familia Real —anuncia uno de los ahí presentes.

Hago la reverencia requerida en estos casos y levanto la mirada.

Reconozco inmediatamente a él rey y a la reina con un vestido esmeralda y el pelo pelirrojo, en el extremo izquierdo veo una figura vestida con el típico traje de príncipe de color negro y medallas, le miro el rostro, es ¿Holder? y al otro lado de los reyes esta… Andrew, vestido con el mismo traje que Holder ,pero de color blanco.

Mis ojos se abren como las de un búho y me detengo petrificada. Cierro los ojos un momento. Lo que veo tiene que ser un sueño, la añoranza de ver a Andrew me estaba jugando una mala jugada a mi cabeza. Suspiro profundo y vuelvo a abrir los ojos, esta vez observó de arriba abajo un impecable traje blanco de príncipe lleno de medallas y los inconfundibles ojos que siempre me parecieron pacíficos, ahora parecen llenos de tristeza.