Princesa Fugaz (libro 1) (terminado)

Capítulo 10

—Es inapropiado para la futura princesa del país llegar tarde a cualquier cita o reunión en la que se espera su presencia.

Apenas logro oír lo que la señora Donovan dice, las cortinas de mi habitación se abren de par en par.

—Obliguen a levantarse a Lady Anwen —ordena seriamente.

Logro ponerme de pie, Dora una de mis doncellas me pone las pantuflas de color crema, y Margarita otra de mis doncellas me acomoda el pelo.

Me doy una ducha rápida, me pongo el vestido rosa que han elegido para mí y salgo del cuarto de baño.

Un grupo del personal asignado especialmente para mi imagen entra en la habitación y comienza a maquillarme, lo mismo de cada día.

El grupo de modistas se abalanza a mi alrededor para acomodar el vestido mejor.

—Horroroso —dice la señora Donovan—, esas cicatrices de tu espalda no desaparecen a pesar de los tratamientos que le hicimos a lo largo de este mes.

Hace una señal para que alguien se acerque.

—Maquíllale esas cicatrices y —se dirige a todo el personal— de ahora en adelante los vestidos serán con la espalda completamente cubierta, solo se utilizará vestidos más escotados cuando yo se los ordene.

Todos asienten.

Suspiro, cierro los ojos y permito que hagan con mi apariencia lo que quieran.

—Señora Donovan —se acerca uno de los modistas a mi asesora—, la señorita Anwen a adelgazado aún más.

Los pasos de la señora Donovan se hacen más cercanos. Ella se detiene frente a mí.

Abro los ojos, el personal de imagen ya a terminado.

—La próxima vez que planee hacer dieta, infórmelo, alguien que se casara con la realeza no puede caminar por ahí con trajes que no le quepan.

Asiento.

Veo mi figura en el espejo mientras me hacen los últimos arreglos, no parezco yo, antes tenía muchas más imperfecciones en mi rostro y estas casi ya no existen, además, acaricio la tela del fino vestido, nunca tenía la cantidad de vestidos que tengo ahora.

—Tus maestros de historia me informan que has sido una alumna diligente, además que… —revisa en su tableta— los maestros de etiqueta dicen que no mostraron problemas al ensañarte lo adecuado. En cambio, la maestra de danza dice que tienes dos pies izquierdos.

—No puedo ensayar muy bien un vals yo sola. Holder no se a aparecido.

La señora Donovan me mira ofendida.

—Sus Altezas Reales, el Príncipe Andrew y el Príncipe Holder llegaron el día de ayer a el palacio…

¿Andrew ya estaba aquí? Un mes sin él, un mes en el que seguía aferrándome a él.

—¿Puedo ir a verlo? —digo emocionada e intento ir a verlo.

—¿Acaso olvidó lo que le dijo a Su Alteza antes de que se vaya de viaje?

Me quedo quieta, la sonrisa de mi rostro se borra.

¿Si la recordaba? Claro que lo hacía.

 

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—¡Señorita Anwen, regrese aquí!

Grita a mis espaldas la señora Donovan

No la oigo, salgo corriendo hacia el montón de árboles que hay junto al palacio.

Quiero esta última vez sentirme libre y poder sentir el campo en mis pies, además de sentir la brisa en mi rostro.

Me quito los zapatos que me han puesto inmediatamente después de mostrarme mi habitación.

Giro sobre mis pies, el aroma de la libertad y las cosquillas del césped en pies me roban una sonrisa.

—¿Anwen?

Su voz hace que mi cuerpo entero se emocione, me giro.

Le miro, con los ojos brillosos.

Analizo su mirada, su rostro. Él sigue siendo el mismo, pero ya no es alguien alcanzable para mí. Apenas el día de ayer planeaba darme una oportunidad de amar a su lado y hoy, hoy yo estaba prometida a su hermano y él, mi Andrew estaba destinado a ser el rey.

No, eAndrew ya nunca podría ser mío. Él ahora le pertenecía a Evangeline.

Mi sonrisa se borra.

—¿Qué quieres? —intento parecer fría, intento parecer que no siento nada cuando en realidad siento todo.

La luz de la luna llena nos ilumina

—Quiero que me digas que me quede, que me quede a tu lado.

Contento la respiración.

Quiero decirle lo que quiere oír, pero no puedo, tengo que cuidar a mi madre.

—Nunca nos pertenecimos, debes de permanecer al lado de Evangeline y yo al lado de Holder.

—Si me dices que me quede a tu lado, yo cumpliré mi promesa.

—¿Una promesa que hicieron dos niños que nos sabían nada de la vida?



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En el texto hay: principes, primer amor, insituto

Editado: 31.12.2022

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